Cordobeses, Franco ha vuelto
Puerto del Calatraveño
La Diputación ha aprobado, gracias a una iniciativa del PSOE e IU, pedir a la familia de Francisco Franco que devuelva la primera Medalla de Oro de la Provincia que se le otorgó en 1961 al dictador

LAS manos unidas, la ouija preparada, las piernas con tembleques y la luz del salón de plenos de la Diputación apagada mientras una leve claridad entra por las ventanas para dejar en penumbra una sesión en la que el equipo de gobierno socialista ha echado mano de Aramís Fuster, Rappel y Octavio Acebes para que actúen como médium. Saben que con uno sólo de estos amigos de lo paranormal presidiendo la sesión es difícil que quien en su día acuñó el lema de Una, grande y libre despierte de su sueño eterno. Si hay que hacer espiritismo a lo bestia para que Francisco Franco devuelva la primera medalla de oro concedida por la institución allá por la década prodigiosa y que le otorgó la distinción de hijo predilecto de la provincia, pues se hace.
Eso sí, le piden a los visionarios de la bola de cristal empañada que hagan lo posible por que la vuelta sea fugaz, tan sólo para dejar la condecoración, no sea que le de por quedarse. Es lo menos que podemos hacer por las víctimas de la sublevación militar y de la represión dictatorial, que también se merecen un homenaje que nunca tuvieron, piensan los políticamente de izquierdas. No obstante, las invocaciones de Aramís, Rappel y Octavio continúan sin dar su fruto. El cable de manos unidas que debe encender la chispa de esa vuelta de las tinieblas está cortado por el lado del PP.
"Paco, manifiéstate" y Paco no se manifiesta. Los populares no tienen enlazados sus dedos con los de Izquierda Unida. Piensan que con lo que está cayendo no está la cosa para espiritismos de vuelta de medalla, sino para invocaciones que creen empleo, según dicen. Los políticamente de izquierdas desconfían de esas apreciaciones. Están más que convencidos de que el nerviosismo de los populares es por algo más que el temor de ver un espíritu a caballo. En ese momento, el artilugio de la ouija comienza a danzar como un loco para formar las palabras Cabello de Alba. Curiosa coincidencia. Es el apellido del secretario provincial del PP. "Cabello de Alba, manifiéstate" y un hologrameado Cabello de Alba -Rafael que no Federico- se manifiesta.
Rafael fue el presidente de la Diputación que colgó en el cuello de Franco la medalla de la discordia allá por 1961. Ahora le piden que se la quite, pero Franco continúa resistiéndose a las reiteradas llamadas de la terna parapsicológicamente por definir. "Paco, manifiéstate", y Paco sigue sin manifestarse mientras que a todos empiezan ya a fallarle las fuerzas hasta el punto de pensar en una nueva sesión dirigida, producida y hasta guionizada por la Bruja Lola que no condene la iniciativa a la demencia senil histórica.
Por enésima vez vuelve la invocación con un "venga Paco, no te hagas el remolón y devuélvenos la medalla. Total, tu ya para qué la quieres"; y Paco sigue sin venir, pero algunas sillas en las que están sentados socialistas empiezan a moverse hasta casi tirar a más de uno. El tembleque en las piernas se hace más visible. Los efectos neuronales se siente más mientras que a los políticamente de izquierdas el corazón les habla de que las sillas se mueven porque desde el mas allá y desde el más acá hay quien no está de acuerdo con esa manera de honrar a las víctimas de la represión.
El trance se apodera de Aramís, los cuadros, incluido el del Rey, empiezan a girar como molinos de viento y la televisión que hay en el plenario se enciende en una especie de poltergeist que deja a todos con los ojos entreabiertos. Una imagen en glorioso blanco y negro se divisa en ella para anunciar algo que muchos esperaban y que otros muchos nunca desearon. Es el espíritu del ex presidente del Gobierno Carlos Arias Navarro. Con voz tenue y entrecortada musita un "Españoles, Franco ha muerto, digo... cordobeses, Franco ha vuelto".
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