Las clarisas de Belalcázar 'rompen' con el Ayuntamiento
Los Pedroches
Las religiosas rechazan renovar el convenio con el Consistorio, lo que deja en el aire la representación de ‘El halcón y la columna’ y obliga a buscar alternativas a los museos municipales
"No queríamos seguir", dice la madre abadesa, sor Isabel Cobo Jiménez, quien asegura que está dispuesta a seguir colaborando con el municipio
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La comunidad de clarisas de Belalcázar ha dicho “no” al Ayuntamiento. La caducidad el pasado 4 de diciembre del convenio firmado hace 35 años que permitía al Consistorio usar ciertos espacios del convento de Santa Clara de la Columna deja en suspenso diversos proyectos culturales, como la obra de teatro El halcón y la columna o los museos municipales. “Hemos intentado negociar para renovar el convenio, pero desde el principio nos hemos encontrado con una negativa por parte de las religiosas”, ha lamentado a el Día el alcalde belalcazareño, Francisco Luis Fernández (PSOE). La madre abadesa, sor Isabel Cobo Jiménez, lo confirma: “La decisión ya está tomada. No es negociable”.
Santa Clara de la Columna es el complejo arquitectócnico de mayor valor de la provincia tras la Mezquita-Catedral, y ha llegado hasta el presente sin grandes transformaciones, con sus viejas edificaciones del gótico Reyes Católicos en perfecto estado. El conjunto ha sido objeto de diversas inversiones por parte de las Administraciones para impulsar su recuperación, precisamente, desde que en 1984 el Ayuntamiento firmara el convenio de uso de espacios con la comunidad religiosa por un periodo de 35 años.
La situación cambia ahora de manera radical, como asume el regidor. Pues, aunque las religiosas sostienen que están dispuestas a mantener las relaciones con el Ayuntamiento y a que las salas expositivas sigan allí, Fernández advierte de la “inseguridad jurídica” que implica estar sin convenio. También ha expresado su sorpresa por la manera en que las clarisas le comunicaron su decisión: “Mandaron una carta en la que nos decían que el acuerdo caducaba y que les entregáramos las llaves”, relata el regidor todavía con sorpresa.
Por lo pronto, El halcón y la columna, que se desarrolla habitualmente en el patio de la Huerta y que está prevista para 2021, cambiará de ubicación, ha anunciado el regidor. El Ayuntamiento ya baraja distintos espacios para montar el escenario, aunque la decisión será consensuada con el director, el dramaturgo Javier Osorio, que esta misma semana se enteró de los cambios.
Más inmediata ha sido la reacción del Consistorio para sacar del cenobio diferentes bienes patrimoniales que iban a formar parte del museo de artes y costumbres belalcazareño, entre ellos, precisamente, el vestuario que utilizan los actores en la obra teatral. Los operarios municipales también han sacado ya las piezas históricas con las que el Ayuntamiento quería articular el museo arqueológico. De manera provisional, han sido llevadas al antiguo pósito, un edificio histórico de propiedad municipal.
El alcalde ha explicado que el rechazo a renovar el convenio por parte de la comunidad de clarisas obliga al municipio a replantearse su oferta turística, teniendo en cuenta que la negociación con la Junta de Andalucía para ceder la gestión del Castillo también está encallada. La retirada de las piezas deja libres las salas de la enfermería alta, del barco y de las columnas.
“No queríamos seguir con este convenio y ya está”, es la escueta explicación de sor Isabel Cobo Jiménez, quien insiste no obstante en que la relación con el Ayuntamiento “sigue siendo buena”. Las visitas al convento, un apabullante complejo monacal, siguen vigentes. Tienen lugar todos los domingos a las 09:45 y, al tratarse de un monumento declarado Bien Interés Cultural (BIC) por parte de la Junta de Andalucía, las clarisas están obligadas a permitir visitas gratuitas cuatro jornadas al mes. Son, en concreto, los miércoles de 09:00 a 10:00, invita a descubrir la madre abadesa. También existe la posibilidad de realizar visitas guiadas en otros momentos si se concerta con un guía.
Fundado en 1476 por Elvira de Zúñiga como monasterio de varones, se convirtió, tras su muerte en 1483, en cenobio femenino. El convento, muy extenso, está constituido por numerosos patios y dependencias que dan lugar a una compleja organización. Arropada por estas construcciones se encuentra la iglesia, de nave única con bóvedas de crucería y una estrella para el presbiterio donde figuran, aunque mutiladas, las estatuas de piedra de Cristo, la Magdalena y Santa Clara, obras notables de la cultura hispano flamenca en Córdoba.
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