Un historiador cuestiona el busto dedicado Rodrigo de Varo, alguacil de la Inquisición en Aguilar de la Frontera
Campiña Sur
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El doctor en Historia y profesor de la Universidad Carlos III Francisco Navarro López ha cuestionado este jueves que el Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera haya erigido en el renovado Llanito de las Descalzas un busto al que fuera "alguacil mayor de la Santa Inquisición" del municipio en el siglo XVII, Rodrigo de Varo y Antequera.
Por su parte, la alcaldesa de Aguilar de la Frontera, Carmen Flores (IU), ha justificado el monumento al inaugurarlo este pasado miércoles 28 de febrero, y el también historiador y cronista oficial de Aguilar, Diego Igeño, ha calificado a Rodrigo de Varo como "un gran mecenas" de Aguilar.
Navarro López ha señalado que es "insólito" que el Día de Andalucía se haya "levantado una escultura en una plaza pública en honor a un alguacil mayor de la Santa Inquisición", y que ello lo haya "hecho un Ayuntamiento gobernado por IU", cuando lo cierto es que "fueron varios los vecinos aguilarenses acusados, detenidos y procesados por el Santo Oficio durante el todo el periodo del Antiguo Régimen, incluyendo la etapa que ostentó dicho cargo Rodrigo de Varo", al que ahora se rinde homenaje en Aguilar con una escultura.
Para el historiador, "aparte de una tremenda catetada histórica, al erigir una estatua en honor a un personaje que fue un destacado miembro y partícipe de la Inquisición en el pueblo, siendo además un rentista que usaba sus cargos y las instituciones (conventos, fundaciones y obras pías) que apadrinaba para ascender socialmente, enriquecerse y asegurar la posición de sus herederos, se está envileciendo uno de los espacios públicos más notables de la ciudad, sin olvidar los 40.000 euros que ha costado a las arcas públicas tal sorprendente actuación".
Durante el acto inaugural del monumento este miércoles, recogido en un vídeo que ha difundido el Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera en su perfil oficial de Facebook, la alcaldesa señaló que "esta escultura es más que una obra de arte, es un legado duradero que enriquece la identidad" de la localidad.
El busto es obra del escultor Ricardo Llamas, al que la alcaldesa, al igual que otros artistas que han participado en la renovación de la plaza, manifestó su "más sincera enhorabuena, por su extraordinaria contribución a nuestra cultura y a nuestro pueblo. Flores expresó también su deseo de que "estos hitos que hoy están en esta plaza sean un recordatorio permanente del talento de los artistas de Aguilar y de su pasión y cariño por nuestra tierra".
En cuanto a la figura de Rodrigo de Varo y Antequera y las razones por las que "se decidió que debía de estar aquí" una escultura dedicada al noble, la alcaldesa cedió la palabra en el acto inaugural al historiador, cronista oficial de Aguilar y archivero municipal, Diego Igeño, quien señaló que, "aunque haya quien frivolice sobre el particular, al quedarse en la superficie de las cosas, que duda cabe que asistimos a una iniciativa meditada y coherente, que pone en valor, no solo un espacio público, sino también a artistas locales" y su talento.
Por lo que respecta a Rodrigo de Varo, el cronista de Aguilar resaltó que fue "un gran mecenas", que financió "la construcción del convento de San José y San Roque, y aunque fue "miembro de la élite socioeconómica de la localidad, su vida no fue ni mucho menos un camino de rosas", pues quedó huérfano de padre a edad temprana, lo que, junto a "malas compañías", le llevó a mantener "conductas que podrían denominarse inapropiadas para la bien pensante alta sociedad aguilarense de la época, pues era pendenciero, calavera y mujeriego, pero acabó casado con una dama de su clase".
Tiempo después, detalló, "heredó de su suegro la vara de alguacil mayor del Santo Oficio, y fue tras ser herido por un hombre que intentó matarlo mientras cazaba cuando su comportamiento cambió, ya que, según el relato del cronista, levantó una ermita en el lugar en el que había sido atacado".
También recordó que "renunció a todas las diversiones", dedicándose a "obras de piedad y principalmente a la caridad con los pobres", empleando "gran parte de su pecunio" en ello, como hizo al crear una obra pía para sostener el Hospital de la Caridad, una escuela vinculada al mismo y también "un recogimiento para pobres transeúntes".
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