Cabalgatas de Reyes Magos en los municipios de Córdoba: Mil maneras de repartir esperanza
Provincia
Los cortejos, muy limitados por la pandemia de covid-19, han resultado muy imaginativos
En Iznájar han llegado en lancha, en sidecar en Aguilar, en motos en La Guijarrosa...
FOTOGALERÍA: Las cabalgatas de Reyes en la provincia de Córdoba
En coche de época, en lancha motora, en sidecar, en moto, en carruaje, en tractor o a pie. Los Reyes Magos han utilizado este año su ingenio al máximo para llegar a todos los rincones de la provincia de Córdoba. Reducidos los cortejos a la mínima expresión, y sin poder repartir caramelos o juguetes por las medidas sanitarias a las que obliga la pandemia de coronavirus, la tarea de Sus Majestades ha sido sin embargo titánica. Porque la esperanza y la ilusión que han distribuido por todos los rincones de la provincia, como los repartidores de Amazon más avezados, se ha convertido en un importante asidero para los más pequeños y también para los mayores, más potente incluso que la vacuna.
Tras meses de abrazos invisibles e incómodas distancias de seguridad, se han intuido sonrisas al otro lado de las mascarillas. Los reyes han visitado residencias de mayores, centros de salud, hospitales, casas particulares, ayuntamientos. En muchos municipios, han llamado puerta a puerta para repartir pequeños obsequios y un poco de esperanza, que al final ha sido lo más importante en una jornada extraña, de un frío helador.
Las restricciones imperantes han obligado a tirar de imaginación. Y el restulado ha sido sorprendente, con cortejos muy imaginativos, como no se recordaban: en Iznájar han cruzado el pantano en lancha motoro hasta llegar a la playa de Valdearenas; en Aguilar de la Frontera se han desplazado con sidecares; en La Guijarrosa han cambiado los camellos por las motos; en Pozoblanco e Hinojosa del Duque han escogido coches de época; carruajes han recorrido Montilla y Peñarroya-Pueblonuevo, y en Los Blázquez un carbonero con la cara tiznada ha repartido carbón entre los niños que se han portado mal, aunque posiblemente haya tenido que quedarse toda la mercancía.
Por una jornada, se ha vivido algo parecido a la antigua normalidad, que es lo mejor que pueden traer Sus Majestades en este año 2021 esperanzador. Ha habido detalles sin embargo que han delatado que todavía queda un trecho por recorrer para que el día de Reyes, el más esperado en todos los hogares, sea como los de antes: las barbas colgando entre las mascarillas, los pajes con los rostros cubiertos, el miedo a recibir un apretón de más, las hileras de niños perfectamente ordenados que han aguardado su turno con estoicismo para encontrarse con los magos, allá donde se han atrevido a que este momento sea posible. En alguna carta, seguro, se ha colado la petición de un día de Reyes como los de antes, con sus caramelos, sus jaleos y sus apretones. Habrá que esperar a 2022.
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