El Guadalquivir presenta en Córdoba niveles "muy altos" de glifosato, un herbicida "probablemente" cancerígeno

Medio ambiente

El 30% de las muestras en embalses y ríos detectan la presencia de este herbicida en la provincia

Ecologistas en Acción solicita a la Administración que retire la autorización de comercialización del producto

Panorámica del Guadalquivir en Villafranca.
Panorámica del Guadalquivir en Villafranca. / E. P.

Cientos de hectáreas de tierras de cultivo, parques y hasta aceras son rociadas cada año en todos los puntos de la provincia con glifosato, uno de los herbicidas más comunes. Cuando se usa en agricultura, este compuesto penetra en el suelo, se filtra en el agua y sus residuos permanecen en los cultivos: está en los alimentos, en el agua que llega a los grifos y en el organismo. Desde hace décadas, las organizaciones ecologistas denuncian los posibles efectos dañinos de este químico para la salud humana, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó en 2015 como “probablemente cancerígeno para los seres humanos” basándose en cómo afecta a los animales.

En la provincia de Córdoba, las analíticas de glifosato realizadas durante 2017 y 2018 por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), y divulgadas ahora por Ecologistas en Acción, confirman la elevada presencia en ríos y embalses de este tóxico: en el 30% de las muestras se ha detectado su presencia. La situación es especialmente preocupante en el Guadalquivir, según recoge el informe, consultado por este periódico.

Los puntos analizados suman una veintena y se sitúan por toda la provincia. En el 20% de ellos, las muestras analizadas han superado el valor límite de 0,1 microgramos por litro (µg/l), que las directivas europeas de agua subterránea y de agua de boca consideran como el máximo permisible para cualquier plaguicida que no tenga un límite específico, como es el caso del glifosato. Incluso, el 6,53% de los conteos se salda con valores "muy altos"; en la provincia de Córdoba, no obstante, no se ha detectado ninguna situación "extrema", como sí ha ocurrido por ejemplo en Cádiz.

En tierras gaditanas, una de las muestras efectuadas marca, de hecho, el tercer máximo nacional –una concentración cientos de veces superior a la permitida–. En concreto, se trata de la medición efectuada en el embalse de Charco Redondo (27,3 µg/l), con el agravante de que este almacenamiento abastece de agua potable al Campo de Gibraltar.

Volviendo a Córdoba, el récord de contaminación lo ostenta una muestra tomada en el Guadalquivir a su paso por Posadas, con 4,74 microgramos por litro. El principal río de la provincia, de hecho, es también el que muestra el peor estado al medir estos parámetros, pues también arrojan valores por encima de los estándares los conteos realizados en El Carpio, Córdoba capital y la barriada periférica de Villarrubia. En Posadas y El Carpio, los valores se clasifican como "muy altos".

A continuación se sitúa el Guadajoz a su paso por Valchillón, con concentraciones también "muy altas" de glifosato según la clasificación de Ecologistas en Acción. En concreto, son 1,1 µg/l. Otros puntos señalados con niveles "altos" son el embalse del Retortillo, el río Guadarramilla en La Colada y el río Caicena en Almedinilla. En otros dos puntos se ha detectado glifosato, aunque sin llegar a niveles elevados: el río Bembézar en Hornachuelos y en el embalse del Guadalmellato.

Una sustancia "persistente"

“La generalizada presencia del glifosato en nuestros ríos y embalses –sostiene Ecologistas en Acción– desmiente la justificación aportada por las administraciones públicas que lo autorizan o utilizan, y es que se degrada con rapidez. Muy al contrario, queda demostrada su persistencia, sobre todo en ecosistemas acuáticos, los más vulnerables a este herbicida”.

Con varias sentencias en su contra, los daños del glifosato no se limitan a la salud humana, “pudiendo provocar además alteraciones endocrinas”, sino que, apuntan desde Ecologistas en Acción, se trata también de “un producto tóxico para los organismos acuáticos y los ecosistemas, con efectos nocivos duraderos”. Todos estos resultados son, si cabe, más preocupantes aún si tenemos en cuenta que, como resalta Ecologistas en Acción, “los puntos de búsqueda de esta sustancia son escasos para extensiones de territorio muy grandes”.

Así, la plataforma ecologista no solo pide a la Administración “retirar la autorización a la comercialización de productos fitosanitarios que contengan glifosatos”, sino también “redactar normas armonizadas para el muestreo y la analítica de plaguicidas por parte de los gestores de las demarcaciones hidrográficas”. Además, desarrollan, habría que “asegurar que la recogida de información sobre presencia de plaguicidas sea más completa y ajustada a la realidad. Y que sirviera, a su vez, como punto de partida para proteger nuestros ríos, al medio ambiente y a las personas, de la contaminación por glifosato”.

Propiedad de la firma Monsanto, el glifosato es el herbicida más utilizado a nivel mundial, y se emplea desde hace décadas en el mundo agrario español. La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, anunció el año pasado que el Gobierno está considerando abordar su prohibición.

stats