Se hace turismo al caminar

Puerto del Calatraveño

Sierra Morena cuenta ya con el sendero GR48, que atraviesa la provincia desde Montoro a Hornachuelos y de la el delegado de Medio Ambiente, Luis Rey, dice que aspira a ser nuestro Camino de Santiago

Juan Ruz

06 de marzo 2011 - 05:01

CÓRDOBA cuenta ya con un nuevo recurso turístico y de naturaleza. Se trata del sendero de gran recorrido GR48 que comunica Santa Elena (Jaén) con la localidad portuguesa de Barrancos, cruzando Córdoba, Sevilla y Huelva, una iniciativa de la Asociación para el Desarrollo Integral del Territorio (ADIT) de Sierra Morena y en el que la provincia ha tenido un papel impulsor muy destacado a través del Grupo Rural (GDR) Sierra Morena. Así a vuelapluma, este proyecto ya en marcha supone un recorrido de nada más y nada menos 582 kilómetros, divididos en una treintena de etapas y que recorre 38 términos municipales y seis parques naturales de Andalucía. Córdoba es la provincia con más tramos, con un total de diez.

La presentación el viernes de este GR48 estuvo rodeada de expectación por la presencia de los responsables municipales y empresarios de las localidades por los que discurre el camino y por el apoyo de dos consejerías de la Junta, la de Medio Ambiente y la de Turismo, Comercio y Deporte. De hecho, hasta el delegado de Medio Ambiente, el siempre imprevisible Luis Rey, se atrevió a decir que "pretendemos que este trayecto tenga la misma relevancia que tiene el Camino de Santiago en la actualidad". Así, sin anestesia previa.

No es mala cosa la ambición cuando se trata de promocionar un proyecto que es muy necesario para Sierra Morena y que, bien gestionado y explotado, puede ser un revulsivo importante para determinadas zona rurales en riesgo. Sin embargo, no me imagino yo un camino lleno de peregrinos a semejanza del recorrido que desde hace siglos se hace en nombre del Apóstol, por mucho que el paisaje serrano y de vega de este GR48 no tenga nada que envidiar al que lleva hasta la ciudad compostelana.

De todas formas, es un gesto plausible el de Rey, porque cualquier exabrupto es bueno si con ello se logra promocionar los montes, valles, ríos y dehesas por los que pasa esta ruta, sin olvidar la calidad gastronómica o de los hospedajes, y todo ello por caminos y senderos públicos.

Como todo es posible y casi todo vale ya, bien podían los del GDR Sierra Morena plantear algo de teatralización en este asunto y proponer que nuestros delegados del ramo (Luis Rey y Juan Torres) y el presidente del grupo promotor (Manuel Leyva) ejercieran de improvisados actores y, ataviados de peregrinos de época, recorrieran desde Hornachuelos a Montoro explicando las bonanzas de nuestra provincia, ya sea a pie, a caballo o en bicicleta de montaña.

La rica Lengua Castellana contempla varias acepciones para el verbo peregrinar, como la de andar de un lugar a otro buscando o resolviendo algo. Así las cosas, los primeros usuarios de este GR48 bien podría ser la clase política cordobesa, que se merece [y los ciudadanos más todavía] un tiempo de paz, meditación y descanso antes de la contienda electoral del 22 de mayo. Que nuestros actores peregrinos les expongan el rico patrimonio cultural y natural del que se puede disfrutar por tierras de Montoro, Adamuz, Obejo, Villaharta, Almodóvar, Posadas y Hornachuelos. Que les enseñen además que eso de perderse en enfrentamientos estúpidos con el oponente político no sirve para nada, que deben ser respetuosos y, además, parecerlo. Que aunque se parezcan fonéticamente, no es lo mismo el verbo hallar, que el sustantivo haya y el adverbio allá. Y no digamos nada del Tribunal de La Haya.

Ya puestos, que nuestros delegados peregrinos impliquen también a la ínclita ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, Rosa Aguilar Rivero, cordobesa de pro. Quién mejor que ella -por su cargo actual- para vender las excelencias de nuestra Sierra, desde el embalse del Guadalmellato, hasta Cerro Muriano o Santa María de Trassierra, lugar éste último de gran valor ambiental y que, en línea recta, no está tan lejos de la carretera de Palma del Río y de las naves que allí se levantan. Pero esa es otra historia y otra ruta, mucho más sinuosa.

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