Tribuna Económica
Carmen Pérez
Un bitcoin institucionalizado
Literatura
En los años 60, miles de andaluces emigraron a Cataluña en busca de un trabajo y una vida mejor. Muchos de ellos fueron cordobeses que llegaron a Barcelona prácticamente con lo puesto, pero cargados de sueños. Aunque la realidad que encontraron allí fue bien distinta a lo que algunos esperaban.
Ahora, el escritor Raúl Montilla novela la historia de una familia montillana que deja su tierra para irse a la Ciudad Condal en Las hijas de la fábrica (editorial Grijalbo), una obra que presenta este sábado, 11 de mayo, a las 18:00, en la Feria del Libro de Montilla.
Aunque nacido en Barcelona, el autor es hijo de emigrantes montillanos. Sus padres se marcharon del municipio de la Campiña Sur cordobesa cuando su hermano era pequeño y, una vez asentados en la capital catalana, nació él. Este libro "tiene lazos" con su vida, pero no está inspirado en personajes reales.
La historia arranca en 1961, con una familia de Montilla que llega a Barcelona en tren. Primero se instalan en Sant Joan Despí "como pueden" para luego mudarse al barrio de San Ildefonso de Cornellá, donde estaba la fábrica de Seat. "Más allá de que sea la historia de una saga familiar de personajes inventados y lo que les pasa no es exactamente lo que le ocurre a mi familia, hay otras cosas que sí coinciden", asegura el autor, de forma que hay "reflejos y guiños".
Las hijas de la fábrica recorre los años 60, 70, 80 y 90 a través de varias generaciones de mujeres de una misma familia. Y de fondo, el pueblo, "una realidad muy presente" para quienes emigraron a Cataluña: primero para los que lo dejan y luego para algunos de sus descendientes, que vuelven para conocer sus raíces. "Montilla es el escenario secundario, que está muy presente en la historia", asegura el escritor.
En el caso de esta familia, vuelven cada verano a Montilla, pero se quedan a vivir en Barcelona. En el libro hay "una trama importante que tiene que ver con el origen, con las raíces familiares y con la propia relación de esas mujeres que forman parte de la familia", de forma que "la historia se acaba cerrando en el pueblo" con un "viaje iniciático" de la nieta.
La historia de los padres de Raúl Montilla es la "típica" de quienes emigraron a Cataluña. Allí ya vivían unos tíos suyos que los acogieron hasta encontrar su propio piso. "Era un momento en el que se estaban construyendo las ciudades" tras una época en la que había habido una emigración previa en la posguerra que dio lugar a la aparición de barracas.
En los años 60 se produce un crecimiento de los barrios metropolitanos, que también hacen que crezca la periferia. "Eran barrios en los que la mayoría de la gente era emigrante; de hecho, cuando eras chico y estabas allí, todo el mundo había venido de algún sitio", recuerda.
Es decir, de alguna forma "dejas atrás la realidad del pueblo pero entras en otra realidad que es el barrio, donde también se teje una red de solidaridad". La novela también trata de esas relaciones entre emigrantes que habían dejado el campo y la miseria, pero llegaron a un lugar en el que el camino tampoco era fácil. Algunos incluso regresaron a sus pueblos.
Además, la presencia de los emigrantes no siempre resultaba bien acogida porque en las grandes ciudades como Barcelona, Madrid o Bilbao necesitaban "esa mano de obra, pero a la vez es una mano de obra incómoda porque los pobres nunca gustan y ocupan barracas que suponen un reto". "No era un desprecio del catalán, sino del propio régimen", incide Raúl Montilla.
Todo ello en un contexto de franquismo, de lucha sindical y surgimiento del movimiento vecinal, lo que se ve reflejado en la novela ya que una de las mujeres de la saga, Lucía, se hace militante del partido comunista Bandera Roja, que ya no existe. Las reivindicaciones se consiguieron a base de lucha y "todo se ha ido ganando a pulso", incluso "costándole la vida a gente, con torturas y represión".
Temas relacionados
También te puede interesar
Lo último
Tribuna Económica
Carmen Pérez
Un bitcoin institucionalizado
El parqué
Álvaro Romero
Tono alcista
El mundo de ayer
Rafael Castaño
Tener un alma
No hay comentarios