Martirizado por los mugidos
Francisco Adame lleva casi 17 años luchando para que cierren una vaqueriza que hay junto a su casa. El Ayuntamiento acaba de decretar la clausura de la explotación
Francisco Adame siente que le han obligado a vivir una especie de terapia forzosa al estilo de La naranja mecánica. Si en el film de Stanley Kubrick al protagonista le castigaban, después de inmovilizarlo, con dosis y dosis de películas de sexo y violencia hasta conseguir que repudiara eso que era la base de su vida, Francisco no entiende cómo él y su familia han tenido que soportar junto a su casa, desde 1992 e inmovilizados "por la nula eficacia de las administraciones", dosis y dosis de olores, excrementos y mugidos procedentes de una vaqueriza que ya es como su jardín. "Esto es poco menos que un martirio. Nadie se puede imaginar lo difícil que resulta ver llorar y desesperarse a tu mujer y a tus hijos por la situación y que la administración que tiene que acabar con la situación no acabe con ella", relata.
Ahora, esa situación puede dar un giro de 180 grados. El alcalde socialista de Fuente Palmera, Juan Antonio Fernández, ha ordenado, vía decreto, la suspensión de la actividad en la vaqueriza, concediéndole al propietario un plazo de diez días para cumplirla. "Ante este decreto, el propietario no puede recurrir, como sí ha hecho otras veces con otros decretos anteriores, pero después de casi 17 años luchando por el cierre, tan sólo puedo decir lo que Santo Tomás, hasta que no lo vea no me lo creeré", subraya. "La vaqueriza no tiene ningún tipo de licencia ni permiso y, a pesar de que tenía ya un decreto de cierre por parte del Ayuntamiento y de la Delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, no se ha cumplido. Esa es una de las razones para ser tan escéptico", añade.
El que denomina como su particular "calvario y el de mi familia" comenzó en ese año olímpico y de la Expo de Sevilla cuando a Francisco le quedaban "meses" para acabar de construir su casa. Le había comprado los terrenos para ello al padre del dueño de la vaqueriza. "El hijo me colocó un par de pesebres casi junto a mi casa. En ese momento, no tenía más de diez vacas, que estaban a unos 200 metros de mi propiedad", recuerda Francisco. "Comencé una recogida de firmas junto con otros vecinos para acabar con el problema. Fueron 373 rúbricas, que entonces me parecieron suficientes. Les dé registro de entrada en el Ayuntamiento de Fuente Palmera, pero no me escucharon aduciendo que no tenía sentido mi queja", apostilló.
Desde entonces, la explotación ganadera ha ido creciendo en número de reses al mismo tiempo que ha ido in crescendo su cruzada para acabar con esos olores, excrementos de vaca y mugidos. Su desesperante lucha por el cierre de la explotación le ha llevado, para ser escuchado, a encadenarse en 2000 en la Casa Consistorial de La Colonia, a protestar en dependencias de la Junta en Córdoba y a las puertas del Parlamento andaluz -en estos últimos lugares pensaba regalar bolsas llenas de excrementos de vaca a los políticos "pero desistí de ello por respeto", asevera-, a presentar hasta en dos ocasiones su queja al Defensor del Pueblo Andaluz [José Chamizo]... "Tras entrevistarme con Chamizo, se dirigió unas tres o cuatros veces al Ayuntamiento y el Ayuntamiento hizo oídos sordos, por lo que lo acusó de entorpecer a la Justicia. Y es que las administraciones han insistido en que el problema es de competencia municipal", sentencia. No obstante, se sentía totalmente impotente "dado que ni el equipo de gobierno [socialista] de Antonio Guisado ni el posterior equipo de gobierno del grupo independiente del Olivo [capitaneado por Manuel García] consiguieron ejecutar el cierre de la explotación", apostilla.
Por ello, también supieron de su lucha en la Oficina Defensor del Pueblo Español y en el Parlamento Europeo. De todas estas batallas da buena cuenta en un blog que se puede visitar en internet. "Mi problema se debe conocer ya en medio mundo, ya que para que tuviera validez la queja que presenté al Parlamento Europeo tuve que traducirla a 16 idiomas", recuerda como anécdota. Pero para anécdota, el intento de la compra de su casa por parte del propietario de la vaqueriza. "Me ofreció un precio ridículo y obviamente yo no me iba a ir de una casa que había construido con mis propias manos", apunta.
Aunque Francisco asegura que "en todo este tiempo he perdido la confianza en los políticos" dice estarle muy agradecido al parlamentario andaluz de IU por Córdoba, José Manuel Mariscal, quien ha defendido su causa en la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara autonómica. No olvida que fue "gracias a mi amigo Manuel Ruda [portavoz de IU en Fuente Palmera]", como tampoco olvida que esa cruzada que le ha quitado tanto sueño también ha mermado su cuenta corriente. No obstante, para él toda esta película habrá merecido la pena si al final se ejecuta el cierre.
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