Nuevo hallazgo arqueológico en Almedinilla: un yacimiento de la Edad del Cobre en el mirador del Pingorote
Subbética
Los arqueólogos han hallado fragmentos cerámicos de al menos cinco cacharros hechos sin torno de alfarero de hace al menos 4.000 años
El descubrimiento se ha producido en el mirador del Pingorote, el monumental falo de piedra que se alza sobre el casco urbano
En Almedinilla empiezan a acostumbrarse a que, cada vez que se rasga la piel de la tierra, aparecen restos de su pasado íbero o romano. Aunque no por ello deja de sorprender cada nuevo descubrimiento que se produce. Los Amigos del Ecomuseo del Río Caicena han dado cuenta este viernes de nuevos hallazgos en el término municipal, que en esta ocasión se retrotraen, al menos, a hace 4.000 años, es decir, pertenecientes al periodo Calcolítico o de la Edad del Cobre, cuando se empezaron a utilizar herramientas de cobre junto a las de piedra. Y el lugar del yacimiento es tal vez el más emblemático del municipio, el mirador del Pingorote, la monumental roca que, como un dedo pétreo, se alza como el mejor mirador posible sobre el casco urbano.
Precisamente, los operarios estaban acondicionando "mínimamente" el espacio para adecuar un pequeño mirador cuando, con las propias manos, empezaron a extraer restos de cerámica. Las primeras investigaciones apuntan a que en el Pingorote existiría un acondicionamiento artificial de la roca natural, realizando un gran escalón para salvar la pronunciada pendiente. Para ello se utilizaron piedras y basura que contenía, entre una tierra negra con bastante materia orgánica, numerosos fragmentos cerámicos. Estos procederían al menos de cinco cacharros hechos sin torno de alfarero y con cocción reductora (algunas oxidantes y mixtas) correspondientes a cuencos y cazuelas. También han aparecido algunos restos óseos de animales.
Los investigaciones teorizan con que esto podría estar en relación con el acondicionamiento para acceder al Pingorote y utilizarlo como la verdadera atalaya natural que es, o tal vez en relación a alguna simbología que se le pudo dar entonces. "Si hoy nos sobrecoge ese falo calizo erguido al cielo, al pasar bajo él o al contemplarlo desde arriba, con Almedinilla al fondo, cuánto más podría haber sugerido a esos hombres y mujeres de tan antaño proceder y con tanta naturaleza presente entonces en sus vidas cotidianas y en sus sueños", apuntan los Amigos del Ecomuseo del Río Caicena.
En Almedinilla, aún no se tenía documentada esta época en excavación, sí en materiales recogidos de la superficie. De este periodo, por ejemplo, constan cerámicas, utensilios de piedra sílex o molinos de mano del yacimiento de Los Castillejos-La Hoya, El Castellar y del propio Cerro de la Cruz; también existe una tumba colectiva expoliada de antiguo en el Arroyo Granada.
Hay que retrotraerse hace 4.000 años, cuando empiezan a consolidarse los poblados estables en torno a la agricultura, la ganadería y los productos alimentarios secundarios por transformación de la materia prima. Todo ello con enterramientos colectivos que poco a poco van siendo sustituidos por individuales.
"Normalmente la arqueología es noticia cuando se trata de dar a conocer grandes hallazgos, pero la inmensa mayoría de los yacimientos hacen referencia a la vida cotidiana de las gentes de cualquier época, la mayor parte de las veces peor conservados, de superficies pequeñas y alejados con frecuencia del interés investigador", explican los Amigos del Ecomuseo del Río Caicena. A este último grupo pertenece el nuevo yacimiento, aunque no por ello deja de sorprender.
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