Datan en el siglo VI antes de Cristo el yacimiento íbero de El Higuerón en Nueva Carteya, más antiguo de lo que se pensaba
Campiña Este
Los arqueólogos recuperan fragmentos de cerámica orientalizante y restos de huesos y semillas, que permitirán determinar cómo era la dieta en la época
Descubierto un relieve con forma de falo en el yacimiento de El Higuerón en Nueva Carteya
¿Qué esconde el yacimiento arqueológico de El Higuerón en Nueva Carteya?
La excavación de los basureros vertidos fuera de la muralla íbera en el yacimiento arqueológico de El Higuerón, en Nueva Carteya, ha aportado "una información muy valiosa" que permite al fin datar de manera concreta el asentamiento en el siglo VI antes de Cristo, un siglo anterior a lo que inicialmente se sospechaba, como ha informado el director de los trabajos y responsable del Museo Histórico Local, Andrés Roldán. Los arqueólogos continuarán en el terreno hasta el 15 de septiembre gracias a una colaboración de la Universidad de Granada y el Centro de Estudios de Arqueología Bastetana, con sede en Almedinilla.
Roldán ha informado de que, gracias a los materiales recuperados, se puede fechar la construcción de la muralla en el siglo VI antes de Cristo y saber que el lugar estuvo ocupado por los íberos hasta finales del siglo V o inicios del IV antes de Cristo. Posteriormente, el sitio fue ocupado por los romanos.
Los arqueólogos han podido alcanzar ya los cimientos de la muralla y han recuperado fragmentos de cerámica, fragmentos huesos y semillas que se estudiarán en el laboratorio para conocer con certeza cómo era la alimentación en la época y restos de carbones. Precisamente, en los niveles más antiguos se han hallado cerámicas orientalizantes, mientras que en los últimos momentos de uso del basurero hay ánforas y cerámica ática. Esto ha permitido modificar "ligeramente" la cronología que se anticipó el pasado verano, en concreto, un siglo más atrás.
En cuanto al gran edificio romano que ocupa la cima del cerro, Roldán ha explicado que se está definiendo la distribución interna y ya se han excavado prácticamente en su totalidad dos de sus estancias. "Estamos definiendo la distribución interna, hemos retirado niveles superficiales y estamos viendo los muros que delimitan las habitaciones", ha exploicado. Al final de las excavaciones, está previsto que queden al descubierto tres habitaciones.
Los arqueólogos, por último, trabajan en la zona de la entrada a dicho edificio, donde tras la retirada de los derrumbes de los muros que había al exterior de la fachada está quedando a la vista la "monumentalidad" de la misma.
El Higuerón es el yacimiento arqueológico mejor conocido en Nueva Carteya gracias a las excavaciones que se realizaron en los años 1966 y 1968, y pese a ello ahora es cuando se está conociendo en profundidad.
Según consta en su ficha del Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, se trata de una fortificación que presenta un recinto exterior de amurallamiento realizado en sillares almohadillados, en el que se observan algunos bastiones al Norte y al Oeste. En la cúspide del cerro, lo que los carteyanos popularmente conocen como la torre, existe también un recinto interior de sillares almohadillados a soga y tizón, de 20 por 17 metros, y en todo el entorno aparecen abundantes fragmentos de cerámica ibérica y romana.
Más recientemente se ha documentado la presencia de otras estructuras emergentes en este emplazamiento que no son recogidas en la descripción de la primera publicación de este recinto, lo que, según la apreciación de Roldán, “muestra la complejidad de un hábitat”, previsiblemente un complejo rural de época romana.
Las expectativas de los investigadores son altas de acuerdo a lo que se ha podido comprobar hasta el momento: “Respecto a otros yacimientos de la misma época de la provincia, la muralla externa de El Higuerón es única por su monumentalidad”, compara Roldán.
Las excavaciones desarrolladas el pasado verano dejaron al descubierto un relieve fálico en uno de los sillares que forman la esquina noreste de la torre romana. “Este tipo de representaciones eran frecuentes en la época a pesar de la visión que se pueda tener en la actualidad”, explicaron desde el museo. Los falos, de hecho, eran signos muy repetidos en la cultura clásica; incluso, se llevaban colgados en el cuello para evitar el mal de ojo. Y también representaban la suerte, el vigor... En la isla griega de Delos, incluso, se conserva una avenida con grandes esculturas de falos. El hallado del falo de Nueva Carteya se cubrió con una mezcla de geotextil y tierra para garantizar su conservación in situ y evitar posibles expolios, y estos días se ha vuelto a descubrir.
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