Medio siglo del gran lago de Andalucía
Iznájar
El Ayuntamiento ha preparado para celebrar la efemérides un programa que incluye, entre otras actividades, exposiciones, conferencias, concursos deportivos y conciertos
Desde su construcción, el embalse de Iznájar, también conocido como Lago de Andalucía o Mar de Córdoba, que acaba de cumplir medio siglo desde su inauguración, ha sido el alma de todo el región. Un embalse que cambió la vida y el paisaje de las comarcas cercanas y que hoy se ha convertido en un símbolo de la Subbética y motor económico del Centro de comunidad andaluza. Por ello, durante este otoño, el Ayuntamiento de Iznájar, junto con la Diputación y la Mancomunidad de la Subbética, han preparado una decena de actividades para mostrar el pasado, presente y futuro de este embalse y de los municipios que viven a su orilla y que han encontrado en él no sólo un paisaje y agua para beber o regar sino también una forma distinta de vivir.
Entre agua y olivos es el lema que agrupará durante los próximos meses un programa de actividades donde se incluyen exposiciones, conferencias, concursos deportivos en sus aguas, conciertos… para rendir el homenaje que se merece esta obra civil e hidráulica. La localidad de Iznájar se ha convertido en la locomotora de los proyectos que se desarrollan para convertir a las comarcas ribereñas de este Lago de Andalucía en un foco de riqueza, empleo y un ejemplo de desarrollo rural. Iznájar y Rute, junto a Loja y Algarinejo en Granada y Cuevas de San Pedro en Málaga son los ayuntamientos que une este embalse y que luchan por hacerlo atractivo y convertirlo en una forma de vida.
Para Lope Ruiz, alcalde de Iznájar, “las actividades que se van a desarrollar quieren ser un reclamo para destacar la historia de lo que ha sido para los vecinos el embalse de Iznájar. No podemos olvidar que, actualmente, es uno de los grandes reclamos turísticos y económicos de nuestro municipio y de todas las comarcas del Centro de Andalucía y debemos mirar al futuro del embalse como generador de riqueza para estas zonas rurales”.
Entre las actividades se destacan dos exposiciones fotográficas que recogen la historia de la construcción y de cómo el Lago de Andalucía cambió no sólo el paisaje sino también el paisanaje de estas comarcas. Por un lado está exposición fotográfica Ni todo el agua del mundo… 50 imágenes del Embalse de Iznájar, que podrá verse en el Centro de Interpretación del Embalse, en el Paraje de Valdearenas. Una muestra sociológica de la construcción de la presa y del llenado de este embalse. Este recorrido muestra curiosidades como que el llenado de agua se tuvo que realizar mucho antes por unas inmensas lluvias acaecidas a finales de la década de los 60 y que dejó incomunicados a muchas poblaciones pues las carreteras quedaron bajo las aguas antes de que se construyeran los viaductos que hoy comunican los pueblos con las zonas de Loja y Lucena.
Estas 50 instantáneas que cuentan cómo fue y cambió el paisaje y el paisanaje de las comarcas que bañan el embalse podrán verse hasta el 14 de diciembre en horario de apertura del Centro de Interpretación del Embalse y se exponen gracias a la colaboración de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.
La segunda de las exposiciones es El diario del ingeniero. Bajo el ojo del artista. Una mirada muy personal de la construcción de la presa y el embalse, pues trata de mostrar los documentos y fotografías que el ingeniero Guillermo Bravo realizó durante los nueve años de trabajo de la obra hidráulica más importante realizada hasta el momento en España. Fotografías, dibujos, croquis, cuadernos y páginas de los diarios personales que muestran las dificultades a las que tuvieron que enfrentarse para crear el mayor embalse de Andalucía. Una mirada muy exhaustiva, no sólo de cómo idearon y construyeron la presa, sino también de cómo vigilaron tanto la obra como el agua poniendo el corazón y el alma en ella, un corazón que quedó recogido en este paisaje y en esta comarca.
A esta parte técnica y curiosa se une una muestra de 15 fotografías del artista local José Antonio Molina que muestran una visión personal, bella y exquisita de lo que es este embalse de Iznájar. Esta exposición podrá verse hasta el 7 de enero en el Hotel Caserío de Iznájar.
Inaugurado en 1969, el embalse de Iznájar supuso una de las obras de ingeniería más modernas, hasta el momento, realizada en territorio español. Diez años de construcción y toda una aventura para los ingenieros de la época que tenían como máxima regular las aguas del río Genil y de varios de sus afluentes. Para lograr este reto hidráulico se utilizaron más de 1,4 millones de metros cúbicos de hormigón, que en algunos momentos tuvieron que ser enfriados con inmensos trozos de hielo y que dieron forma a una presa de más de 400 metros de longitud.
El embalse cambió la vida y la imagen de los municipios ribereños con su extensión de más de 3.000 hectáreas, 118 kilómetros de perímetro y un diámetro de 20 kilómetros desde la cola hasta la cabeza de la presa. Además, se destacan los dos inmensos viaductos que se tuvieron que construir para unir a las comarcas cercanas y que sirven para comunicar la carretera de Loja y Lucena. En su interior puede almacenar hasta 981 hectómetros cúbicos de agua.
Hasta que se construyeron los viaductos y nuevas carreteras varios de los pueblos de la zona quedaron completamente incomunicados y los vecinos tuvieron que salir de sus pueblos en barcas de remo y motor para poder ir a otras poblaciones cercanas. Hoy abastece de agua a más de 200.000 personas y se ha creado un ecosistema natural único. La zona de regadío creció hasta las 75.000 hectáreas y la central eléctrica creada, una de las más importantes de Andalucía, genera hasta 100 millones de kilowatios hora anuales. Además, el embalse de Iznájar se ha convertido en un motor turístico y deportivo.
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