Los agentes de la Guardia Civil, guardianes de las noches de fiesta en los pueblos de Córdoba
Seguridad
La institución armada es la responsable de la seguridad en las ferias de los municipios cordobeses, que se celebran durante todo el verano
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Dejar el Mayo Festivo atrás no significa, ni mucho menos, dejar la fiesta a un lado. El verano llega y con él los municipios de la provincia de Córdoba se preparan para celebrar sus citas más importantes y, en ocasiones, más íntimas. Toparse con el vecino en una caseta o conocer en una noche a los vecinos del pueblo de al lado son estampas habituales de esta época del año en la provincia, que llena su calendario estival de ferias, verbenas, veladas o conciertos.
Los controles de alcoholemia y drogas, las revisiones antes de entrar en los recintos feriales y los conocidos como puntos violeta para la atención y ayuda a víctimas de cualquier tipo de agresión sexista completan el panorama. Es la Guardia Civil la responsable de la seguridad ciudadana durante estos encuentros, que no serían lo mismo sin la presencia de los agentes recorriendo el lugar. Son los guardianes en las noches de fiesta.
El despliegue del instituto armado arranca mucho antes de que las ferias se lleven a cabo. Las unidades que tiene la Guardia Civil a lo largo de la provincia, las cinco compañías, y los puestos desplegados por los pueblos, son los encargados de poner sobre la mesa las necesidades de protección y seguridad que tiene cada municipio durante sus fiestas. Así lo explica a El Día el jefe de Operaciones de la Comandancia de la Guardia Civil de Córdoba, Emilio Muñoz, que diseña cada año, junto a sus compañeros, los dispositivos adaptados a cada localidad.
Todas las ferias, fiestas, verbenas o conciertos que se celebran necesitan un dispositivo de seguridad. Los responsables de la localidad son quienes, lógicamente, conocen la naturaleza del municipio y mantienen las relaciones con las policías locales y Protección Civil. Así, todos los agentes de los pueblos se vuelcan en cuidar de los vecinos durante cada cita, que se completa con el apoyo de efectivos desde la Comandancia con sede en Córdoba capital, siempre de acuerdo al número de personas que se prevé que puedan asistir para disfrutar cada una de las fiestas de los pueblos. En torno a 12.000 personas asisten a la de Montilla, por ejemplo, que requiere un dispositivo en el que este año han participado más de 25 agentes de la localidad y un refuerzo desde la Comandancia para un total de 45 componentes.
Y es que en este tipo de citas no solo se controla la población del municipio anfitrión, sino que se pone especial acento a los desplazamientos de las localidades más cercanas, que suelen sumarse a la cita como si de un tour de fiestas se tratara. Pero más allá de evitar, con controles de alcoholemia y drogas, que esos desplazamientos puedan generar problemas de tráfico y desgracias, se busca también evitar peleas, reyertas, agresiones sexuales y hurtos.
Preocupación por las armas blancas
El jefe de Operaciones de la comandancia de la Guardia Civil de Córdoba enumera los delitos más habituales cuando se aglomeran una gran cantidad de personas en espacios reducidos: las agresiones, las lesiones, los hurtos pequeños, de móviles, por ejemplo, que aumentan durante la celebración de ferias, o el consumo de droga y alcohol y coger el coche. Una de las principales actuaciones tiene que ver con detectar drogas, un delito que siempre lleva sanciones, y Muñoz muestra que el instituto armado tiene una especial preocupación "por que no se porten armas, sobre todo armas blancas, que se puedan utilizar si hay altercados entre personas". Los controles de acceso a las ferias son los responsables de evitar esto.
En cuanto al uso de drogas, son las de diseño y las usadas para sumisión química como la burundanga las que más preocupan a la Guardia Civil, aunque no son las más comunes. La marihuana, el hachís y la cocaína son las que más se incautan en este tipo de controles.
