Las danzas de Obejo, Fuente Carreteros y Fuente Tójar, protegidas como Bien de Interés Cultural
Cultura
Estos rituales festivos ejemplifican la diversidad de las manifestaciones socioculturales urbanas en la región andaluza
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El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha acordado inscribir, a instancias de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, en el Catálogo General del Patrimonio Histórico (Cgpha), como Bien de Interés Cultural (BIC), con la tipología de Actividad de Interés Etnológico, la Danza de los Locos y El Baile del Oso en Fuente Carreteros, la Danza de San Isidro Labrador en Fuente Tójar y la Danza de las Espadas, en Obejo.
Estos bailes, protegidos como la máxima figura de protección -la de BIC-, constituyen una magnífica muestra del amplio patrimonio cultural de Andalucía y ejemplifica la diversidad de manifestaciones socioculturales urbanas andaluzas, resultado de complejos procesos históricos que han contribuido a configurar la identidad cultural de la comunidad.
La Danza de los Locos y el Baile del Oso es un ejemplo paradigmático de expresiones culturales que forman parte del patrimonio inmaterial e intangible de las poblaciones carolinas que llegaron a Andalucía en el siglo XVIII. Un patrimonio incorpóreo que se configura como reproducciones simbólicas de la identidad de los miembros de estas comunidades que lo recrean y reproducen anualmente.
Según la información que comparte el Ayuntamiento de Fuente Carreteros, el baile representa la matanza organizada por el Rey Herodes (que mandó matar a todos los recién nacidos e inocentes, los cuales fueron sometidos a una persecución por parte de los soldados y ayudantes del Rey). Este es el motivo por el cual el baile se realiza el 28 de diciembre, Día de los santos inocentes. Pero algunos investigadores apuestan por asemejarlo con la festividad de San Nicolás, en Centro Europa, donde el personaje del Santo recorre diversos lugares acompañado de forma muy parecida a Los Locos de Fuente Carreteros.
Este baile ha perdurado a través de los tiempos, gracias a la transmisión oral de padres a hijos. La desaparición de este danza en algunas épocas podría haber llevado a la extinción de la misma, de no ser por la constancia de algunos habitantes de la localidad por mantener viva esta antigua tradición.
Por su parte, la Danza de San Isidro Labrador conforma un referente cultural propio para la población de Fuente Tójar, estrechamente unido a la identidad, significando la celebración, además de una forma de expresión específica, la reafirmación simbólica como comunidad. Esta danza constituye uno de los referentes patrimoniales más importantes de la comarca de la Subbética cordobesa, y está relacionada con los verdiales malagueños, con lo que comparte algunas características técnicas, así como el espacio geográfico donde son ejecutadas.
El ritual gira en torno al culto a San Isidro Labrador, titular de la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Fuente-Tójar, y tiene lugar con ocasión del día de su patrón, el 15 de mayo, en el que los danzantes ofrecen su habitual repertorio durante su salida procesional y en algunos eventos que giran en torno a ella.
Ocho hombres componen el grupo y llevan consigo diferentes instrumentos musicales. El maestro inicia el baile al toque de su pandereta sin piel, un violista, el guitarrista y los cinco miembros restantes tocan castañuelas.
Los ocho danzantes siguen a la procesión y tienen el privilegio de bailar en la Iglesia, cubiertos con sus llamativos sombreros, al comenzar y finalizar dichos actos. De igual modo, actúan durante el triduo que se celebra en la parroquia en honor al patrón y recorren las calles bailando la víspera de la fiesta, aunque sin vestir sus tradicionales trajes.
La Danza de las Espadas de Obejo, con origen en el siglo XIV, forma parte del desarrollo de las celebraciones festivas en torno al culto de San Antonio Abad y de San Benito, advocaciones que constituyen el foco devocional e identitario de la población de Obejo. Tiene lugar tres veces a lo largo del año. La primera de ellas coincide con el domingo más próximo al 17 de enero, día de San Antón. Es la festividad del titular de la parroquia y se celebra una procesión, en la que intervienen los danzantes de San Benito y los vecinos degustan migas en la plaza del pueblo. Los niños, por su parte, disfrutan con un programa de juegos populares.
La segunda ocasión del año para la Danza de las Espadas coincide con la Romería en la ermita de San Benito, en concreto el domingo más próximo al 21 de marzo. Comienza en el pueblo con el traspaso de poderes al nuevo hermano Mayor. Luego sigue en la ermita y sus alrededores, donde después de la misa de los romeros, comienza la procesión, una de las más vistosas de Andalucía, tanto por la imagen del santo, el cual lleva colgado de su manto billetes donados por los devotos, como por la tradicional Danza de las Espadas.
La última de las tres es el segundo sábado de julio, con motivo de la feria de Obejo. Esta danza, también llamada Baile de Bachimachía, simboliza el arte guerrero de los pueblos bárbaros y es la tradición más arraigada de Obejo, donde intervienen 32 hombres y el maestro, los cuales acompañan, sin parar de bailar, al Santo en la procesión hacia la Ermita.
Dicha Danza, también llamada Baile de Bachimachía, simboliza el arte guerrero de los pueblos bárbaros. Es ejecutada por los danzantes ofreciendo su repertorio durante las salidas procesionales y en algunos eventos vinculados a las mismas. El acto más significativo es el ahorcamiento o degüello simbólico del maestro que dirige el baile, conocido popularmente como Patatú.
Junto a las danzas la protección abarca también una serie de bienes vinculados a la actividad como son la escultura del Loco y el monolito de los Locos, en Fuente Carreteros; la imagen de San Isidro, la iglesia de Nuestra Señora del Rosario y el retablo de San Isidro Labrador, en Fuente Tójar, y en el caso de la Danza de las Espadas de Obejo, la iglesia de San Antonio Abad y el ermita de San Benito.
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