El Yermo de los Eremitas Camaldulenses de Monte Corona: "Una fuente de gracia inimaginable para la Diócesis de Córdoba"
Los Pedroches
El obispo, Demetrio Fernández, bendice las instalaciones de esta comunidad de monjes contemplativos, la segunda de Andalucía
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Situado entre las localidades de Villaralto e Hinojosa del Duque, en plena comarca de Los Pedroches, se encuentra el Yermo de la Comunidad de Eremitas Camaldulenses de Monte Corona, en el que viven los padres Pablo Gordillo y Luis Alfonso. Se trata de la segunda comunidad de monjes contemplativos en Andalucía.
Según diversas fuentes, estos monjes pertenecen a la familia benedictina y viven según la Regla de san Benito. En concreto, fueron fundados por san Romualdo en el siglo XI, y reformados por el beato Pablo Giustiniani en el siglo XVI y constituyen una Comunidad de Ermitaños, en una vida contemplativa solitaria en el desierto. Los monjes se dedican a la oración continua, al trabajo de sus manos para sustento y a vivir en soledad y acudiendo a la oración litúrgica comunitaria siete veces al día.
Este pasado miércoles, festividad de San José, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, bendijo estas dependencias, donde ha destacado que a pesar de faltar “pasos por dar” ya está el Yermo constituido “materialmente”.
En su homilía, el prelado resaltó que la Congregación Camaldulense ha sido constituida "para hacer santos, aquí se entra para ser santo, a lo largo de los siglos estoy seguro de que hay muchos santos en esta Congregación". "Es un día de alegría y fiesta, no sólo por ser el día de San José, sino también porque se haya instalado en esta dehesa de la sierra cordobesa una comunidad Camaldulense", anotó.
En escasos nueves meses que hace que se instaló la Comunidad, es mucho lo que se ha hecho, "tenemos la casa terminada para que los monjes vivan su vida en soledad, en silencio y oración", detalló.
Fernández, además, aprovechó la visita al Yermo para dar gracias a Dios, al Padre mayor y al Consejo General por la decisión tomada en el capítulo de hace dos años de "fundar este Yermo en Córdoba". "No me lo podía creer, me parecía una gracia tan grande que todavía me cuesta creerlo, pero ya lo veo palpable", reconoció.
El obispo aseguró también que "en todo momento he pedido por el Yermo, no sólo a las autoridades y a los superiores la Congregación, sino sobre todo al Señor y se lo he encomendado a San José".
"Dios ha estado grande con nosotros y estamos agradecidos y alegres porque ha cumplido un sueño, una promesa que había hecho y estoy inmensamente gozoso y agradecido", señaló.
Demetrio Fernández terminó su alocución resaltando que dejar implantada esta Comunidad al final de su servicio a la Diócesis de Córdoba "es una fuente de gracia inimaginable para toda la Iglesia y para la Diócesis. Con la instalación de la Congregación se ha plantado un manantial de gracia y bendición desde el punto de visto sobrenatural".
En junio del año pasado el obispo bendijo la capilla en la que la comunidad inicia la oración diaria en silencio y soledad, dedicada a la Inmaculada Concepción de María y un mes después también bendijo la casa de los monjes y visitas del Yermo, anexa a la capilla y construida sobre una edificación anterior.
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