'Cómete la Historia' suma a 11 empresas en una actividad que aúna turismo y gastronomía en Santaella

Campiña Sur

El Ayuntamiento ofrecerá este itinerario multisensorial las noches de los sábados en julio y agosto y a demanda el resto del año

Las autoridades, los actores y los primeros participantes en la actividad. / El Día

Gastronomía, arte, enología, cultura, patrimonio y ecología. Todos estos ingredientes se suman en Cómete la Historia, un nuevo producto turístico con el que la localidad de Santaella quiere marcar “un hito en la historia del turismo provincial y de interior”, como ayer destacó el alcalde santaellano, José Álvarez (PSOE), durante la presentación de una actividad que “aglutina los aspectos más importantes del patrimonio”.

La idea es que, tras esta experiencia piloto, las visitas se repitan en las noches de los sábados de julio y agosto y a demanda de grupos durante el resto del año.

Cómete la Historia plantea una novedosa apuesta que implica a 11 empresas del municipio para ofrecer un recorrido por el patrimonio local a través de sus monumentos y su gastronomía. La experiencia comenzó con la recepción de los invitados, entre los que había varios bloggeros, en la plaza Mayor.

La comitiva partió desde ahí a la viña ecológica que las montillanas Bodegas Robles cultivan en el término santaellano, y que se consideran el epicentro del vino bio en Andalucía. Desde aquí se disfrutan de una magníficas vistas de la población, entre cuyo caserío despunta firme la torre de la Catedral de la Campiña.

La siguiente parada fue el Museo Histórico Municipal, ubicado en la monumental Casa de las Columnas. Durante la vista, en este recinto cobra vida la historia del municipio de la Campiña Sur a manos de la compañía Teatrados, que representa a antiguos personajes históricos.

Por último, tiene lugar una cata de vinos ecológicos de Robles con maridaje de recetas históricas elaboradas por la chef Miriam Cózar, de Biodiverxa, ambientadas en productos y platos originales prehistóricos, íberos y romanos. Esto ha sido posible gracias a un “exhaustivo estudio de la documentación histórica del municipio”, como explicó la técnica de Turismo, Carmen Jiménez.

El menú degustación que pudieron saborear estos primeros asistentes estuvo compuesto de cuatro platos y un postre. La experiencia gastronómica empezó con una ensalada de carne roja ahumada, brotes de verduras tiernas, flores y frutas silvestres, de inspiración prehistórica.

El segundo, espárragos y guisantes con frutos secos y pescados ahumados, recuerda a la época antigua en que el comercio que subía por el Guadalquivir traía el mar al interior. El tercero fue un agua de borrajas, habas, cardos, hojas y flores, un plato para explorar la relación entre recolección y cultivo.

El cuarto y último, cerdo asado sobre ensalada de brotes recolectados, ciruelas secas, mostaza africana y tallos de vid, rememora los grandes asados comunitarios, con su gran consumo de cerdo y su relación con el vino, pues fueron los íberos los primeros en hacerlo.

Y, para rematar la experiencia, cuajada de leche de oveja con orejones, miel, nueces, flores y aromáticas. El motivo no es otro que las ovejas eran una de las mayores cabañas íberas, como explicó la chef Cózar.

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