Guerra destaca el "poco cariño" por los valores de la Constitución en las Jornadas de Otoño de Pozoblanco

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Santiago Muñoz Machado y Alfonso Guerra, durante su encuentro en las Jornadas de Otoño.
Santiago Muñoz Machado y Alfonso Guerra, durante su encuentro en las Jornadas de Otoño. / Sánchez Ruiz

Las Jornadas de Otoño de la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno se centran en esta decimocuarta edición en dos temas de actualidad a nivel nacional y comarcal. De un lado, la preocupación por la pervivencia de la democracia y el texto que la sostiene, la Constitución, que ha copado la temática de la apertura; y de otro, la falta de agua potable en las comarcas de la zona norte de Córdoba, que se abordará este viernes.

El presidente de la Fundación, Santiago Muñoz Machado, ha introducido la justificación de las temáticas elegidas en la necesidad que tienen los ciudadanos de conocer de primera mano, “si se están lapidando los valores de la Constitución y las instituciones que la consagraron” y de otro lado, “exigir una explicación a las autoridades de esta situación de emergencia que es un derecho básico, el de tener agua potable”.

La charla Una mirada a la Transición desde la actualidad, a cargo del ex vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, ha sido el plato fuerte de esta primera jornada, quien ha calificado la Transición como “la gesta más importante de la política de este país. No podemos elegir el tiempo en el que vivimos, pero sí cómo vivirlo. Y la generación de los años 70 decidió dejar atrás la confrontación para abrazar el pacto, para así lograr una sociedad que no pensaba en la revancha y que vivía con valores cívicos. Y este es el legado de aquella generación”.

Guerra ha asegurado que “la Transición duró ocho años, desde el verano de 1974, cuando se anunció que Franco estaba enfermo y sabíamos que había que propiciar el cambio, y hasta 1982, con la llegada del PSOE al gobierno, un partido que no tiene connotaciones con el régimen, un partido de los vencidos de la guerra”. Según el ex vicepresidente, “todos los que participamos no sabíamos cómo íbamos a conseguir esto, porque unos querían una ruptura con el régimen anterior y otros una reforma, al final se produjo una ruptura pero no violenta”.

Para Guerra, en esa época “España tenía tres problemas que tenía que resolver a finales del siglo XX: el tema territorial si se abordaba la centralidad o disposición a abrir los territorios; la forma de gobierno por decidir, si Monarquía o República, y decidir entre un estado laico o aconfesional, y fue algo que se resolvió con la Constitución”.

En el coloquio posterior entre Alfonso Guerra y Santiago Muñoz Machado, el ex vicepresidente recuerda cómo comenzó a fraguarse la idea de que el bipartidismo era lo peor, lo que ha desembocado en “este parlamento fragmentado que tenemos ahora, en el que se ha originado un sistema lamentable y la gente no quiere mirar la constitución”.

“El PP cometió un error al decir que el gobierno era suyo al ganar las elecciones desechando lo que al respecto dice la Constitución, pero es que el otro (refiriéndose a Sánchez), el que forma gobierno se cree que ha ganado las elecciones, error. No hay un respeto a la Constitución, ni por un lado ni por otro, por lo que necesitaríamos educar constitucionalmente a nuestros políticos”, ha argumentado Guerra sobre la situación política actual.

Continuó señalando que “hoy tenemos que la cámara la ocupa el 73% por los grandes partidos, y hay poco cariño por los valores que la Constitución establece, y tengo la necesidad de salir en defensa suya, probablemente sea la más moderna del mundo civilizado”. Aunque también reconoció que existen algunos artículos que deben reformarse, además de incluir la intangibilidad de algunas cosas como por ejemplo los territorios.

La consolidación del bipartidismo

De la transición a la democracia: historia y actualidad ha sido la primera de las jornadas de actualidad, en las cuales se ha analizado el proceso de descentralización política y la instauración de libertades que no se tenían con la dictadura, en la historia de dos de sus actores principales, de un lado Ramón Tamames Gómez, ex miembro del Partido Comunista, y Fernando Suárez González, ex presidente del último gobierno de Franco, moderado por el periodista Miguel Ángel Aguilar.

