Un funeral de raíces romanas

Munda mortis 2010 Monturque acoge unas jornadas culturales en torno a la muerte

La representación de un banquete fúnebre del siglo III se convierte en el acto principal de una jornada que quedo empañada por la presencia de la lluvias

1. Las plañideras, ataviadas con túnica e iluminando el cortejo con lámparas de aceite, acompañan al fallecido en la representación del funeral que se desarrolló ayer en Monturque. 2. Otros integrantes del grupo Somnus, de Almedinilla, llevan el cuerpo sobre sus hombros.
1. Las plañideras, ataviadas con túnica e iluminando el cortejo con lámparas de aceite, acompañan al fallecido en la representación del funeral que se desarrolló ayer en Monturque. 2. Otros integrantes del grupo Somnus, de Almedinilla, llevan el cuerpo sobre sus hombros.
R. C. M.

01 de noviembre 2010 - 05:01

Antorchas de fuego, olor a incienso, lámparas de aceite y un repertorio de cánticos grecorromanos para romper el silencio sepulcral sirvieron para ambientar el banquete fúnebre que ayer representaron en Monturque los integrantes del grupo Somnus de Almedinilla. Esta localidad, que ha asistido en estos días previos a la festividad de Todos los Santos y los Difuntos a un programa de actividades único en la provincia (Munda Mortis 2010), revivió una tradición con raíces romanas y fiel al modelo de cortejo fúnebre que se desarrollaba en este municipio en el siglo III. En esta localidad, a diferencia de otras, sus ancentros se decantaban por incinerar a sus difuntos en lugar de inhumarlos, de ahí que al final de esta representación simularan la cremación de un cuerpo sin vida.

El acto arrancó sobre las 20:30 en el cementerio de Monturque, un lugar al que se desplazaron varios centenares de personas para asistir a una representación hasta ayer inédita en esta localidad de la Campiña. Tan desconocida es para sus ciudadanos que a algunos de los que se acercaron a la necrópolis les sorprendió la puesta en escena del grupo de Almedinilla. Tras comenzar en el camposanto, el cortejo recorrió en torno a medio kilómetro en dirección al denominado Paseíllo de Monturque, el lugar elegido para realizar la citada incineración. En el banquete participaron desde la sacerdotisa hasta las plañilleras, profesionales del llanto que daban lustre al acto. También hubo actores que hicieron las veces de familiares del fallecido y los portadores del cuerpo.

Una vez en el Paseíllo, y tras alrededor de una hora de representación, se produjo la cremación, momento en el que se intensificaron las lágrimas de las plañilleras y mientras la humareda provocada por el incienso prácticamente envolvía la escena. Fue, sin duda, la actividad que contó con un mayor seguimiento de cuantas se desarrollaron ayer en Monturque con motivo de la celebración del programa de Mundamortis, una edición que ha quedado empañada por la irrupción de la lluvia.

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