Lope Ruiz, alcalde de Iznájar: "Tenemos 19 aldeas y cada vez es más difícil fijar la población en esos núcleos"
Entrevista
El socialista Lope Ruiz se encuentra en su tercer mandato como regidor, una etapa en la que apuesta por el fomento del desarrollo industrial y la recuperación del turismo, siempre con el objetivo transversal de la lucha contra la despoblación
Lope Ruiz: "Todos los vecinos viven con mucha ilusión la posibilidad de ser el próximo pueblo Ferrero Rocher"
Iznájar, candidato a convertirse en el pueblo Ferrero Rocher en la Navidad de 2023: puedes votar aquí
Iznájar se resiste a ser un pueblo de la España vaciada. Y a luchar contra el fenómeno de la despoblación dedica todos sus esfuerzos su alcalde, el socialista Lope Ruiz, que centrará su tercer mandato en el desarrollo industrial y la recuperación del turismo. Ahora, la posibilidad de convertirse en el pueblo Ferrero Rocher en la próxima Navidad trae ilusiones renovadas a los vecinos. Las votaciones para lograr este hito están abiertas.
-Se encuentra en su tercer mandato, ¿cómo ha cambiado en este tiempo el municipio de Iznájar?
-Durante estos años ha cambiado sobre todo la imagen exterior que se tiene de Iznájar. Ahora somos mucho más conocidos que antes porque se ha trabajado mucho la promoción. Junto a esto, se ha hecho un esfuerzo muy importante en el embellecimiento de los rincones y de las calles del centro, se han reasfaltado y reacondicionado todas las calles y plazas del municipio, y también en las aldeas se han hecho intervenciones importantes. De manera paralela, se ha apostado por el turismo y se ha fomentado la creación de empleo con un impulso a la industria y al comercio. Ha sido un trabajo muy intenso pese a que el pasado mandato estuvo fuertemente marcado por la pandemia y por la guerra en Ucrania.
-¿Cuáles son los objetivos principales para el actual mandato?
-Nuestras prioridades venían definidas en el programa electoral, y básicamente son la creación de empleo y el fomento del desarrollo industrial. El suelo que teníamos se ha ido vendiendo y existe la necesidad de ampliar el polígono; para ello, ya trabajamos de la mano con la Diputación para hacerlo a través del Grupo Cinco. Otro objetivo es la vivienda, y en este sentido avanzamos en dos proyectos. Uno de ellos consiste en la construcción de 33 viviendas en unos terrenos propiedad de la Junta de Andalucía producto del deslinde de una vía pecuaria. Intentamos cerrar un convenio con AVRA. El segundo proyecto se desarrollará en el centro del pueblo, donde hemos comprado un edificio para la construcción de vivienda social. Será una oportunidad para muchos jóvenes que demandan una vivienda para empezar un proyecto de vida independiente. Afianzar el turismo es otro de los grandes objetivos del mandato. Somos el municipio de la provincia con más oferta de alojamiento y hay que seguir trabajando en la promoción y las infraestructuras turísticas. De manera paralela, nos esforzamos por mantener esa red de servicios sociales que presta el Ayuntamiento con fondos que vienen del Gobierno central, la Junta de Andalucía y la Diputación porque nuestro objetivo principal es que nadie se nos quede atrás. Y luego hay un objetivo transversal, que es la lucha contra la despoblación. Tenemos 19 aldeas y cada vez resulta más difícil fijar la población en esos territorios periféricos. Entre todos, tenemos que revertir esa inercia, para lo que necesitamos la ayuda de todas las administraciones.
-¿Qué implica gestionar una localidad con 20 núcleos de población separados?
-Es complicadísimo, porque los criterios de reparto de los fondos públicos, generalmente, se hacen solo teniendo en cuenta el factor del número de vecinos. En Iznájar tenemos 4.000 habitantes, y recibimos los mismos fondos que cualquier otro pueblo donde solo haya un núcleo poblacional. Y ello pese a que los servicios que estamos obligados a prestar resultan más caros y responden a un proceso más complejo. Siempre reivindico en todos los foros donde tengo voz que hay que redistribuir los fondos con un corrector de dispersión, porque al final entramos en un bucle. Perdemos población porque perdemos servicios, y perdemos servicios porque nos llegan menos fondos al reducirse la población. Pese a todo esto, en Iznájar somos referentes en la conectividad, pues en los 140 kilómetros cuadrados de término existe cobertura de banda ancha en el 97% del territorio. Y no solo esto. Tenemos buenos accesos, buenos servicios de agua, de recogida de residuos, hay calidad de vida... Pero también hay algunos problemas. Estamos haciendo lo posible y lo imposible, pero la Junta nos está cerrando colegios rurales. Y también está pendiente un centro de salud que no se ha construido porque no hay verdadera voluntad política pese a que el Ayuntamiento cedió el suelo hace tiempo; quienes tienen las competencias siguen poniendo excusas. Y también tenemos unas carreteras autonómicas, como la A-328, en un estado intransitable. En estas circunstancias es difícil fijar la población.
