Así es la ruta de senderismo de subida a la Tiñosa, el pico más alto de Córdoba

Subbética

El ascenso a esta cumbre de 1.570 metros en el corazón de Andalucía permite divisar varias provincias

La travesía está sujeta a autorización de la Junta, y solo se permite el paso de 75 personas al día

Fotogalería: Un recorrido en imágenes por el sendero de subida a la Tiñosa

Senderistas en el ascenso a la Tiñosa.
Senderistas en el ascenso a la Tiñosa. / Robles

Calzado cómodo bien anudado, bastones, agua, algún alimento reconstituyente, esfuerzo y ganas de aventura. Poco más se necesita para subir a la Tiñosa, el pico más alto de la provincia de Córdoba con sus 1.570 metros de altura y cuyo ascenso llevaba años cerrado. La ruta reabrió en verano con un sendero bien señalizado por la Junta de Andalucía que minimiza riesgos y que permite alcanzar el techo de Córdoba a todo tipo de aventureros.

La única obligación: obtener la autorización que la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible expide de manera automática para controlar los cupos, pues por su elevado valor medioambiental solo se permite el acceso de 75 personas cada día. El certificado, gratuito, puede conseguirse al instante en este enlace. ¿Te atreves?

La cumbre más alta de la provincia se encuentra en el término municipal de Priego de Córdoba y forma parte de la Sierra Horconera que, a su vez, junto a otros sistemas montañosos, constituyen el Parque Natural de las Sierras Subbéticas y Geoparque Mundial por la Unesco, así como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Zona de Especial Conservación de la Red Ecológica Europea Natura 2000. El camino de subida es lineal -de ida y vuelta- y, en total, recorre unos diez kilómetros, que se completan en unas cinco horas y media, dependiendo de las paradas para descansar.

La senda arranca en la aldea de Las Lagunillas, al final de la calle Toledo, y se encuentra adecuadamente señalizado con balizas de madera. De ahí parte el camino de camino de Cañatienda, que al principio atraviesa un olivar. Dejándolo atrás, se atraviesa una cancela que indica la entrada a la sierra -es importante dejarla cerrada-. Se continúa ahora al pie de un arroyo que únicamente lleva agua en época de lluvia.

El cauce prosigue por una vereda encajonada entre montañas y repleta de encinas y alcornoques. Al finalizar dicha vereda, se alcanza una zona donde el valle se abre. En este punto, si se gira hacia el noroeste y se remonta una loma que queda a la izquierda, se llega a la encina centenaria del Tejón, un árbol monumental que no conviene pasar por alto.

Cortijo de Cañatienda.
Cortijo de Cañatienda. / Robles

El camino discurre por un sendero por el que es fácil encontrar vacas y rebaños de ovejas y cabra. Así se alcanza un cortijo en ruinas, denominado Cañatienda. Es un precioso encinar adehesado con arbustos y grandes quejigos por el que cae el agua fresca de un arroyo; en la zona se han encontrado restos cerámicos, sílex y piedra pulida de asentamientos prehistóricos y romanos, y el cortijo, que supone un auténtico hito en el paisaje, albergó en su época a diversas familias agroganaderas.

Hay que dejar atrás la construcción y remontar hasta alcanzar Puerto Mahína tras pasar por una puerta de alambrada que, de nuevo, hay que cerrar. Es el momento de girar 90 grados a la derecha para afrontar la subida al Morrión -todo está debidamente señalizado, no tiene pérdida-. Y, de pronto, un cartel avisa: "ATENCIÓN. Tramo de alta montaña. Requiere preparación física y conocimiento del medio. Extreme la precaución". Aquí empieza el tramo más duro del recorrido por el desnivel, que en varias ocasiones hay que salvar con la ayuda de cadenas sujetas a la roca.

Cerca ya de la base de la Tiñosa, se percibe una pequeña senda que se abre paso entre el terreno escarpado. En el ascenso se observa, a la izquierda, una llamativa formación al pie de los escarpes, la llamada torta periglaciar. ¿De qué se trata? Es un conjunto formado por escarpes y canchales originados en una época muy fría: la Edad del Hielo. El análisis de los materiales data de hace más de 80.000 años. Su posterior erosión ha originado un cerro inclinado de gran altura y pendiente, explica la Junta de Andalucía.

Desde la cueva del Morrión

Cueva del Morrión.
Cueva del Morrión. / Robles

Cuando el camino comienza a suavizarse, se alcanza la cueva del Morrión, abrigo de pastores, que ofrece una panorámica incomparable desde donde poder observar el sur del Geoparque. Geológicamente, como explican desde la roca, se trata de una roca cuya posición coincide con la base de una falla de cabalgamiento por donde las aguas subterráneas circulan con más facilidad, lo que podría haber originado la oquedad. Es el momento de hacer un alto en el camino: desde aquí el paisaje se abre en toda su amplitud y al fondo, en días despejados, sobresale el azul de las aguas del pantano de Iznájar entre el mar de olivares.

Por delante queda el último tramo por un sendero mucho más definido que asciende de forma directa por la cuerda montañosa. Al fin se divisa el vértice geodésico, situado a 1.570 metros sobre el nivel del mar. Desde aquí es posible diferenciar todas las alturas de la Sierra Horconera, Sierra Nevada o la Sierra de las Nieves. Al pie del monolito, en un libro dentro de un cajón metálico, es posible dejar escritas las impresiones de la subida.

Para realizar esta travesía, la Junta aconseja utilizar un equipo adecuado (llevar bastones, botas de montaña y abrigo, independientemente de la época del año, pues en la cima la temperatura es más baja); no abandonar el sendero señalizado; llevar agua y alimento; está prohibido llevar animales sueltos, especialmente perros; no encender fuego y no tirar vidrios, ya que pueden provocar incendios; no dejar basura, ni siquiera desperdicios orgánicos; no arrancar plantas ni ramas y, en el caso de encontrarse con ganado, se deben mantener las distancias, hablar en voz baja y no hacer movimientos bruscos.

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