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El Puente de Mayo ha tenido como culmen en Los Pedroches la celebración de un buen número de romerías, entre ellas la que se vive en Torrecampo en honor a la Virgen de Veredas, una de las fiestas más peculiares de la zona Norte de Córdoba y que volvió a reunir a miles de personas en el entorno del río Guadamora, donde la tradición y la devoción se dan la mano. El tiempo primaveral invitó a los fieles a meterse bajo las andas de la Virgen en su recorrido por los alrededores de las ermita, allá donde las tierras de Córdoba y Ciudad Real se dan la mano y donde el cauce del río marca los lugares en los que acampar con familiares y amigos en un día de fiesta que fue multitudinario.
Según la leyenda, un primero de mayo de finales del siglo XV un pastor de Torrecampo que guardaba su ganado en las veredas pastoriles de la Mesta, a orillas del Guadamora, encontró en una cavidad entre las rocas una imagen de la Virgen. Inmediatamente la metió en su zurrón y se dirigió al pueblo para mostrar su hallazgo: cuál sería su sorpresa que al abrir el zurrón la Virgen había desaparecido. El pastor se dirigió nuevamente al lugar del encuentro, donde encontró nuevamente la imagen. Actuó de la misma forma hasta tres veces, por lo que los vecinos concluyeron que la Virgen quería permanecer allí y construyeron la ermita.
En Villaralto, los vecinos festejaron a la Divina Pastora y en Dos Torres, la devoción se vuelca con la Virgen de Loreto. En Hinojosa del Duque y Fuente la Lancha, los romeros también han revivido durante todo este primer fin de semana de mayo los rituales de homenaje en torno a la Virgen de Guía, una de las advocaciones más antiguas de la comarca de Los Pedroches. Bajo un sol espléndido, los actos dieron comienzo en la tarde del sábado, cuando la hermandad hinojoseña se desplazó hasta la ermita situada en Villanueva del Duque para trasladar a la imagen hasta la vecina localidad de Fuente la Lancha.
En la zona conocida como el Calvario, se producía la entrega de la imagen a los integrantes de la cofradía de esta pequeña localidad, para iniciar un recorrido que conduciría a la patrona hasta la parroquia de Santa Catalina. En el Calvario, los lanchegos rinden tributo a su patrona a través de una ceremonia de inclinaciones del estandarte y rezos para su posterior nombramiento como alcaldesa de la localidad. Con la llegada de la noche, la Virgen de Guía se adentraba en la dehesa para ser honrada en la ermita de Santo Domingo.
Tras una mañana de domingo protagonizada por los actos religiosos, a las 17:30, como regulan los estatutos, Fuente la Lancha entregaba la imagen a la hermandad hinojoseña, que se convertía de esta manera en depositaria de la Virgen de Guía hasta el próximo 14 de agosto, cuando volverá a su ermita en Villanueva del Duque. Junto a Hinojosa, y en plena dehesa municipal, la Virgen recibe el homenaje de los romeros, que han esperado este momento desde hace un año. Hornazos de fideos y roscos acompañan el caminar de los devotos hasta la Catedral de la Sierra, convertida de esta forma en centro de devoción mariana para los habitantes de los pueblos que honran a esta advocación.
La tradición cuenta que esta devoción y sus rituales de celebración tuvieron su origen durante el siglo XIII, cuando fueron reconquistadas estas tierras. Al separarse cuatro caballeros que adoraban a una imagen de pequeñas dimensiones que portaban en un zurrón, decidieron erigir una ermita en un punto central, regulando del mismo modo el tiempo que la imagen permanecería en poder de cada uno en su respectiva localidad. Ésta es la versión de uno de los cuatro mitos existentes sobre el origen de una advocación que es compartida por cinco localidades.
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