Condenado a 15 meses de cárcel por maltratar a una camada de perros en Peñarroya: "La vida de los animales corría peligro"
Sentencia
La mayoría de los cachorros murieron afectados por el parvovirus
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Córdoba/"La vida de los animales corría peligro a corto plazo". Así lo advierte el Juzgado de lo Penal número 1 de Córdoba en una sentencia en la que condena a 15 meses de prisión a un vecino de Peñarroya-Pueblonuevo por un delito continuado de maltrato animal cometido por tener en una parcela 11 perros adultos y cachorros en "un estado de salud deplorable". Además de la pena de cárcel, la sentencia inhabilita al individuo durante cuatro años para la tenencia de animales y para el ejercicio de profesión, oficio o comercio relacionado con estos. La denuncia fue interpuesta por Galgos del Sur, que asumió el cuidado de todos los animales tras su rescate.
Los hechos se remontan a la primavera del año 2022. La sentencia considera probado que, sobre las 16:00 del 24 de mayo, la Guardia Civil recibió una llamada telefónica alertando de que en una finca había perros "en estado sanitario y de salud deficitario". Personadas las patrullas en el lugar en compañía de una veterinaria, constataron la existencia de 11 perros (tres adultos y ocho cachorros de unos dos meses) de raza mastín español "gravemente parasitados por garrapatas y en condiciones deplorables tanto de existencia como de salud".
Uno de los cachorros, de hecho, se encontraba desplomado en el suelo con bradipnea, alteración del estado mental con conciencia disminuida, por lo que fue sometido a eutanasia para evitar su agonía; el animal estaba infectado de parvovirus canino.
Los animales sufrían numerosas lesiones
El resto de los canes también presentaban numerosas lesiones. Una hembra adulta tenía amputada la oreja izquierda "en un corte limpio", lo que no es compatible "con ninguna patología o proceso de pérdida natural, sino realizado por persona alguna", aprecia el magistrado. Además, presentaba alopecia generalizada por todo el cuerpo, numerosos parásitos y abdomen distendido, así como síntomas compatibles con sarna, leishmania, piderma e hipoalbuminemia.
Los otros animales presentaban "falta de movimiento de juego por debilidad, parásitos intestinables, conjuntivitis, mucosas completamente anémicas, prasitosis grave por garrapatas, abscesos por heridas por mordeduras y peso bajo".
La sentencia considera probado que todos los canes "presentaban un estado de salud extremadamente grave como para requerir atención veterinaria urgente, ya que su vida corría peligro a corto plazo por presentar enfermedades zoonóticas graves que podían incluso poner en peligro la salud de las personas próximas al lugar".
29 denuncias anteriores contra el condenado
El juez considera probado que en este caso concurren "todos y cada uno" de los elementos del tipo penal sobre maltrato animal, y pone como ejemplo que los agentes del Seprona de la Guardia Civil habían denunciado al procesado hasta en 29 ocasiones por infracción de la normativa sobre protección de animales, aunque en el caso de autos "sobrepasó el nivel rojo que delimita el ilícito administrativo del penal". De hecho, durante la vista oral, los agentes llegaron a declarar que los animales estaban "comidos de garrapatas vivas" y apagados, hasta el punto de que un cachorro "estaba agonizando y hubo que practicarle la eutanasia en ese momento para evitarle el sufrimiento".
El Seprona observó, además, que "la comida era insuficiente, pan y alguna corteza de jamón", y que las instalaciones eran "inadecuadas, sin caseta o cobertizo, con coches abandonados tipo desguace y con objetos cortantes".
El juez también tiene en cuenta para la condena la declaración de los voluntarios de Galgos del Sur, que testificaron que "el estado de los perros era muy malo, estaban en instalaciones inadecuadas, con lesiones externas en la piel, desnutridos, algunos deshidratados y sin desparasitar", todo ello "consecuencia de una situación de desatención prolongada en el tiempo". De los cuatro cachorros que custodió la protectora, solo uno sobrevivió, ya que estaban afectados por parvovirus.
El procesado, por su parte, esgrimió que "los perros estaban en perfectas condiciones, adecuadamente alimentados, cuidados y desparasitados", si bien el magsitrado concluye que estas afirmaciones "aparecen desmentidas no solo por los testigos y los peritos, sino también por las propias fotografías", en las que se aprecia "la delgadez, desmedida parasitación, alopecia, heridas externas, úlcera corneal y abatimiento de los perros".
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