Abre en Córdoba el 'glamping' La Dehesa, el primer camping con glamour de España

Hostelería singular

El establecimiento, ubicado en una finca de Adamuz, en plena Sierra Morena, es "único en el mundo"

Por el recinto circulan únicamente buggies eléctricos y solo se sirve comida de kilómetro cero

Una de las tiendas del 'glamping' La Dehesa de Córdoba. / El Día

¿Es posible disfrutar de la experiencia de dormir bajo las estrellas, en plena naturaleza, sin renunciar a las comodidades de un hotel? Parece difícil, pero en la provincia de Córdoba acaba de abrir un establecimiento único que lo hace realidad: es el glampingLa Dehesa Experiences, el primer "camping con glamour" de España. Ubicado en la finca Las Yegüerizas de Adamuz, en plena Sierra Morena cordobesa, el proyecto es el resultado de varios años de gestiones, conversaciones, ideas y viajes de Jorge Sánchez y Rafael Ceballos, un gallego y un adamuceño que se conocieron en Irlanda del Norte durante una beca Leonardo.

"Somos dos personas muy inquietas, a las que nos gusta el mundo empresarial. Y Rafa, a través de su trabajo, conoció este movimiento, que tiene mucha fuerza en Estados Unidos. Empezamos a desarrollar el proyecto, a pensarlo, a hacer todos los trámites. Se unió su hermano, Andrés Jesús Ceballos, y ya es una realidad", cuenta el propio Jorge Sánchez, capaz de condensar en apenas un minuto una iniciativa que es el fruto de varios años de trabajo. La Junta de Andalucía acaba de aprobar una ayuda de 120.000 euros del programa europeo Leader, con la gestión del Grupo de Desarrollo Rural (GDR) Sierra Morena.

Las Dehesas Experiences nace como un camping, pero un camping en el que no hay duchas compartidas, cocinas de gas ni colchonetas. Aquí lo que impera es el "glamour", explica Sánchez. De ahí lo de glamping, un término con gran raigambre en Estados Unidos, los países nórdicos, Reino Unido o Australia que combina la exclusividad y la comodidad con el contacto con la naturaleza. En Portugal, el Sur de Francia o incluso España se han puesto en marcha algunas experiencias de alojamiento en burbujas, cabañas en los árboles o yurtas, pero -asegura Sánchez- no pueden llevar la etiqueta de glamping "por falta de glamour". Porque el lujo, la exclusividad, lo único, lo irrepetible, al fin y al cabo, es lo que los diferencia. No cruzarte con vecinos a la hora del desayuno. Pasear a solas por la dehesa. Contemplar las estrellas por la noche con una copa de vino con la naturaleza como banda sonora.

Todo aquí está cuidado al máximo, nada es casual, explica. Para empezar, la ubicación: una finca de 27 hectáreas en la que se han instalado, dispersas por todo el recinto, para asegurar la privacidad, seis tiendas tipo safari sobre plataformas de madera de 115 metros cuadrados con terraza y piscina propia. Se elevan a cinco metros de altura, para aprovechar las copas de los árboles, y los únicos materiales constructivos son madera de castaño y pino, cristal y lona, que es lo que le da la "apariencia y singularidad de safari". Así, además, "se genera una cámara de aire que regula las temperaturas". Por dentro, el mobiliario es "rompedor, diferente", y el listado de servicios incluye wifi, smart tv, cafetera eléctrica o vinoteca.

Panorámica del 'glamping' La Dehesa, en Adamuz. / El Día

Una de las premisas del proyecto, desde el principio, ha sido la sostenibilidad. "No se ha utilizado cemento y no se ha cortado ni un solo árbol. La energía procede de placas, contamos con un pozo de agua natural y los caminos están indicados con balizas solares", detalla. En el interior del recinto, además, está prohibido el acceso de vehículos. Los clientes aparcan en la entrada y el personal los traslada en buggy eléctrico hasta su cabaña. Es el mismo sistema en el que se sirven las comidas, porque los alojamientos no están preparados para que el cliente cocine. Y esa que la experiencia completa incluye los productos de kilómetros cero, proveedores locales y un catering de la zona para los desayunos, almuerzos y cenas.

