La empresa que quería expropiar una finca de Cayetano Martínez de Irujo en Córdoba para una megaplanta solar desiste de la licencia

Alto Guadalquivir

La promotora busca nuevos emplazamientos en la comarca tras el rechazo ciudadano al proyecto y las decenas de alegaciones recibidas

Un recorrido en imágenes por Morente, la aldea cordobesa que se ha rebelado contra las megaplantas solares

Los vecinos de Morente, indignados: "Nos vamos a quedar sin nada"

Aldea cordobesa de Morente. / Miguel Ángel Salas

La Plataforma Stop Megaplantas Solares Alto Guadalquivir ha celebrado este viernes como una "mini victoria" el desestimiento de la licencia de obras por parte de la empresa que había proyectado las megaplantas solares Guadalquivir 1 y Guadalquivir 4 junto a la aldea cordobesa de Morente, entre Pedro Abad y Bujalance. De salir adelante, habría supuesto la expropiación de dos fincas, una de ellas -El Hierro- propiedad de Cayetano Martínez de Irujo y que había heredado de su madre, la fallecida duquesa de Alba.

El noble se había posicionado desde el principio en contra de esta iniciativa, al entender que iba a destruir uno de los campos de cultivo más fértiles de toda la Península Ibérica y a provocar un destrozo ambiental en un entorno de nidificación de aves esteparias consideradas en peligro de extinción. La iniciativa provocó una gran movilización en la aldea de Morente y en las localidades de Pedro Abad y Bujalance, con varias marchas reivindicativas que contaron con el respaldo de las alcaldesas.

"El tema es de una gravedad ilimitada. Primero, porque es insólito que tengamos que defender la propiedad privada ante otro particular en un país de la relevancia que tiene España y en pleno siglo XXI. Esto no es Venezuela ni Mozambique, esto no es el tercer mundo", declaró Martínez de Irujo el pasado marzo en una entrevista con este periódico.

Ahora, la empresa promotora, Generadora Eléctrica IV, que ya contaba con todos los permisos previos e incluso con la declaración de interés público para expropiar las fincas, ha desistido de las licencias de obras y busca nuevos emplazamientos en la zona. Cayetano Martínez de Irujo ha explicado, en declaraciones a El Día, que se encuentra en plena negociación de una servidumbre de paso para la línea de alta tensión solicitada por la promotora, a lo que ha puesto varios condicionantes: que vaya por la linde de la finca, que no suponga ningún impacto sobre el medio ambiente y que no afecte a los cultivos.

"La unión hace la fuerza"

"Ahora más que nunca es necesario que el resto de municipios de la comarca se impliquen en poner orden en su territorio", ha llamado la Plataforma Stop Megaplantas Solares, que desde la pasada primavera ha canalizado decenas de alegaciones ante las administraciones contra los permisos que se habían concedido a los huertos Guadalquivir 1, con una potencia de generación prevista de 50,26 megawatios, y Guadalquivir 4, con 46 megawatios.

El colectivo ciudadano ha agradecido "a todas las personas que de una u otra forma han puesto su granito de arena para luchar contra esta barbarie". "La unión hace la fuerza", ha manifestado la plataforma, que ha advertido, sin embargo, de que "queda mucho trabajo" y que continuará "en la lucha" para ordenar los numerosos proyectos que afectan a la comarca cordobesa.

Plano de las plantas solares proyectadas en el Alto Guadalquivir cordobés. / El Día

De hecho, en la aldea de Morente, donde comenzaron las movilizaciones, aún causa "gran preocupación" la planta Guadame Solar 5, que "quedaría a escasos 500 metros del casco urbano". Y hay una quincena de iniciativas proyectadas en El Carpio o Cañete de las Torres. Son muchos los motivos esgrimidos por los vecinos para oponerse. El primero, la pérdida de terreno cultivable: "Ocupar tierras agrícolas para la energía fotovoltaica supone una pérdida del imprescindible y ya menguado potencial agrícola", advierten. Como efecto, acarreará "un incremento de las importaciones agrícolas y una mayor dependencia alimentaria a nivel global".

También advierten de efectos "perniciosos" sobre el patrimonio cultural, paisajístico -al entender que "el paisaje es la imagen del ecosistema" y "constituye la primera evidencia de la calidad ambiental y natural de un territorio"-, el turismo y, sobre todo, la biodiversidad.

Y es que el núcleo poblacional y sus alrededores incluye áreas de "alto valor ambiental y ecológico". Por aquí pasa, por ejemplo, el arroyo del Asno, calificado como hábitat de interés comunitario por la existencia de olmedas mediterráneas. "Constituye un auténtico corredor verde para los mamíferos, entre los que destaca el lince ibérico", explican.

A esto se suma que las áreas agrícolas ampliamente abiertas o en mosaico del término se ubican cercanas a un área incluida dentro del ámbito de aplicación del plan de recuperación y conservación de aves esteparias. Aprobado por la Junta de Andalucía en el año 2011, contempla los tendidos eléctricos, los aerogeneradores y las instalaciones fotovoltaicas como algunas de sus "principales amenazas". Para los vecinos, además, la "cercanía inmediata" a la zona esteparia El Carpio-Córdoba "hace inviable" por sí misma la construcción de plantas solares sobre estos terrenos agrícolas, pues "actúan como limitante de los movimientos y dispersión de las aves", al tiempo que impiden la posibilidad de ampliar territorio.

En la zona es posible divisar el sisón, el cernícalo primilla o el águila culebrera. Mención aparte -advierten- merece el aguilucho cenizo, considerada una de las diez rapaces más amenazadas de Europa. El 50% de su población se encuentra en la Península Ibérica y, precisamente, los parajes de Las Flores y El Hierro, donde se proyectaban las plantas solares Guadalquivir 1 y 4, son lugares habituales de nidificación.

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