El estigma de la barriada Poeta Juan Rejano de Puente Genil: las soluciones que no llegan

Campiña Sur

Las administraciones siguen sin encontrar medidas que permitan el desarrollo del vecindario, con problemas históricos de convivencia e inseguridad

Puente Genil renuncia a hacer obras en la barriada Poeta Juan Rejano por falta de seguridad

Panorámica de la barriada Juan Rejano, de Puente Genil. / Cabezas

Puente Genil/48 bloques y 288 viviendas. Esa es la composición de la barriada Poeta Juan Rejano de Puente Genil, un lugar históricamente estigmatizado con etiquetas asociadas a actividades ilícitas que ha vuelto a la primera línea de la actualidad informativa por la reciente decisión del Ayuntamiento de renunciar a la ejecución de uno de los proyectos del PFEA en el interior del barrio ante la falta de unas condiciones adecuadas de seguridad para garantizar el desarrollo de las obras. La decisión, por insólita que parezca, obedece, en palabras del concejal de Obras, Infraestructuras y Medio Ambiente del Ayuntamiento, Rafael Morales, a la existencia de "graves problemas" de seguridad en los últimos meses que, dada su magnitud, han generado dudas en torno a las garantías con la que se iba a llevar a cabo el proyecto.

Sin embargo, cabría preguntarse hasta qué punto esos problemas de seguridad pueden condicionar que una administración local se replantee no ejecutar una obra pública en una barriada. La respuesta quizás haya que buscarla en el origen y en la propia configuración de la misma. El barrio se creó a principios de los años 80 por la Consejería de Obras Públicas de la Junta de Andalucía, naciendo con una vocación de futura integración en la propia expansión urbanística de la ciudad, pero pronto se vio que la realidad echaba completamente por tierra lo idealizado. A su propia fisonomía, configurada a partir de la cercanía con la A-318 y un único cordón umbilical con el casco urbano, se unían la falta de instalaciones y equipamientos de ocio y recreo, aspectos que se complementaban con elevadas tasas de desempleo, y un absentismo y abandono escolar prematuro que derivaban en índices de exclusión social desconocidos para esos años en una ciudad media del centro de la región.

Bajo nivel de cualificación profesional

A la sensación de inseguridad por lo que allí sucedía y sobre lo que de allí se contaba, se le sumaron otros factores que comenzaron a estar muy presentes en el día a día de la vida cotidiana. Tráfico y consumo de drogas, ocupación ilegal de viviendas, deficiencias de carácter higiénico-sanitarias y espacios públicos degradados, comenzaron a ser una constante que encendió todas las alarmas de las administraciones y que acabó por enquistar la situación. Ante ello, se intentaron poner soluciones, pero la respuesta conjunta y coordinada nunca llegó. Únicamente pudo actuarse a escala individual sin que cambiara demasiado el futuro global de quienes allí vivían. Ni en la década de los 90 ni en las dos primeras décadas del siglo XXI se consiguieron implementar medidas que modificaran la estructura e idiosincrasia de la barriada, y hoy, en 2024, la realidad sigue superando la ficción.

En uno de los estudios realizados por la delegación municipal de Servicios Sociales Comunitarios se apuntaba hace algunos años A que una gran parte de la población que reside en la barriada, en edad activa, “presenta una gran similitud, con un bajo nivel de cualificación profesional y escasa capacidad, competencias y habilidades para superar las situaciones de necesidad”... añadiéndose que no se valoraba la formación “como elemento clave para el acceso al mercado de trabajo”.

El programa Eracis+

Ante ello, uno de los pocos programas que ha tratado de cambiar la situación ha sido el Eracis+. En marzo de 2019 numerosos colectivos sociales, profesorado, personal sanitario y residentes en la barriada protagonizaron una histórica fotografía de esperanza en un cambio de la situación social de Juan Rejano a través del Plan local de intervención en zonas desfavorecidas, que incluía estrechar la cooperación entre asociaciones, vecinos, y recursos públicos con la obligación de que los usuarios de los Servicios Sociales se comprometiesen a cumplir los itinerarios de formación para poder recibir un apoyo económico a través de la renta mínima o cualquier otro tipo de ayuda. 

Vecinos de la barriada Juan Rejano, con autoridades y agentes sociales. / El Día

Era un hilo de normalización que abrió la puerta a la labor de trabajadores, educadores e integradores sociales y al contacto diario de estos con los vecinos intentando cambiar drásticamente las cosas. Ese programa ERACIS+ ha tenido continuidad estrechando lazos con los residentes en los últimos años. Así, durante el pasado verano se desarrolló en la barriada un taller de ocio saludable orientado a promover hábitos de nutrición adecuados, actividad física y un uso productivo del tiempo libre. También hubo otros de manualidades, talleres lúdicos y alfabetización digital, e incluso desde la empresa municipal Egemasa se llevó a cabo una actuación integral para tratar de mantener unos estándares adecuados de limpieza, actuando igualmente en la eliminación de escombros. La iniciativa fue aprovechada por los profesionales del equipo Eracis+ para realizar una acción comunitaria a modo de encuentro con el vecindario, iniciativa que buscaba la sensibilización, la concienciación, y la educación en valores y competencias a los residentes para contribuir al mantenimiento y al cuidado de las zonas comunes y de los espacios públicos de la zona.

El estigma que pesa como una losa

Pero más allá de lo que se intenta hacer por la vía de la convivencia, los titulares de las noticias de impacto negativo que afectan al barrio siguen pesando como una losa. En los últimos años, la Guardia Civil, en varios casos a través de unidades de grupos especiales, ha llevado a cabo numerosas operaciones de diversa índole que han eclipsado cualquier atisbo de cambio, reafirmando la propia complejidad del escenario real del Juan Rejano cotidiano. Tanto ha trascendido la fama de la barriada que hasta el conocido youtuber Zazza el Italiano, popular por visitar los barrios más peligrosos del mundo, quiso adentrarse en sus calles, conocer a sus habitantes y subir a las viviendas para saber si la reputación era cierta. La visita no defraudó y las imágenes fueron de lo más visto en las redes sociales acumulando más de dos millones de reproducciones, sacando a la luz lo que muchos no querían o no se habían atrevido a ver.

A día de hoy, la barriada Poeta Juan Rejano es un ejemplo de contradicción permanente. El intento de sus habitantes de querer salir adelante con su particular forma de vida, y el fracaso continuado de las administraciones públicas por no saber atajar ni poder dar soluciones a todo lo que encierra el barrio. Todo ello, con un estigma perenne, ante la atenta mirada del resto de vecinos de Puente Genil, acostumbrados y sabedores de que allí, entre esos 48 bloques y 288 viviendas, puede suceder de todo, por increíble que sea.

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