El Viso, un refugio que no distinguía de ideología a la hora de salvar vidas

Los Pedroches

La estructura, que se extiende casi 200 metros bajo la plaza principal del municipio, pretende convertirse en atractivo turístico

Galería del refugio antiaéreo de El Viso. / Rafa Alcaide / Efe
Álvaro Vega (Efe)

17 de octubre 2020 - 14:54

El refugio antiaéreo de El Viso, que se extiende casi 200 metros con túneles bajo la plaza principal del municipio, pretende ser un atractivo turístico más del municipio y un "reconocimiento a la memoria democrática" porque acogía durante los bombardeos a los viseños sin distinción de ideologías.

Así lo rememora su alcalde, Juan Díaz (PSOE), al recordar "las primeras palabras que conseguimos de muchos mayores cuando intentamos localizar estos túneles, que sirvieron para salvar vidas y, como decía uno de ellos, aquí entraban los de derechas y los de izquierdas". "Una de las personas mayores que entraba de niño para jugar después de la guerra nos transmitió una idea que nos quedó calada a la hora de poner en valor este refugio, lo denominó el refugio de la vida, porque durante los bombardeos entraban todas las personas que querían refugiarse", afirma.

Para Díaz, “no se trata de reavivar nada que pueda herir sensibilidades, sino conocer aquella parte de la historia que esperemos que no se vuelva a repetir y qué mejor manera que poner en valor aquellos lugares que sirvieron para salvar la vida a muchos ciudadanos y ciudadanas de nuestro municipio”.

El refugio, visitable previa petición en el Ayuntamiento, conserva dos escaleras originales de ladrillo, arena y piedra, una de ellas con catorce escalones aunque originalmente tenía veintiocho, dos tramos de bóveda original, fragmentos de muro visto de la construcción original y un pilar. Dispone de lo que se supone una salida hacia el Ayuntamiento, que se descubrió durante las obras de instalación del ascensor en el edificio municipal, cuando se localizó una bóveda cuyo origen se desconocía entonces y que, al abrirse el refugio, se comprobó que era un pasadizo que conectaba con el salón de plenos.

Manuel Vacas, profesor de Historia del instituto Antonio María Calero, de Pozoblanco, y uno de los especialistas sobre la arquitectura bélica de los Pedroches, señala que su construcción en zig-zag pretendía minimizar los efectos de una posible explosión en alguna de las entradas, una forma típica también de las trincheras que hay en la zona, en la que se estabilizó el frente a finales de 1937.

El Viso se mantuvo en la leal a la República durante casi toda la Guerra Civil. En 1937 se hicieron varios refugios antiaéreos, algunos una mera habitación en una calle o en el interior de las casas, "poco seguros", en la opinión que manifiesta Dilio Sánchez Pedrajas en 'Mis memorias' (Diputación Provincial de Córdoba, 2005), donde relata cómo se construyó el que se encuentra hoy día rehabilitado bajo la plaza de la Constitución.

"Pidieron voluntarios para hacer refugios para casos de bombardeos", relata Sánchez Pedrajas, que se pusieron al cargo de un teniente de Ingenieros. Se hicieron varios con una única boca y el de la plaza, con cuatro. Manuel Vacas concreta que los trabajos eran recompensados con comida o con dinero y que este tipo de construcción se expandió en la zona entre 1937 y 1938 al darse "una concentración de fuerzas republicanas" con la intención de atacar Peñarroya, que fue detectada por los sublevados y que convirtió a las localidades de los Pedroches en "objetivos militares".

El Viso sufrió varios bombardeos, "en concreto uno muy intenso el 25 de diciembre de 1938", dice el alcalde, con 156 bombas de 50 kilos y "con muchos fallecimientos", más de cien, entre ellos un capitán y un teniente, según un informe de un "evadido" al Cuartel General del Ejército del Sur de dos días después. Vacas cifra alrededor de ochenta en la boca del refugio y el resto en otros lugares de El Viso.

Las muertes se produjeron por la aglomeración al entrar en el refugio, lo que hizo que una de las bocas quedase embotellada y caer una bomba cayese en ese instante, recoge Dilio Sánchez en su libro.

En 2001, el Ayuntamiento de El Viso decidió buscar el refugio ante la certeza de que la plaza principal de la población estaba hueca y buscando su seguridad estructural, porque sobre ella se organiza el Auto de los Reyes Magos y se monta la plaza de toros.

Una retroexcavadora trabajó en un punto donde una de las personas que habían entrado al refugio señaló junto al Ayuntamiento, pero a los cuatro metros y cuando el brazo de la máquina no alcanzaba más, los trabajadores pararon para comer y sin esperanza de que el lugar fuese el adecuado, recuerda el alcalde.

Al regresar comprobaron que parte del hueco había cedido para dejar ver una estructura de ladrillo. La ubicación era correcta. El refugio estaba a seis metros bajo el nivel de la plaza. A partir de esa entrada, se localizaron las otras tres y los cuatro túneles que daban cabida unas 800 personas apiladas, relata el alcalde.

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