El resultado son "alojamientos muy exclusivos, únicos en el mundo tal y como los tenemos planteados". De las seis cabañas, cuatro son junior suites para familias y dos suites para parejas. La pregunta del millón: ¿cuánto hay que pagar por dormir aquí? "Depende de la época, pero ahora mismo se está comercializando desde 250 euros la noche", responde el propietario. Y subraya: "No es alojarse en un camping ni en un hotel. Es una experiencia que empieza en el momento de la llegada".

El 'glamping', cosa de reyes en su origen

Aunque en España es bastante desconocido, el glamping, glamorous camping, boutique camping, luxury camping, comfy camping e incluso posh camping es un fenómeno global que combina la experiencia de acampar al aire libre con el lujo y las condiciones propias de los mejores hoteles. El término, acuñado a finales del siglo XIX, es una fusión de las palabras glamour y camping, y consiste básicamente en disfrutar de la naturaleza y la libertad que proporciona la acampada, sin renunciar por ello a las comodidades y los atractivos de los alojamientos más sofisticados, explica Jorge Sánchez.

Como técnica comercial, surgió a finales del siglo XIX de la mano de exploradores británicos como Gordon Laing, Verney Lovett Cameron o David Livingstone, que abrieron las puertas del turismo al continente africano. Sin embargo, los orígenes son aún más antiguos y se remontan a reyes y reinos de siglos atrás, cuando surgió la necesidad de viajar, ya sea para visitar a regiones bajo su dominio, para conquistar terrenos nuevos o liderar a sus ejércitos de guerra. La tienda del rey, transportable en su totalidad a la espalda de animales de carga hacia su próximo destino, contaba con todas las comodidades y atractivos del palacio mismo.

Los otomanos, en torno al año 200 antes de Cristo, ya utilizaban las tiendas de campaña para ceremonias culturales. Las primeras tiendas transportables fueron construidas para la comodidad del sultán durante sus viajes. Y no escatimaban en lujo: los tejidos de seda, bordados, alfombras y mobiliario son aportaciones otomanas al concepto del glamping que ahora se conoce.

Las primeras descripciones de palacios móviles aparecieron a mano de los europeos que viajaron a Asia Central durante la Edad Media. Las tiendas, que inicialmente fueron usadas como simples refugios por los pueblos nómadas, pronto se convirtieron en verdaderas obras de arte. En la época de Gengis Kan —el conquistador mongol—, llegó a haber verdaderos palacios móviles, aún más impresionantes si se trataba de acampadas imperiales con miles de tiendas. Los imperial camps incluían varias mezquitas, a modo de una ciudad. Las decoraciones de las tiendas-palacios mogolas dependían del gusto personal de su dueño y de la cantidad de dinero invertida, pero las características comunes eran, indudablemente, los trabajos textiles, sus bordados dorados y el impresionante colorido de sus interiores.

En busca de experiencias

Detalle de la terraza de un alojamiento. / El Día

Ha llovido mucho desde entonces y ahora, más que ostentación, lo que se busca es vivir la experiencia. Vivir, básicamente, después de todas las restricciones impuestas por la pandemia. Y, para disfrutar de todo lo que ofrece la Sierra Morena cordobesa, La Dehesa Experiences ofrece cuatro grandes bloques de experiencias, "para todos los gustos", explica Jorge Sánchez. En primer lugar, existe la posibilidad de disfrutar de distintas aventuras, para lo cual se cuenta con proveedores locales que ofrecen safaris fotográficos, descenso en kayak o vuelos de realidad virtual con dron.

Quien disfrute más con la gastronomía, la provincia de Córdoba es rica de posibilidades. Desde catas de vino o aceite, a embutidos ibéricos o rutas culinarias. Un tercer bloque son las experiencias culturales, con visitas guiadas a los municipios cercanos; por último, experiencias de bienestar, con la posibilidad de contratar masajes o distintas terapias.

Desde que La Dehesa Experiences abrió en mayo, el propietario asegura que la respuesta está siendo "abrumadora". Todos los fines de semana de junio están reservados, y empiezan a completarse los de julio y agosto. Los clientes llegan de Córdoba, Andalucía o Madrid, utilizando el AVE o en vehículo propio. Algunas experiencias disfrutadas en este rincón de Córdoba de atardeceres majestuosos empiezan a asomarse a las redes sociales para envidia de los demás, aunque lo importante, como en cualquier viaje, es vivirlo.

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