¿Por qué Rómulo venció a Remo como fundador de Roma? Esta es una versión "libre" del mito
Subbética
Las jornadas iberorromanas de Festum en Almedinilla reinterpretan en clave cómica la leyenda del nacimiento del imperio
Fotogalería: Los romanos saben divertirse en Almedinilla

¿Cómo nació el Imperio romano? ¿Quién fue su fundador? ¿Qué hay de mito y qué hay de realidad en la historia de Rómulo, Remo y la loba Luperca? A todas estas preguntas intenta responder Festum, las jornadas iberorromanas de Almedinilla, que en su edición de 2022 ponen toda la carne en el asador para reivindicarse como una de las citas más estimulantes del verano cordobés con una mezcla sorprendente de espectáculo, arqueología, historia, ocio y gastronomía que demuestra, sí, que los romanos también sabían reírse y divertirse.
Antes que nada, el catedrático de Historia José Antonio Antón, responsable de la conferencia inaugural, matiza: “El título es muy sugerente, pero el nacimiento de Roma no supuso el nacimiento de un gran imperio. Roma se fundó en torno al siglo VIII antes de Cristo y el Imperio surgió en el I de nuestra era, con Augusto. Entre medias se sucedieron muchos conflictos, uno tras otro. De hecho, hasta las guerras púnicas la ciudad no adquirió su enorme poderío, que estuvo a punto de hundirse en la nada porque luego estallaron varias guerras civiles muy cruentas”.
En el nacimiento de Roma se funden el mito y la historia, una mezcla sobre la que los expertos llevan siglos intentando arrojar algo de luz. “No se trata de invalidar la leyenda con lo que nos dice la arqueología o la ciencia, porque con esas herramientas solo podemos obtener datos muy concretos de un periodo tan remoto como la Roma arcaica. Además, las leyendas frecuentemente incluyen elementos de verdad. Así que, para los historiadores, el objetivo debería ser descubrir qué hay de verdad en la leyenda de Rómulo y Remo”, reflexiona.
Resumiendo mucho, Rómulo y Remo eran hijos de Marte, el dios de la guerra, y de la princesa de la tierra. Abandonados en el Tíber, fueron rescatados de las aguas por la loba Luperca y amamantados, como tantas esculturas han plasmado a lo largo de los siglos. Al tratarse de gemelos, ninguno era mayor que el otro, por lo que, enfrentados, se vieron abocados a disputarse el lugar de fundación de la ciudad. Los hermanos piden auspicios a los dioses, que les recomiendan que consulten el vuelo de las aves, a la manera en que lo hacían los etruscos, recuerda el catedrático.
Rómulo vio 12 buitres volando sobre el Palatino y su rival, Remo, solo divisó seis en el Aventino. Venció el primero. Entonces Rómulo, para delimitar la nueva ciudad, trazó un recuadro con un arado en lo alto de su monte y juró que mataría a quien osase traspasarlo. Remo le desobedeció y cruzó la línea, despreciándolo, por lo que su hermano lo mató y quedó como el único y primer rey de Roma.
Este suceso se fecha en el año 754 antes de Cristo, según la versión de la historia oficial de la Roma antigua, pero el relato solo se plasma cuatro siglos después. “El historiador Dionisio de Halicarnaso dijo que existían hasta 25 versiones distintas de la misma historia, por lo que habría que dilucidar qué elementos se han impostado a ese relato final”, expone el profesor Antón.
Y esto le lleva a otra reflexión: “Los primeros en empezar a hablar sobre el origen de Roma fueron los griegos, que estaban en plena colonización del Mediterráneo y acuñaron el modelo del héroe como fundador de las ciudades. Los latinos deciden entonces que tiene que ser un héroe local, no griego, porque inicialmente se habla incluso del propio Eneas como fundador”. Así se llega a Rómulo y Remo, un relato que termina de definirse en el siglo IV antes de Cristo después de distintas versiones porque, inicialmente, había un solo héroe, Rómulo, palabra que etimológicamente significa “la pequeña Roma”, detalla el profesor. “Por cierto, Rómulo acaba sus días ascendiendo a los cielos, con los dioses. ¿Nos suena este hecho?”, invita a reflesionar.
Tras la conferencia inaugural, el grupo de recreación Somnus protagonizó una pantomima a la manera de la antigua Roma, tal y como en la época se animaban los días de teatro entre tragedia y tragedia. Se trataba de relajar el ambiente, de divertirse con pequeñas historietas en las que se mezclaban lo cómico y la sátira. “Se criticaba a gente pública y también se retorcían los mitos, como este de Rómulo y Remo”, explica el profesor Antón.
Con indumentaria inspirada en mosaicos romanos fundamentalmente hallados en Pompeya, los actores se metieron en la piel de Rómulo y Remo para reinterpretar el mito “en clave cómica”. Una actuación en la que, como también ocurría en la época, no faltaron los falos: “Es un signo muy repetido en la cultura popular romana; incluso, se llevaban colgados en el cuello para evitar el mal de ojo. Y también representaban la suerte, el vigor...”, expone.
En un momento de la pantomima, con una interpretación “muy libre” de la leyenda, el público comprueba cómo el falo de Rómulo es muy superior al de Remo, el perdedor en esta contienda por ver “quién es más macho” para fundar la ciudad. En realidad, nada dice el mito oficial sobre esto, aunque pudo pasar porque, al fin y al cabo, el inicio del patriarcado tiene que situarse en algún momento de la historia.
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