Los ducados que hicieron ciudad

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La localidad celebra el 400 aniversario de la concesión del título con una amplia programación de actividades, que incluyen desde una ruta gastronómica hasta medallas conmemorativas

Palacio de los condes de Santa Ana, en la calle San Pedro. / Reportaje Gráfico: Juan Ayala
Lourdes Chaparro

22 de julio 2018 - 02:33

Melladas conmemorativas, una ruta para redescubrir la comida de hace cuatro siglos y una gran gala con más de cien participantes, que tendrá lugar justo dentro de una semana. Lucena conmemora este año el 400 aniversario de la concesión del título de ciudad con una programación de actos que comenzó el pasado mes de enero y en la que se quiere implicar a todos sus vecinos.

Desde su creación, la de Lucena ha sido una más que notable localidad en la provincia de Córdoba, pero fue allá por el siglo XVII cuando realmente comenzó el arranque del desarrollo de esta ciudad de la Subbética, la localidad con más población después de la capital. Es lo que sostiene Antonio Cruz, uno de los cronistas oficiales de Lucena, quien también reconoce que fue el siglo XVIII el más importante en el terreno cultural en la localidad, con la Sociedad Laboriosa de Lucena y con la presencia de numerosos escritores que "contribuyen a crear una especie de siglo de oro en la ciudad".

El nombramiento se fechó en San Lorenzo del Escorial el 28 de julio de 1868

Pero, ¿cómo consiguió la designación de ciudad Lucena? Pues, según recuerda a el Día Cruz, el cambio de villa a ciudad "supone cambiar de categoría administrativa y económica, pero hay que pagar por ello". En el caso de Lucena se pagaron 16.000 ducados por el título, mientras que otras ciudades cordobesas lo hicieron después y tuvieron que pagar más, como es el caso de Bujalance, en 1630, con Felipe IV, y Cabra, en 1849, ya con Isabel II. Valladolid obtuvo antes el título de ciudad, en 1596, concedido por el rey Felipe II. "La cantidad que pagaron los lucentinos iba a engrosar las arcas de un estado debilitado económicamente por las constantes guerras y los préstamos de los banqueros alemanes o italianos", relata el cronista, quien añade que Quevedo, por estos comienzos del siglo XVII, dice que el oro que llega de América "viene a morir en España y es en Génova enterrado", es decir, va a parar a las arcas de los banqueros genoveses.

Hace más de 400 años, Lucena era una ciudad de señorío y contaba con una población agrícola fundamentalmente, con cultivo del olivo, la vid y los cereales. Entonces el señor de Lucena era el VI Duque de Cardona, el lucentino Enrique de Aragón Folch de Cardona y Córdoba (Lucena, 1588-Perpiñán, 1640), el cual, entre otros muchos títulos, tenía también el de marqués de Comares. Estaba casado, desde 1606, con Catalina Fernández de Córdoba y Figueroa, hija de los marqueses de Priego, con la que tuvo nueve hijos, casi todos nacidos en Lucena; fue virrey de Cataluña, entre otros cargos relevantes. Y fue, según Cruz, este personaje quien "interviene favorablemente para que Lucena obtenga el título de ciudad, en 1618". Según la información facilitada por el cronista oficial de Lucena -también lo es de Iznájar-, en el documento acreditativo se dice que el rey Felipe III "teniendo en consideración los muchos buenos y leales servicios que el Concejo, Justicia y Regimiento, Caballeros, Escuderos, Oficiales y Hombres buenos de la villa de Lucena, han hechos a los Señores Reyes, nuestros Progenitores y queriéndola honrar y sublimar". Por todo ello, sigue diciendo, "la hacemos e intitulamos ciudad, para que de aquí en adelante lo sea y se llame así, y encargamos al dicho Serenísimo Príncipe -el futuro Felipe IV- y mandamos a todos y a cada uno de vos los sobredichos, que la hayáis y tengáis por tal, y la llaméis ciudad, así por escrito como de palabra, y le guardéis y hagáis guardar todas las honras, gracias, mercedes, franquezas, libertades, preeminencias, prerrogativas e inmunidades y todas las otras cosas que por razón de ser ciudad debe haber y gozar, y le deben ser guardadas, todo bien y cumplidamente, sin faltarle cosa alguna". Este punto, subraya Cruz, "es el núcleo central del nombramiento de ciudad, que está fechado en San Lorenzo del Escorial, el 28 de julio de 1618, aunque las prerrogativas de Lucena como ciudad habían empezado a ser efectivas desde comienzos del año en cuestión".

A inicios del siglo XVII, Lucena era una ciudad mediana que había ido creciendo paulatinamente hasta convertirse en un núcleo poblacional de notable entidad, en comparación con otros lugares circunvecinos. En el último tercio del siglo anterior tenía casi cuatro mil vecinos que equivalen a unos quince mil habitantes; en Iznájar, por ejemplo, había por entonces unos seiscientos vecinos.

¿Y qué repercusión tuvo para la ciudad obtener esta designación? Pues según este experto, "hay algunos signos e indicios de que, a partir de ese momento, empieza a mejorar el aspecto de la antigua villa, ahora ciudad". Así, ese mismo año de 1618 se comienza a hacer la Plaza Nueva, derribando algunas casas que impedían las obras de una gran plaza rectangular en cuyos frentes están las Casas Consistoriales o Ayuntamiento y la iglesia parroquial de San Mateo". "Se dice que las casas de la plaza eran buenas y bien integradas en el conjunto de la plaza; en 1620 el Ayuntamiento labra unos arcos en el atrio del edificio y unos balcones, aunque la sala capitular o salón de sesiones se hizo mucho después, en 1732", expone Cruz.

La gala conmemorativa tendrá lugar el próximo viernes en la Plaza Nueva y en ella participarán más de cien artistas locales en un espectáculo concebido como homenaje a la ciudad.

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