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Hornachuelos
La ampliación del centro de almacenamiento de residuos nucleares de media y baja intensidad de El Cabril (Hornachuelos) se da por hecha desde hace tiempo. No obstante, una de las dudas era saber cuándo y en qué consistiría esa modificación del espacio localizado en la Sierra de Albarrana. Enresa, empresa pública que gestiona este complejo, ha guardado silencio al respecto hasta ahora, entre otras cosas porque cualquier alteración de El Cabril está ligada al calendario de cierre de las centrales nucleares en activo que hay en España.
Pero una vez que el Gobierno y las eléctricas han acordado el desmantelamiento de las nucleares, Enresa se ha puesto a trabajar de inmediato en la ampliación de El Cabril. Así, la propia entidad gestora ha confirmado a el Día que “se está trabajando” en el diseño de una nueva plataforma para residuos nucleares de media y baja, que tendría 12 celdas de almacenamiento y “cuya entrada en operación se prevé en torno a 2028”. Esto quiere decir que el objetivo de El Cabril es que esa nueva zona para guardar basura nuclear esté en consonancia con las fechas marcadas para el cierre de las centrales nucleares, ya que las dos primeras (Almaraz I y Almaraz II) tienen que estar clausuradas entre noviembre de 2027 y octubre de 2028, según los planes del Ejecutivo central con las eléctricas.
Para el almacenamiento definitivo de los residuos de baja y media actividad, El Cabril cuenta actualmente con una capacidad de almacenamiento acondicionado de unos 50.000 metros cúbicos y dispone de 28 celdas. No obstante, casi el 80% de ese espacio está ya ocupado, por lo que Enresa considera necesaria la ampliación para poder tratar y guardar los restos generen las centrales nucleares –y otros operadores– una vez que se desmantelen.
Uno de los primeros pasos para poder llevar a cabo este aumento de la capacidad del centro es el proyecto de preparación y elaboración de la documentación necesaria para la evaluación ambiental de la ampliación de El Cabril, una iniciativa cuya contratación ya está en marcha y para la que Enresa ha previsto un presupuesto de 324.000 euros.
Lo que sí ha querido dejar claro la entidad gestora es que esta modificación del complejo de la Sierra de Albarrana afectará a los residuos de media y baja actividad, ya que para los denominados como de muy baja actividad no hay problemas de espacio porque solo se han construido dos de las cuatro celdas autorizadas. La guía para ordenar la gestión de este tipo de restos se establece en el Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR)) que aprueba el Gobierno y que en el caso de España está en vigor el sexto plan.
No obstante, se encuentra en tramitación el séptimo PGRR – aún en borrador–, si bien en ambos documentos se establece la necesidad de construir nuevas celdas de media y baja actividad en El Cabril entre los años 2025 y 2030, con lo que la ampliación ahora en marcha está dentro de la horquilla temporal que marcan esos planes.
El centro de almacenamiento de residuos nucleares de Hornachuelos es el único existente en España, de ahí que la empresa gestora defienda que “El Cabril, en la provincia de Córdoba, es parte esencial del sistema nacional de gestión de los residuos de media y baja actividad (RBMA) y constituye el eje del mismo; tiene como objetivo fundamental el almacenamiento definitivo de este tipo de residuos en forma sólida, aunque también cuenta con diversas capacidades tecnológicas, incluyendo instalaciones de tratamiento y acondicionamiento”.
Así, Enresa también ha precisado a este periódico que en las líneas estratégicas del Plan General de Residuos Radiactivos se establece que “el primer objetivo consiste en la continuación de la operación normal de la gestión integral de los residuos, incluyendo el control, la aceptación, la retirada y el transporte hasta El Cabril de los residuos de baja y media actividad, así como el funcionamiento de esta instalación en condiciones de seguridad para los trabajadores, el público y el medio ambiente”.
Además de los operadores –como hospitales o empresas– que generan residuos radiactivos, en El Cabril se están almacenando los restos que llegan de la central José Cabrera, en Guadalajara, que se desactivó hace algunos años. Ahora quedan en producción siete centrales más, de manera que Almaraz I y II deben estar apagadas entre 2007 y 2028, en el ejercicio 2030 le tocará el turno a las de Ascó I y Cofrentes; para 2032 se prevé el cierre de Ascó II, y en 2035 toman el relevo las de Vandellós II y Trillo, según el calendario del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco).
En cuanto a la obtención de los permisos para poder llevar a cabo la ampliación de El Cabril, desde el órgano gestor se ha indicado que “se concibe como una modificación de diseño de la instalación”, sujeta a autorización del Miteco, previa evaluación de impacto ambiental e informe del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Las mismas fuentes han indicado que, “por supuesto, como ha venido haciendo en todo momento con las construcciones existentes, Enresa solicitará con la debida antelación todas las autorizaciones que sean preceptivas, cumpliendo estrictamente la normativa vigente en todos los ámbitos”.
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