Aidalai, el único comercio de El Guijo, el pueblo más pequeño de Córdoba

Los Pedroches

Aida Román, una joven de 31 años, dejó su trabajo de administrativa en Madrid para regentar la tienda

Es punto de encuentro de jóvenes y mayores, y ella se esfuerza por atender lo que la clientela demanda

El Guijo se convierte en el pueblo más pequeño de Córdoba

Aida Romero atiende a una vecina de El Guijo. / Rosa G. Aperador

El Guijo/Aida Román es una joven de 31 años que regenta el único establecimiento de alimentación que existe en la localidad de El Guijo, en el norte de la provincia y que además ostenta el título de pueblo más pequeño de Córdoba, con algo más de 300 habitantes. Bajo el nombre de Aidalai, esta pequeña tienda de unos 30 metros cuadrados no solo ofrece los productos más básicos para el día a día de los vecinos, sino que también se convierte en punto de encuentro para jóvenes que acuden cada tarde a por bebidas frías y lugar de charla para las personas mayores.  

Hace ya varios años que en esta pequeña localidad solo existe un establecimiento de alimentación. Un comercio de toda la vida que antes llevaba una familia del pueblo, pero que hace poco más de año y medio gestiona Aida, venida de Fuenlabrada y que por amor decidió volver al pueblo natal de su padre. Aquí surgió la oportunidad de llevar las riendas de este pequeño comercio que estaba a punto de cerrar por los anteriores propietarios. Y así, día a día, Aida ha pasado de ser una administrativa en la gran ciudad a la propietaria de un comercio en el pueblo más pequeño de Córdoba. Un trabajo diario que le gusta y le permite tener un trato muy cercano con los vecinos.  

Punto de encuentro de El Guijo

El servicio que ofrece no solo se limita a vender comestibles y productos varios del hogar, sino también a frutas y verduras frescas, pan diario, congelados, bebidas frías y algunos “souvenires que gustan a la gente” y que ella trae de sus viajes a la capital. Su trabajo detrás del mostrador va más allá, porque Aida atiende las demandas de los vecinos respecto a productos que ella no tiene a la venta pero que se los consigue, o a dar a probar productos de su tierra, que trae de cada viaje. Aida se sabe adaptar a las circunstancias, por eso también ofrece bocadillos a los ciclistas que hacen la ruta Trasandalus y que tienen parada en El Guijo, y para los trabajadores ocasionales.  

El día a día le permite estar en contacto con las personas mayores que hacen su compra diaria en la tienda, aportándoles servicios extras como llevarle la compra a casa, ofrecerles un ratito de conversación que muchos necesitan y que no tienen precio, porque sus clientes lo valoran por encima de todo.  

El boom de la temporada de fiestas

La propietaria de Aidalai reconoce que en un pueblo tan pequeño se nota mucho cuando es temporada de fiestas que “vienen las familias y hay mucho más movimiento, por lo que aprovecho y tengo abierto más tiempo, incluidos los festivos, para poder ofrecer al menos el servicio de pan”. Por el contrario, en el invierno tan solo por las mañanas hay movimiento de gente, “es muy distinto de donde yo vengo, pero se gana en tranquilidad y calidad de vida”.  

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