TorreparedonesLa ciudad romana bajo un mar de olivos
campiña este | evolución de las excavaciones arqueológicas
Los trabajos de excavación en la antigua urbe 'Ituci Virtus Iulia' desvelan la gran ciudad que fue desde sus inicios y abre nuevas posibilidades de desarrollo turístico y cultural en la comarca
La antigua ciudad Ituci Virtus Iulia, enclave más conocido en la actualidad como Parque Arqueológico de Torreparedones, comienza a dar muestras a un ritmo vertiginoso de la gran metrópoli que fue en su día. El último gran hallazgo -gracias a las últimas técnicas de fotografía aérea- ha sido un anfiteatro romano, lo que sitúa a este yacimiento de la comarca de la Campiña Este en la cresta de la ola, lo que ha hecho que en apenas unas semanas desde su descubrimiento haya atraído ya el interés de inversores para la construcción de un hotel a escasos metros de esta tribuna. Concretamente y, según las previsiones que manejan los responsables, este futuro espacio hotelero contará con una capacidad de alojamiento de alrededor de 60 personas y tendrá diversos servicios de ocio y restauración, con un presupuesto de ejecución de 1,2 millones de euros; el hotel estaría ubicado a escasos 200 metros del anfiteatro y en el término municipal de Castro del Río.
Hace apenas unas semanas, la propuesta que ya se planteó de la existencia del anfiteatro por parte del profesor de la Universidad de Córdoba (UCO) Antonio Monterroso, mediante el análisis de fotografías aéreas del Plan Nacional de Ortofotografía del Instituto Geográfico de España, se ha visto refrendada por la prospección geomagnética realizada por técnicos del Instituto Andaluz de Geofísica de la Universidad de Granada. De una fotografía aérea que señalaba la presencia de una estructura ovalada, de grandes dimensiones, extramuros de la antigua ciudad, se ha pasado ahora a la confirmación arqueológica mediante un magnetómetro de vapor de potasio que ha corroborado la presencia de estructuras murarias soterradas en la misma zona y con la misma forma.
El anfiteatro muestra ya la importancia que tuvo esta ciudad romana, ya que se puede ver un gran óvalo, muy redondeado, con las dos puertas en ambos extremos. Además, se ha detectado la calzada que desde la puerta occidental de la ciudad conduce al anfiteatro y una estructura de planta cuadrada en la zona de la arena, algo confusa, que podría corresponder a la fossa bestiaria. No obstante, este extremo no es seguro y deberá ratificarse cuando se excave el edificio; se trata del segundo anfiteatro documentado en Córdoba. Éste es el último gran hallazgo realizado en Torreparedones, pero lo cierto es que este enclave no ha cesado de aportar descubrimientos de gran valor e importancia desde aproximadamente el año 2009. Una revelación de las más significativas fue sin duda el foro -cuyo nombre a día de hoy aún sigue siendo un misterio-, y representa uno de los mejores testimonios del urbanismo romano en la Península Ibérica en época imperial, con una plaza porticada de grandes dimensiones (hasta 500 metros cuadrados) donde se han encontrado tres esculturas del siglo I después de Cristo -entre ellas una thoracata o representación militar del emperador- y el busto del emperador Claudio. Junto al foro, aproximadamente en 2010, en la zona noble de la ciudad, se localizó el denominado macellum (mercado), un edificio de termas y el decumanus máximus, una de las dos principales calles de la ciudad que la atravesaban de oeste a este.
El santuario íbero es otra de las joyas que pueden visitarse en el Parque Arqueológico de Torreparedones, donde el visitante se puede trasladar a la religiosidad de las gentes de los siglos II y I antes de Cristo, cuando este lugar, situado fuera de la muralla de la ciudad, recibía numerosos devotos. La divinidad venerada, la Dea Calestis, a la que se le confiaba la curación de miembros del cuerpo y un parto con desenlace feliz, recibía como señal de agradecimiento por parte de los devotos numerosas figuras antropomorfas en piedra. Son los llamados exvotos de Torreparedones, una colección superior a las 300 piezas cuya ofrenda a la divinidad guarda relación con la cercana Fuente de la Romana, de donde brotaba agua con poderes terapéuticos.
En esta urbe de más de 2.000 años, se encuentra también la curia, descubierta en 2011 y ubicada junto a la basílica. Fue el pasado verano cuando la puesta en valor de una domus y unas termas romanas del siglo I después de Cristo, volvieron a poner de manifiesto la valía del yacimiento. La domus encontrada es una casa que tiene todos los elementos que hacen posible la vida en una ciudad y que se inserta dentro de una urbanística con unas calles que son ibéricas, de la ciudad prerromana y a las que Roma se adapta y se asienta en la ciudad, pero que no arrasa.
En cuanto a las termas, son las terceras del yacimiento y se encuentran en un estado de conservación magnífico. Según los expertos, este es el edifico mejor conservado de España en este tipo de arquitectura ya que se han mantenido los muros hasta el arranque de las bóvedas, que son de ladrillo, y también se resguardado derrumbes de arcos de ladrillo que servían para instalar una falsa bóveda también de ladrillo y que a su vez sostenía la carpintería del tejado de madera.
Todos los exvotos, esculturas y restos romanos descubiertos en el yacimiento a lo largo de los años han venido a enriquecer el Museo Arqueológico Municipal de Baena, que ya luce en su interior estos hallazgos. Entre las muestras más significativas destacan las tres esculturas sedentes desenterradas hace unos años y que han sido sometidas a un complejo y completo proceso de restauración. Un equipo de investigación de la Universidad de Córdoba constataba hace unos días la existencia de pigmentos de amarillo, azul y rojo en las tres grandes estatuas de las que han aparecido sus cabezas.
Aunque de gran importancia son todos los grandes espacios hallados en Ituci Virtus Iulia, lo cierto es que otros restos encontrados a lo largo de los últimos años también han significado un hito relevante para este yacimiento: una cabeza, un brazo, un sinfín de exvotos, monedas y enseres domésticos y tumbas, entre otros.
En 2007, por su parte, se excavó el santuario y se recuperaron más de dos centenares de exvotos de piedra. En 2015 se volvió a encontrar otro exvoto más del que sólo se ha conservado la parte superior del cuerpo. Éste pertenece a una dama, con el rostro bien marcado pero muy esquemático, como suele ser normal en todas las piezas encontradas en este santuario y que es un testimonio más de la religiosidad popular que practicaban los antiguos itucitanos hace 2.000 años. De cualquier forma, cuando aún queda por descubrir más del 90% de lo que fue esta ciudad enterrada durante miles de años bajo un mar de olivos, las localidades de Baena y Castro del Río trabajan ya en la puesta en valor conjunta de Torreparedones, del que esperan que sea una fuente de riqueza , genere empleo y atraiga a más turistas.
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