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Subbética
La resistencia finalizó. Y la entidad responsabilizada hasta la fecha de las excavaciones en la Cueva del Ángel de Lucena ha entregado, traicionando a su voluntad, 5.750 huesos humanos, logrados desde 2016, a la Junta de Andalucía. La Fundación Instituto de Investigación de Prehistoria y Evolución Humana ha revelado “amenazas” y advierte de la “pérdida importantísima” de material genético que acarrea la entrada de las piezas en el Museo Arqueológico de Córdoba.
Distribuidos y rotulados en 93 cajas y 584 bolsas, los hallazgos obtenidos en las excavaciones efectuadas en la sima del yacimiento arqueológico de la Sierra de Aras han abandonado definitivamente, este viernes, la sede de la entidad divulgativa y científica, situada en el Complejo Formativo de los Santos, para su traslado a un “antiguo silo de cereales” utilizado como depósito del Museo Arqueológico. Un acatamiento, deliberadamente retrasado, que tampoco supondrá la conclusión de la parálisis de la investigación en un complejo prehistórico de referencia mundial.
Desde la fundación han censurado la “irresponsabilidad grandísima” de los dirigentes públicos municipales por “no mover ni un dedo” al objeto de evitar el cambio de ubicación de los restos arqueológicos. Si en Lucena permanecían en dos frigoríficos, a la temperatura idónea de -41 grados que permite “preservar el ADN” y en un entorno de oscuridad, desde su colocación en los recipientes de plástico “se pierde un material genético valiosísimo e importantísimo para la investigación”, ha advertido, con elocuente indignación, Francisco López Salamanca, secretario del órgano rector de la fundación.
Los técnicos de Patrimonio Histórico de la Administración andaluza procederán a verificar la clasificación del material descubierto y los representantes de la fundación recelan de su retorno a Lucena, como aseguraba hace sólo unos días el alcalde, Juan Pérez (PSOE), ya que, ha proseguido López Salamanca, “no ha vuelto nada de lo entregado desde hace años”.
Aparte de los perjuicios físicos de magnitudes inestimables, los componentes de esta institución privada, constituida en 2012, consideran que el Ejecutivo andaluz “agravia” a Lucena porque, a diferencia de “Cabra o Baena, lugares donde se quedan los materiales arqueológicos”, los extraídos en el municipio lucentino, “con amenazas, además, van al silo”, originándose un "trato injusto" para "nuestro pueblo y para un patrimonio que es de la humanidad". El secretario de este organismo, de ámbito nacional y también cronista oficial de Lucena, ha lamentado “no haber encontrado apoyo en las autoridades culturales de nuestro pueblo” y la inexistencia de “voluntad” desde el Ayuntamiento.
Esta primera exigencia asumida se desliga de la concesión de la memoria, de 2.000 páginas, correspondiente al Estudio sobre el Pleistoceno Medio y Superior en el Depósito de Cavernas, desarrollado entre 2013 y 2018.
La desconfianza y la incertidumbre sobre el porvenir de los trabajos vinculados a la Cueva del Ángel frenan el otorgamiento de un documento “reiniciado” después que la dirección general competente opusiera 60 alegaciones y, posteriormente, “rechazara incomprensiblemente las respuestas”, en palabras, a través de un comunicado, de Cecilio Barroso, director de los últimos proyectos de investigación y ausente, por enfermedad, de la comparecencia pública. El doctor en Prehistoria hace alusión a “una actitud totalmente desfavorable a los intereses del proyecto de investigación” y uno de los antropólogos de su equipo, Francisco Bermúdez, considera “arbitrarios” los análisis de los técnicos de la Junta.
En la misma semana que el alcalde de Lucena ha confirmado que el Ayuntamiento y la Universidad de Córdoba han perfilado un “acuerdo marco” en el ánimo de encomendar a la UCO las siguientes acciones en un yacimiento asimilado a Atapuerca, la Fundación ha “propuesto” al Consistorio un nuevo equipo de investigación, “con el objetivo de desbloquear la situación y los trabajos a partir de este año 2022”, ha confirmado Barroso, quien decide apartarse del grupo de especialistas conformado después de las agudos y prolongados conflictos vividos con la Junta de Andalucía y el distanciamiento progresivo y la decadente sintonía con el Ayuntamiento.
Antes de final de año, la fundación mantuvo sendas reuniones con representantes políticos locales y detalló la composición de un equipo de 45 investigadores, dirigido por la prehistoriadora francesa Sophie Gregoire, directora del Centro Europeo de Investigaciones Prehistóricas de Tautavel. Los encuentros finalizaron sin ningún acuerdo y la fundación ha aclarado que aceptaría en el futuro organigrama a profesores de la Universidad de Córdoba.
El proyecto planteado por la fundación abarca el período 2022-2027 y abordaría Los orígenes del poblamiento humano en la Subbética Cordobesa. Francisco Bermúdez, arqueólogo, también, y profesor en el IES Sierra de Aras de Lucena, figura como codirector y, en su intervención, ha insistido en que el sistemático estancamiento de los procesos en la Cueva del Ángel trasciende de los problemas burocráticos y, por ejemplo, ocurre por la permanencia de una cubierta inadecuada y que imposibilita cualquier acción y, por decisión de las autoridades públicas competentes, la presencia de hábitat de murciélagos.
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