La Virgen del Carmen vuelve a reinar en Rute
Subbética
La patrona recorre las calles de su pueblo en un día del Carmen para enmarcar y en el que los ruteños volvieron a manifestarle su amor
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La villa de Rute celebraba el 15 de agosto su festividad grande: el Día del Carmen, denominación cariñosa que otorgan los ruteños al día en el cual, su patrona, recorre las calles de la villa, impregnando todos los rincones del inconfundible olor a nardos que desprende el paso de la Santísima Virgen del Carmen en su desfile procesional.
Ya el día antes, la emoción se había apoderado del corazón de los ruteños, en tanto en cuanto a las nueve y media de la noche se celebraron en la parroquia de Santa Catalina Mártir de Alejandría dos de los actos centrales de las fiestas: el pregón, que corrió a cargo del músico, profesor y compositor ruteño Antonio González Écija y la posterior coronación de la Carmelitana Mayor (Nazaret Sánchez Corona) y su Corte de Honor (Rocío Rodríguez Pérez y María Sevilla López).
En la mañana del día 15 de agosto, tenía lugar en la parroquia la solemne función religiosa concelebrada en honor a María Santísima del Carmen, oficiada por Francisco Antonio López, consiliario de la Real Archicofradía, celebración que sirvió como despedida de este último de la feligresía ruteña al incorporarse a su próximo destino como vicerrector del seminario Redemptoris Mater de Córdoba en el mes de septiembre. En la misa intervino la Coral Polifónica Bel Canto de Rute.
Y el momento más esperado llegaba a las 9 de la noche, cuando las campanas de Santa Catalina Mártir de Alejandría rompían a gloria anunciando la inminente salida de la patrona en su espectacular paso de palio, luciendo sus mejores galas y con su trono procesional totalmente preñado de nardos, cuyo olor ya se encargaba la Carmelita ruteña de extender en su caminar por las calles del pueblo en el que reina entre olivares.
Abrió el cortejo procesional la Banda de Cornetas y Tambores Cristo de la Elevación de Campo de Criptana (Ciudad Real) y lo cerró la Banda Municipal de Música de Rute tras el paso de la Virgen. Después de la interpretación de la Salve Marinera a capela en la emblemática calle del Pilar, la patrona siguió su caminar por la calle Priego hacia la parte alta de su villa, en pos de visitar la parroquia de San Francisco de Asís, templo en el que fue recibida por las cofradías y hermandades de pasión y gloria con sede canónica en el mismo.
Tras el discurrir del paso de la Carmelita ruteña por la calle Fresno y del Cerro y visitar en la capilla de San Pedro a Nuestro Padre Jesús de la Humildad y la Soledad de Nuestra Señora, la Virgen del Carmen fue despedida antes de entrar en el paseo-parque que lleva su nombre por la Banda de la Elevación de Campo de Criptana, que regaló a la Señora ruteña tres maravillosas marchas justo antes del inicio, en dicho recinto, del espectáculo de fuegos artificiales a cargo de Pirotecnia Zaragozana.
Era el preámbulo de los momentos más intensos del desfile procesional de la Virgen de Carmen que, a la salida del parque, recibió la segunda petalada de la noche en la calle Juan Carlos I. Momentos después, la patrona de Rute subía la calle Juan Carlos I a los sones de la marcha Siempre Macarena, mientras que la Virgen atravesaba los arcos que, con tanto esmero y dedicación había realizado el grupo joven Iuventus Carmeli de la Real Archicofradía.
Con dicha marcha la Carmelita ruteña llegó a la plaza que lleva su nombre, donde la esperaba su pueblo para abrazarse a Ella al son de la marcha Reina ente olivares, obra de arte musical compuesta en su día por Antonio González Écija.
Fue el penúltimo abrazo que recibió la Virgen, pues quedaba otro más: el que los ruteños todos los años dan a su patrona caminando al son de su pasodoble Reina y Señora por la calle Toledo y que supone la llegada de María Santísima del Carmen a su santuario, en el que hizo su triunfal entrada al filo de las dos de la madrugada.
Era un desfile procesional muy especial para la familia Berraquero-Viso (Hermanos Mayores 2023), con el que culminaban unos meses muy especiales como representantes del amor que los ruteños y los hermanos de la Real Archicofradía sienten por su Patrona.
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