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La ermita-santuario de la Virgen de la Estrella de Villa del Río, gracias a la labor conjunta del Ayuntamiento y la Hermandad en el largo camino para ser declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Monumento, guarda en su interior no pocos tesoros. Dos óleos de la Dolorosa y la Inmaculada fechados en el siglo XVIII, una imagen de San Juanito del XIX o incluso las obras de los pintores locales Pedro Bueno (Santa Ana y la Virgen niña, de 1978) y Blas Moyano (La ascensión y San Francisco con los animales) comparten lugar en la única nave del templo con una verdadera joya, no solo del inmueble, sino también de todo el Barroco Cordobés: el retablo mayor primitivo.
Porque ese altar, restaurado en dos ocasiones con distinta suerte tras el expolio sufrido durante la Guerra Civil, está fechado en 1779 y es obra del gran retablista y escultor cordobés Alonso Gómez de Sandoval (1713-1801), tal y como lo recogen diversos documentos aportados por el Archivo del Obispado de Córdoba, datados también en 1779 y que dan una nueva dimensión a una obra de la que solo se ha conseguido mantener el ático, si bien la reconstrucción actual, realizada entre 2001 y 2006 por Rafael Valverde Luján y Manuel Valverde Serrano, se hizo teniendo como referencias fotos del primitivo, por lo que se ajusta al trazado original y se aleja de la primera restauración de 1939-1940.
Este hallazgo es obra del investigador local y licenciado en Geografía e Historia Francisco Javier Luna Mantas que aparece recogido en el último cuaderno El Amanecer, en el que toma el testigo de los Cronistas, Hijos Predilectos y Medallas de Oro de la Villa Catalina Sánchez y Francisco Pinilla –ya fallecido–, que publicaron los 15 anteriores entre 2005 y 2021. La publicación está gestionada por el Ayuntamiento y liderada por el alcalde, Emilio Monterroso, y el concejal de Festejos y Hacienda, Ginés Delgado, que como responsables municipales se encargan de su divulgación.
Un escrito en el que Luna recuerda el estudio y análisis de los historiadores Manuel Nieto Cumplido y María de los Ángeles Raya, publicado en 1995 coincidiendo con la Coronación de la Virgen de la Estrella, y que lleva por nombre Nuestra Señora de la Estrella. Patrona de Villa del Río. Historia y documento. En el mismo, “la traza, si no ejecución” del retablo se otorga al francés Miguel Verdiguier, si bien el investigador villarrense hace hincapié en lo “complicada” que era la segunda mitad del siglo XVIII para fijar la titularidad de las obras por la “confluencia de estilos, las innovaciones traídas desde el extranjero por nuevos autores y su influencia sobre los maestros españoles”.
Según recupera El Amanecer tomando como referencia la obra de Nieto Cumplido y Raya, que traza un análisis exhaustivo de todas las características del retablo, los historiadores consideran que la obra “debió realizarse hacia 1770” y añaden que “su estética e incluso su decoración, a base de una talla adventicia, son diferentes a lo que habitualmente estamos acostumbrados a ver en el área de Córdoba”. De este modo, inciden en que el altar de la ermita-santuario de la Virgen de la Estrella de Villa del Río “está a caballo entre los últimos conatos del Rococó y los inicios del Neoclasicismo, cuando aún no se ha abandonado totalmente el espíritu del Barroco”, detalle clave, el de la fijación de los estilos, para estudios posteriores no solo de este retablo, sino de otros.
Y todo eso les lleva directamente a “la figura de un maestro que trabaja en Córdoba por estos años, Miguel Verdiguier, cuyo quehacer artístico no está muy estudiado, pero que cuando llega a nuestra ciudad tiene adquirido un lenguaje formal que es distinto a lo que aquí se está haciendo y que muestra una serie de caracteres que hacen pensar en su país de origen y que él adopta a la estética cordobesa”. “Esta dialéctica es la que se aprecia en el retablo de la ermita de Nuestra Señora de la Estrella por lo que nos atrevemos a atribuir a este maestro, al menos, su traza si no su ejecución”, continúan.
Un detalle este último que documentos procedentes del Obispado entregados ya a inicios de 2020 al cura párroco de Villa del Río, Manuel Tirado, y al presidente de la Hermandad de la Virgen de la Estrella, Miguel Cachinero, terminan por desechar, descubriendo un nuevo autor. Es Alonso Gómez de Sandoval, que como recoge la tesis de Antonio Gómez Guillamón fue “coétaneo” de Verdiguier y Devreton y acusó “una evolución de su estilo que va del Barroco tradicional a un Neoclasicismo” marcado por estos dos autores galos, lo que puede “haber sido motivo de confusión a la hora de precisar autorías”.
De esta manera, los textos aportados por el Archivo del Obispado atribuyen el diseño y el inicio de la ejecución de la obra, si bien no confirman que llegara a finalizarla, al genial retablista y escultor cordobés, “un autor camaleónico que trabajó todos los estilos de la segunda mitad del siglo XVIII”, y cuya firma aparece, entre otras obras, en el San Rafael de la Iglesia del Juramento y del retablo de la iglesia de la Merced, ambos en la capital.
Los documentos que refrendan este importante hallazgo, en los que Francisco Javier Luna ha tenido la colaboración del historiador carloteño Antonio Martínez Castro para su transcripción, arrancan el 22 de febrero de 1779 cuando Felipe Escanero, secretario del obispo Baltasar Yusta, confirma a Francisco Muñoz Cobo, vicario, rector y cura de la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción en Villa del Río, la llegada del maestro (retablista) con la planta (diseño) para la ejecución del retablo.
La respuesta, tres días más tarde, no puede ser más concluyente: “Alonso Gómez de Sandoval acudió a Villa del Río con el diseño del retablo y, al registrarlo en el lugar de su ubicación, se dio cuenta que no era correcto, ya que dicho proyecto lo realizó sin acudir a su emplazamiento y sin realizar medición, por lo cual realizaría otro boceto”. Algo que no causó prejuicio alguno por “el deseo de la Cofradía y el pueblo de ver terminado el retablo, ya que la Virgen de la Estrella es el consuelo de todos y anhelan un retablo digno pese a que su precio se incremente más de lo que pensaban gastar”, pidiendo los vecinos, como recoge un texto posterior, que la corrección y ese nuevo proyecto “no supere los 2.000 reales”.
Ya a 16 de septiembre de ese mismo año, una nueva correspondencia entre Muñoz Cobo y Escanero recuerda que Alonso Gómez de Sandoval “parece va faltando” -véase el documento superior- al compromiso de tenerlo acabado el 6 de septiembre, en vísperas de la festividad de la Estrella –se celebra el día 8 del mismo mes–, sin contestar a las cartas remitidas y pidiendo, por tanto, su mediación para que “el asunto” se termine. Datos estos que refuerzan más si cabe la participación del retablista en la obra; no los hay, por contra, de si llegó a concluirla, aunque como recuerda el investigador Francisco Javier Luna “en esa época los maestros ejecutaban y se ligaban a las obras mediante un contrato y quien no cumple no percibe el estipendio reflejado”, lo que a su juicio incita a pensar que además de en el diseño y el inicio, el cordobés también estuvo en la finalización del mismo.
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