-¿Hay alguna aldea que corra el riesgo de desaparición?
-Hasta el momento, todas se mantienen, aunque en situación desigual. La más pequeña, Alarconas, tiene apenas 30 vecinos, y en El Higueral, la mayor, viven 300 personas, que es casi lo mismo que algunas de las poblaciones más pequeñas de Córdoba. Muchos de los residentes son personas mayores que necesitan una atención específica, y en esos entornos todo se complica, como ocurre con la ayuda a domicilio y la aplicación de la Ley de Dependencia. Por eso necesitamos una implementación de servicios sanitarios justos. No puede ser que en la aldea de El Higueral, donde el consultorio médico abría una vez a la semana, llevemos meses y meses en los que el médico no aparece. Esa es la lucha que tenemos en el municipio, y muchas veces nos enfrentamos en soledad.
-¿Qué otros asuntos tienen las administraciones pendientes con Iznájar?
-Es apremiante la reparación de nuestras carreteras, sobre todo la A-328, que está en muy mal estado y vertebra el municipio. Y tampoco debería retrasarse más la construcción del centro de salud, porque el que tenemos es tercermundista. También hay que hacer un esfuerzo por mantener los colegios rurales, pues cuando se cierra un centro en una aldea ya estás impidiendo que puedan instalarse familias jóvenes. Lo que nos ha mantenido a lo largo de estos años es la llegada de población extranjera, sobre todo británicos y del centro de Europa; llevan más de 20 años asentados aquí. Han comprado casas que prácticamente estaban en situación ruinosa y las han rehabilitado. Y, por otra parte, han llegado familias procedentes del Magreb, Sudamérica y Rumanía. Los hemos acogido con los brazos abiertos. El colegio de la aldea de El Higueral se mantiene porque hay varias familias de origen magrebí que trabajan en el campo y han rejuvenecido este núcleo. Necesitamos que nuestro campo tenga vida porque, de lo contrario, será inviable.
-Iznájar es, proporcionalmente, el municipio de Córdoba con más población extranjera, ¿cómo influye esto en el día a día de la localidad?
-Hemos tenido que hacer algunos ajustes, sobre todo por el idioma. En este mandato estamos creando la Oficina del Extranjero para que esas personas que tienen unas necesidades especiales en cuanto a la tramitación de documentos y servicios que presta el Ayuntamiento lo hagan en su idioma. Todas nuestras publicaciones en web tienen que llevar aparejadas la traducción al menos al inglés. Para el desarrollo del municipio, ha sido fundamental que esta población venga. Muchos han abierto alojamientos rurales que durante gran parte del año llena el pueblo de turistas internacionales de Reino Unido, Bélgica, Holanda o Francia. Eso es una fuente de ingresos, de empleo y de riqueza muy importante, y yo particularmente estoy muy contento de que el 15% de la población sea de origen extranjero.
-La localidad lleva años apostando por el turismo, ¿se están viendo resultados?
-Nos encontrábamos en un nivel bastante importante, pero sufrimos un parón importante por la pandemia del Covid-19 y luego por la sequía por las consecuencias directas sobre el pantano, porque buena parte de nuestra oferta depende del nivel del agua, como por ejemplo la práctica de deportes acuáticos. Pese a todo esto, los alojamientos siguen funcionando bastante bien y los datos de 2022 son inmejorables, con 190.000 pernoctaciones en un año. Es una fuente de ingresos importante que se traduce en 9,5 millones de euros solo en alojamiento, a lo que se añade que el turismo necesita servicios, por lo que ayuda a sostener a empresas de actividades, restaurantes, bares... El turismo tiene la ventaja de que es una actividad muy transversal, que llega a comerciantes, electricistas, pintores, albañiles, fontaneros... Esa transversalidad llega a todo el mundo, todos se benefician.
-Hablando sobre la promoción de Iznájar y el turismo, la localidad aspira a ser Pueblo Ferrero Rocher, ¿qué podría suponer esto?
-Todos los vecinos lo están viviendo con mucha ilusión. Es importante para los pueblos pequeños que una marca del prestigio de Ferrero Rocher se fije en nosotros porque, ganemos o no, la promoción está ahí y es a coste cero para nosotros, aparte de la inversión para iluminar el municipio en Navidad, que en caso de ganar se queda ahí para siempre. Es un regalo que tenemos que aprovechar y, si es posible, ganar.
-La competencia es fuerte... Hay seis candidatos, algunos de ellos muy populares como Ribadesella o El Burgo de Osma.
-Sí, tenemos una competencia fuerte. Son candidatos Benasque, El Burgo de Osma, Ribadesella o La Alberca, que son pueblos turísticos y muy bonitos. Pero nosotros somos un pueblo distinto, blanco, luminoso, que ha apostado por el embellecimiento a través de las flores y las macetas, algo típicamente andaluz. Esa es la diferencia que nos hace fuertes.