Otra gran preocupación son las agresiones sexuales y la violencia de género. Los cordobeses recuerdan especialmente el caso de La Manada de PozoblancoLa Manada, pues todo comenzó en la feria de Torrecampo y se alargó a la madrugada del 1 de mayo de 2016, a punto de amanecer, en un vehículo que se dirigía a Pozoblanco con cinco personas en su interior, cuatro hombres jóvenes y, en el asiento de atrás, entre dos de ellos, una chica de la que abusaron.
En el caso de producirse una agresión de este tipo en el lugar, los primeros agentes que actúan son los de la Unidad de Seguridad Ciudadana. "Lo primero es atender a la víctima, escucharla, acompañarla y que reciba asistencia sanitaria si lo requiere, además de acompañarla a denunciar", explica Emilio Muñoz. A la vez, los agentes comienzan la búsqueda de los sospechosos, de acuerdo a la información que pueda brindar la víctima y los testigos. Una unidad de Investigación especialista en este tipo de delitos se hace cargo de la investigación para detener al autor y ponerlo a disposición judicial. En las estadísticas generales ha habido un ligero aumento de este tipo de delitos en el último año, según informa el jefe de Operaciones.
El año pasado hubo alarma por los pinchazos, que este año, por suerte, no se ha repetido. De todos los casos que se denunciaron, ninguno de ellos llegó a ser confirmado tras las investigaciones, aunque la situación generó una alarma social importante que hizo activar a los cuerpos de seguridad, que recibían numerosas denuncias de intentos de sumisión química en las ferias de los pueblos. "Hechos de mucha gravedad no se están produciendo este año", indica Muñoz.
Asimismo, los cordobeses están cada vez más concienciados sobre el bienestar animal, pero en años anteriores la Guardia Civil llegó a identificar personas con animales exóticos, loros o monos, en las inmediaciones de las ferias para cobrar por hacerse fotos con ellos. En estos casos interviene el Seprona.
Son los municipios más grandes, como Puente Genil, Baena, Palma del Río o Montilla, por lógica, en los que hay una mayor incidencia delictiva, aunque "no suelen ser graves".
Agresiones a agentes
Aunque en Córdoba la Guardia Civil "es un cuerpo muy querido y respetado", el contexto de fiesta, con alcohol de por medio, es un caldo de cultivo para peleas, que en ocasiones pueden generar agresiones a los agentes de los cuerpos de seguridad del Estado. La Guardia Civil maneja la situación "con mucha paciencia y mucha mano izquierda", explica Emilio Muñoz, que agrega que el último recurso que emplean es el uso de la fuerza para controlar a las personas que alteran el orden. Un gran porcentaje de estos altercados, sin embargo, "se soluciona solo con la presencia y mucha paciencia".
En este sentido, el instituto armado pide a la ciudadanía poder disfrutar de las fiestas sabiendo que están protegidos por el trabajo de la Guardia Civil, pero "siempre con responsabilidad" y evitando "poner en riesgo nuestra vida y la de otras personas".
El trabajo de la Guardia Civil apenas comienza este verano. En julio ya se celebraron las ferias del Santo de Montilla, la de Villarrubia, la de Hornachuelos, la de Nuestra Señora del Carmen de Alcaracejos, las de Fernán Núñez, Conquista, Cerro Muriano, Villafranca, Castro del Río, El Viso y Santa Cruz.
En agosto será el turno de Jauja, Villanueva de Córdoba, Alcolea, Montalbán, Espiel, Aguilar de la Frontera, La Rambla, Fuente Obejuna, Trassierra, Dos Torres, Zuheros, Carcabuey, Villanueva del Duque, Peñarroya-Pueblonuevo, Puente Genil, Belalcázar, Villanueva del Rey, Fuente Palmera, Hinojosa del Duque, Rute, Palma del Río y Monturque. Asimismo, en septiembre y octubre serán las de Priego de Córdoba, Cabra, Lucena, Villa del Río, Bujalance, Pedro Abad, El Carpio, Iznájar, La Carlota, Pozoblanco, Baena y Montoro.
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