Fernando Suárez González, Miguel Ángel Aguilar y Ramón Tamames.
Fernando Suárez González, Miguel Ángel Aguilar y Ramón Tamames. / Sánchez Ruiz

Cada uno desde su perspectiva, explicó cómo se construyó la Transición y se redactó la Constitución. Ambos coincidieron en destacar la importancia de mantener su supervivencia y mostrar la preocupación por la pervivencia de un texto que se fraguó bajo el consenso.

Fernando Suárez se centró en explicar el proceso de transformación de una sociedad que progresó económica, social y culturalmente bajo el régimen dictatorial, “un régimen autoritario que hubiese nacido de cualquiera de las partes que resultara ganadora tras la Guerra Civil”. Sin embargo, tras esta transformación social era necesaria también una transformación política, aunque Suárez reconoció que “Franco lo tenía muy bien atado, refiriéndose a la Jefatura del Estado en manos del Príncipe, el sistema político necesitaba avanzar en el proceso de reforma y transformación del país”.

“La mejor alianza que el régimen de Franco tuvo tras su muerte fueron las clases medias”, argumentó Ramón Tamames, refiriéndose al final del discurso de Fernando Suárez. En palabras del ex miembro del Partido Comunista, “la ley de reforma política fue un harakiri, pero en esos momentos el régimen estaba muerto y fue posible, junto con los pactos de la Moncloa y la Constitución, que fueron las patas fundamentales del cambio político”.

Para Tamames, “la preocupación que tenemos los que aún quedamos de aquellos que hicimos la Constitución es que se encuentra en peligro por las ambiciones personales y la situación semicaótica que vivimos en el estado español, y esto es lamentable, pero sucede por no conocer la historia de la Transición, donde sí hubo un consenso tremendo”. “Hemos hecho un buen trabajo y tenemos la obligación de no permitir que se dinamite”, sentenció Tamames.

La consolidación del bipartidismo y el crecimiento de los nacionalismos ocuparon la segunda parte de las jornadas, en las que han participado el catedrático de Derecho Constitucional, Francesc de Carreras Serra, y la abogada del Estado y ex secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. Ambos ponentes disertaron sobre los nacionalismos y el buen funcionamiento del bipartidismo político “hasta la entrada de la nueva política, nacida de la crisis económica y por la falta de respuesta que los partidos tradicionales dieron a los jóvenes”, según Cospedal.

Con el bipartidismo se consiguieron importantes logros para la sociedad española como el Pacto Territorial del 92, los Pactos de Toledo, o el Pacto contra la Violencia de Género, que fueron reseñados por María Dolores de Cospedal, quien también fechó el descontrol de los nacionalismos con la ruptura del Pacto Territorial que hasta entonces marcaba los límites constitucionales de los estatutos de autonomía, algo que sucede con la entrada del tripartito en la Generalitat de Cataluña.

María Dolores de Cospedal y Francesc de Carreras escoltan a Aguilar.
María Dolores de Cospedal y Francesc de Carreras escoltan a Aguilar. / Sánchez Ruiz

Para el catedrático de Derecho Francesc de Carreras, los nacionalismos toman fuerza con la entrada de los nuevos partidos en el 2015, con el nacimiento de Podemos y Ciudadanos, quienes no solo entienden los nacionalismos, sino que también los defienden. Con un gobierno débil como el que tenemos ahora se han plegado ante el nacionalismo, que ahora es más independentismo, perdiendo la identidad de los nacionalismo vasco y catalán, que se fundamentaban en la historia y en la lengua como elementos diferenciales al resto de comunidades autónomas.

Respeto a la Ley de Amnistía, que también salió a colación, Cospedal lanzó una pregunta a los presentes, “¿pueden las Cortes Generales aprobar algo que está bajo el imperio de la ley, se puede legislar sobre algo que la Constitución no permite legislar?”. “No estamos ante una etapa constituyente, con una reforma constitucional como tal, sino que el gobierno está haciendo eso pero por la puerta de atrás, robando a los españoles el derecho legítimo a decidir qué es lo que quiere hacer con sus país, donde reside la soberanía nacional”, sentenció Cospedal.

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