Encuentran los cadáveres de tres maquis fusilados en Belmez en 1949
El Foro por la Memoria Histórica de Córdoba localiza los restos de estos tres guerrilleros tras más de un mes de búsqueda · Uno de los ajusticidados fue un alto responsable del PCE en la clandestinidad
La historia del maquis en Córdoba no es una leyenda. Los huesos de tres guerrilleros y militantes del PCE son los mejores exponentes de su realidad. Tras un intenso rastreo y más de un mes de trabajo, el Foro por la Memoria Histórica de Córdoba ha localizado en el cementerio municipal de Belmez los cadáveres de tres guerrilleros capturados por la Guardia Civil y fusilados el 22 de octubre de 1949, una década después que acabara la Guerra Civil e incluso cuatro años más tarde de que concluyera la Segunda Guerra Mundial.
En concreto, la excavación comenzó el pasado 4 de abril y no dio sus primeros frutos hasta este sábado. Ayer, los voluntarios del Foro por la Memoria Histórica todavía trabajaban en la fosa común en la que reposan estos tres cadáveres. En la zanja, ya habían desenterrado tres cráneos y parte de los tres cuerpos. También habían hallado algunos objetos personales de los fallecidos, como una cartera o un lápiz. Según el Foro por la Memoria, los huesos corresponden a los cadáveres de Manuel López González alias Paco Peñaflor o Solitario, que era oriundo de Villanueva del Rey y que tenía 35 años cuando fue fusilado; Antonio Vargas Montes, nacido en Santa Cruz de Tenerife, residente en Sevilla y un histórico militante del PCE en la clandestinidad que tenía 29 años cuando fue capturado; y Alejandro Escribano Cobos, de 27 años y vecino de Pedroche. También se busca a un cuarto guerrillero, muerto en un tiroteo con la Guardia Civil un día antes: Benito Calero Fuidia, de 24 años y vecino de Belmez.
El Foro por la Memoria lleva años trabando en la localización de estos tres maquis fusilados. Antes de pasar a la excavación, sus historiadores y juristas han estudiado archivos municipales y de la Guardia Civil e incluso denunciaron el caso en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Peñarroya-Pueblonuevo por un presunto delito de crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, el magistrado decidió que ese delito había prescrito.
Según los documentos y testimonios con los que trabaja el Foro, los tres maquis fusilados formaban parte de una cuadrilla de guerrilleros que luchaba en las sierras del Valle del Guadiato. En la noche del 21 de octubre bajaron hasta Belmez para aprovisionarse. La Guardia Civil les seguía los pasos y los localizaron. Se produjo un tiroteo en el que falleció uno de los maquis, mientras que el resto consiguió huir y abandonar Belmez. Al día siguiente, los tres guerrilleros ahora localizados volvieron al pueblo para intentar camuflarse entre la población, algo habitual entre los maquis de finales de los años 40 y también para establecer contacto con algún enlace en el municipio. Sin embargo, una vez más la Guardia Civil los descubrió y les tendió una emboscada. Según el Foro, los maquis fueron envenenados. Cuando el veneno hizo efecto, fueron capturados, sacados a las afueras del pueblo y fusilados. Ese mismo día, sus cuerpos fueron arrojados a una fosa común en el cementerio de Belmez que gracias a los testimonios de algunos testigos ha podido ser localizada y reabierta.
La esposa del guerrillero Antonio Vargas Montes -que fue secretario de Agitación y Propaganda de un PCE en la clandestinidad- fue la que ya durante el franquismo lideró la localización del cuerpo de su marido. La mujer -recientemente fallecida- consiguió que en 1977 y tras casi 20 años de espera la Guardia Civil le entregara un paquete con los objetos personales de su marido. Ahora han sido los hijos de este matrimonio -Luis y María del Carmen Vargas Gómez- los que han solicitado ayuda al Foro y los que más han trabajado para intentar localizar los restos del cadáver de su padre.
Ahora y una vez rescatados los huesos, el Foro tiene un largo trabajo por delante para identificar los cadáveres de los maquis fusilados y entregarlos a sus familias. De momento, los trabajos avanzan con mucha lentitud por la complejidad de la fosa localizada.
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