Tribuna Económica
Carmen Pérez
T area para 2025
En la actualidad hay cientos de iniciativas solidarias de apadrinamiento para salvar, desde vidas humanas, hasta animales, pasando por inmuebles históricos. Pero también hay hueco para insectos como las abejas. Sí, es cierto. En un intento de garantizar la viabilidad de su explotación y dar a conocer el trabajo que desarrollan los apicultores en Córdoba, Fernando Morales, responsable de Moramiel -empresa ubicada en la localidad de Hornachuelos-, ha creado su propia campaña: Apadrina una colonia de abejas. "Quería concienciar a la sociedad de la importancia de la miel, que sepan que es un sector que crea empleo y también fija la población al territorio", destaca.
Se trata de un proyecto de carácter ecológico y sostenible por el que cualquier persona puede apadrinar una colmena por el precio de 60 euros al año, tan sólo se tiene que poner en contacto con ellos. A cambio, Moramiel ofrece una serie de productos apícolas por ese valor para lo que ha creado hasta tres lotes diferentes. Uno de ellos es el lote que han denominado Pequeño apicultor, por el que se entrega un tarro de miel en forma de oso, caramelos de miel de sierra, otro tarro de miel de un kilo, medio kilo de nueces con miel, además de una gorra. El segundo lote, bajo el título Para el gran consumidor, contiene una garrafa de miel de casi cinco kilos, 500 gramos de polen fresco y otros 25 gramos de propóleo en polvo. El último lote de Moramiel está destinado a los deportistas y si se apadrina una colmena, su responsable obtiene medio kilo de polen fresco, un bote de jalea real de 20 gramos, un complejo vitamínico y un tarro de miel de un kilo. Los apadrinadores, además, podrán disfrutar de fotografías de las colmenas y jornadas para visitar los colmenares, además de conocer las instalaciones de Moramiel y su aula apícola, si lo desean. Para Morales, esta iniciativa "es también una ayuda para seguir cultivando", al tiempo que avanza que tiene nuevas ideas de negocio, pero que prefiere no desvelar hasta que no las tenga cerradas del todo. "Lo que quiero es que la sociedad tenga la opción de probar la miel y con esta iniciativa nos ayudan a regenerar las abejas", subraya el que fuera el creador de la feria Expomiel, que cada año se celebra en el Palacio de la Merced, sede de la Diputación.
Para este apicultor, que empezó a trabajar con nueve años -ahora tiene 67 y sigue al pie de cañón-, "hay que concienciar más a la ciudadanía de la importancia de las abejas". A su juicio, "la sociedad tiene que tener claro que no son malas, sin abejas no hay comida, sin ellas no hay nada". También reivindica la importancia de un sector como el apícola en la sociedad y advierte de que "somos gente humilde, pero nos falta el apoyo de la Administración".
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