Las fuentes plantadas, una solución natural contra los mosquitos del Virus del Nilo

Medioambiente

Libélulas, caballitos del diablo y caracolas acuáticas se alimentan de las larvas, explica la bióloga Mónica López

La renaturalización de estanques que ha emprendido el Jardín Botánico de Córdoba es ejemplo de esta práctica

De la acera a la cocina: en cada alcorque crecen al menos dos plantas comestibles

Una fuente plantada en el Rectorado de la Universidad de Córdoba.
Una fuente plantada en el Rectorado de la Universidad de Córdoba. / El Día

"Cuesta creer que para controlar la población de mosquitos sequen los pocos puntos de agua que hay en las ciudades", reflexiona Mónica López, bióloga, responsable del herbario del Real Jardín Botánico de Córdoba y una de las responsables del proyecto Del cloro a la biodiversidad, que se ha consolidado como referente nacional en la transformación y naturalización de fuentes y estanques urbanos en espacios de alta biodiversidad.

Frente a la medida de vaciar las fuentes como están haciendo ayuntamientos como el de La Rambla, donde se ha producido el primer contagio por Virus del Nilo Occidental de la provincia de Córdoba, López propone todo lo contrario: la implementación de fuentes plantadas, un sistema que combina plantas acuáticas y praderas de carófitos, algas con consistencia de plantas superiores. "Así se mejora la calidad del agua, se fomenta la biodiversidad y se reduce naturalmente la población de mosquitos", explica la investigadora.

Animales que se alimentan de larvas

Los mosquitos del género Culex, conocidos por ser vectores de enfermedades como el virus del Nilo Occidental, proliferan en cuerpos de agua estancada y con falta de mantenimiento, lo que las convierte en un riesgo "importante" para la salud pública, reconoce. Sin embargo, las recientes naturalizaciones en algunos pueblos y en la misma ciudad de Córdoba ponen de manifiesto que, "cuando en las fuentes se crean ecosistemas regulados y completos, las larvas de mosquito simplemente no proliferan por el gran impacto y presión predatoria que ejercen insectos como libélulas, caballitos del diablo, notonectas e incluso caracolas acuáticas, que al ser omnívoras se alimentan incluso de las puestas de mosquitos", apunta.

Y explica que, en el contexto del aumento del calor extremo, los desafíos del cambio climático y la proliferación de enfermedades transmitidas por vectores como los mosquitos, "las soluciones basadas en la naturaleza se presentan como una alternativa efectiva para la adaptación y mitigación de estos efectos".

Una fuente plantada junto a la cafetería del Rectorado.
Una fuente plantada junto a la cafetería del Rectorado. / El Día

Cómo naturalizar una fuente

El protocolo para la naturalización es "relativamente simple", explica. El primer paso es verter un fondo de arena donde se instalarán los microorganismos bentónicos. En esa arena se plantan distintas especies ibéricas de palustres como lirios acuáticos, platanarias o juncos, junto a otras que enraízan en el sustrato pero flotan como los nenúfares y las brozas de agua, y finalmente se incluyen especies que simplemente flotan en la superficie pero no enraízan en el suelo como las lentejas de agua. Por último, se suele realizar un filtrado de microorganismos para acelerar el natural proceso de colonización de fauna. En pocas horas, las libélulas comienzan a elegir sus territorios.

Las praderas de chara, una especie de alga perteneciente a la flora ibérica, poseen un efecto larvicida natural que afecta a la muda de las larvas. "Estas praderas no solo actúan como barreras físicas que impiden el crecimiento de las larvas de mosquito, sino que también alteran el ambiente acuático, haciéndolo menos favorable para su reproducción", profundiza Mónica López.

Las fuentes plantadas, puntos calientes de biodiversidad

Además de su impacto positivo en la eliminación de mosquitos de forma natural, la bióloga explica que las fuentes plantadas "contribuyen a la creación de puntos calientes de biodiversidad, proporcionando refugio y alimento a diversas especies". "La restauración de estas áreas en entornos urbanos no solo favorece la conservación de la flora ibérica, sino que también ayuda a mitigar los efectos del cambio climático al absorber dióxido de carbono y mejorar la calidad del agua", detalla.

"Este tipo de iniciativas no solo aporta beneficios ecológicos, sino que también promueve la educación ciudadana sobre la importancia de adoptar prácticas sostenibles que respeten y restauren los ecosistemas", anima a poner en práctica. Porque existen "otras alternativas" para el control del mosquito como secar las fuentes, pero esto también implica que el ciudadano "pierda un lugar de ocio, belleza, bienestar y conservación".

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