La congregación de Salesianas del Sagrado Corazón dejará la gestión del comedor social
lucena
Las tres hermanas se marcharán de la localidad el próximo 1 de septiembre

El próximo 1 de septiembre dejarán Lucena las tres religiosos salesianas que llegaron al municipio hace tres años y que, en este tiempo, han logrado hacer un hueco notable entre la ciudadanía siendo las principales promotoras e impulsoras del comedor Social Virgen de Araceli. La decisión se debe, como ayer explicó a el Día la madre Catalina Bogarín, a que cada tres años, la congregación de Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús, fundada por la Beata Piedad de la Cruz tomando como patrón a San Francisco de Sales, "realiza un estudio de las distintas obras que llevamos adelante para reestructurar la presencia de las religiosas". En la actualidad, forman esta congregación en todo el mundo hasta 200 religiosas presentes en Chile, Paraguay, Perú y España, siendo Kenia el próximo lugar de expansión. Es por ello que, "dado a que Lucena está muy bien atendida pastoralmente, ya que cuenta con tres congregaciones de religiosas (dos de clausura) y numerosos sacerdotes, la dirección ha tomado la decisión de enviarnos a otros lugares que necesitan con mayor urgencia la presencia religiosa". Por su parte, continuará la labor de esta congregación en Villanueva del Duque y Palma del Río, donde atienden a sendas residencias de ancianos.
Así, aunque las madres Lucía Nzkio y Paulia Zaldías aún desconocen su próximo destino, sí se sabe ya que Catalina viajará hasta Picota (Perú), donde en la actualidad se encuentran dos sacerdotes lucentinos ayudando a 132 comunidades y más de 100.000 habitantes y donde trabaja intensamente la Diócesis de Córdoba, recientemente se ha inaugurado la Casa Hogar Virgen de Araceli.
Las tres hermanas dejan una gran labor a sus espaldas: la reconstrucción de la residencia de Prudencio Uzar que, tras años de abandono, rehabilitaron y la puesta en marcha del comedor Social Virgen de Araceli que en la actualidad lo componen 55 voluntarios que atienden entre 30 y 50 usuarios diarios. A partir de ahora, será el padre Francisco Jesús Campos, párroco de la Sagrada Familia anexa al edificio, quien se encargue de continuar esta labor. No obstante, el destino de la residencia que han cuidado hasta la fecha, "se desconoce, aunque tiene capacidad para 15 personas y se podría utilizar como lugar de retiro espiritual". Bogarín insistió en que "hace falta trabajar más en la sociedad para fomentar la vida sacerdotal y, aunque Córdoba tiene la suerte de ser la provincia que más sacerdotes tiene, no sucede igual en otros lugares".
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