-¿Cuándo se conocerán los resultados?
-Los datos son sorpresa, por eso es importante llamar a la participación y que todo aquel que nos conoce o tenga ganas de conocernos apueste por nosotros. Hay tres etapas en la votación. Hasta el día 16 de noviembre, cuando se eliminan los dos menos votados; hasta el 29 de noviembre, cuando se quedan atrás otros dos, y hasta el 10 de diciembre, cuando se conocen los dos finalistas. Somos el único municipio de Andalucía en la competición, por lo que estamos intentando involucrar a todos los organismos públicos para que nos apoyen públicamente y podamos convertirnos en el próximo pueblo Ferrero Rocher. Los vecinos están muy ilusionados.
-La sequía es actualmente uno de los principales problemas, ¿deberían tomarse ya decisiones importantes? ¿Vamos tarde?
-Vamos muy tarde, porque no se ha tenido una estrategia muy clara en la gestión del agua. Por ejemplo, se ha permitido que con el agua del embalse se rieguen cultivos tan poco rentables como los cereales, el algodón o el arroz, que aportan muy poco valor y casi no generan mano de obra. Tampoco se han modernizado los sistemas de regadío. Y ahora hemos llegado a esta situación con los deberes sin hacer. Hay que tomar ya decisiones importantes que vayan en el sentido de lograr el mejor aprovechamiento de un recurso público, porque hay algunas empresas agrícolas que parece que esto no lo entienden. Incluso se está permitiendo que haya comunidades de regantes que comercien con el agua. Pero no veo una política decidida ni desde la Junta ni desde el Gobierno para corregir esos desequilibrios.
-¿Qué se sabe del trasvase del pantano de Iznájar a la comarca de Antequera?
-Lo único que sé es que se licitó el proyecto en 800.000 euros. Lo dije en su momento y lo mantengo: es un auténtico disparate que solo sirve para enfrentar a territorios, y decisiones como esa son lo contrario a lo que debería hacerse, que es consensuar. No se pude paralizar el desarrollo de unas zonas para beneficiar a otras, porque el objetivo era implantar un puerto seco en Antequera cuando en nuestra comarca el agua también es fundamental para la economía. Habría que sentarse y escuchar a todos los implicados y tomar las decisiones con el mayor consenso posible. De lo contrario, lo que se puede conseguir es lo que ocurrió en 2020, cuando fuimos a manifestarnos a Villanueva del Rosario contra una planta envasadora de agua que no contaba con las licencias oportunas pero que estaba promocionada por la Junta de Andalucía. Esas incoherencias son las que nos han llevado a esta situación, y lo peor es que el agua ha servidos siempre de conflicto entre territorios.
-¿Cómo está viviendo desde un sitio tan periférico como Iznájar la negociación de la ley de Amnistía?
-No tengo una opinión muy clara sobre todo esto, más allá de que todo el proceso está creando bastante controversia. He dicho ya muchas veces soy una persona de paz, de orden y de consenso, y todo lo que sea favorecer la paz social y el entendimiento entre territorios me parece bien. Desde ninguna administración se deben favorecer los agravios comparativos y las desigualdades, y el que tiene la responsabilidad de gobernar tiene que llevar a cabo acciones de ese sentido. El tiempo lo dirá si va a ser bueno o no, pues ahora mismo no sabemos en qué va a consistir esta Ley de Amnistía ni el alcance del acuerdo, por lo que carecemos de elementos de juicio. Hay mucha gente que se está poniendo la venda antes de tener la herida, y están creando confrontación donde habría que generar consensos. Este ambiente de confrontación y discordia no es bueno para nadie.
-¿Reconoce al PSOE actual?
-Soy militante del PSOE desde el año 99, y me considero un soldado que siempre ha estado al servicio del partido, aunque con los intereses de mis vecinos y de mi pueblo por delante. Jamás de los jamases he criticado ninguna decisión de mi partido ni lo voy a hacer, porque soy alcalde gracias al PSOE, así que si hubiera algo que decir me la reservo para los órganos internos de debate. Así es como entiendo la política.
-Hay una conexión bastante insospechada entre su pueblo y Cataluña, porque el expresident José Montilla es natural de Iznájar, ¿mantienen relación?
-Tenemos una relación bastante buena. Hace unos días estuvimos más de una hora hablando de la actualidad por teléfono y le pedí su apoyo para la campaña de Ferrero Rocher; hizo un vídeo y le estoy muy agradecido. La relación con Cataluña en general es muy buena, porque además hay mucha gente de mi pueblo que vive allí, yo voy asiduamente y tenemos hermanamientos con municipios catalanes. La situación que vivimos ahora se ha producido por culpa de algunos que se han empeñado en confrontar, porque los pueblos lo que quieren es convivencia y bienestar. De hecho, en las últimas elecciones los partidos que fomentan la independencia sufrieron un castigo. Lo que debemos hacer ahora es dar pasos en la búsqueda del consenso.
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