Cuando los humanos enterraron a sus muertos en dólmenes junto al Guadalquivir en Posadas

Vega del Guadalquivir

El arqueólogo Antonio Benavides descubrió en 1990 el primer dolmen en La Sierrezuela, datado posteriormente 3.000 años antes de nuestra era

Vista de los restos del dolmen de Posadas.
Vista de los restos del dolmen de Posadas. / Miguel Ángel Salas
Álvaro Vega / Efe

13 de marzo 2022 - 17:51

Hasta que el entonces recién licenciado en Arqueología Antonio Benavides descubrió en 1990 el primer dolmen en La Sierrezuela de Posadas, datado posteriormente 3.000 años antes de nuestra era, se daba por hecho que en la Prehistoria los humanos enterraban a sus muertos en el Valle del Guadalquivir únicamente en cuevas artificiales.

Reyes Lopera, la arqueóloga que excavó aquel dolmen, conservadora del Museo Municipal del Palma del Río, ha asegurado que se trata de un hecho "singular", que convierte al conjunto dolménico de Posadas en una zona que merecería un estudio en profundidad, ya que está convencida de que en La Sierrezuela hubo un asentamiento prehistórico importante.

Antonio Benavides llevaba meses buscando material de la Prehistoria, desde el Paleolítico hasta la Edad del Hierro en la Sierrezuela, "una zona a nivel arqueológico superinteresante", pero curiosamente el dolmen lo descubrió por casualidad: "un día que fui a pasear con unos amigos, a enseñarles algunos otros restos que hay significativos".

"No me lo creía, era un hallazgo excepcional, no conocía ningún tipo de enterramiento de esa época en el resto de España con las características que tenía y fue una gran alegría", rememora.

Hasta que Benavides dio con el primero, el hallazgo de dólmenes en la provincia de Córdoba se había restringido a zonas de sierra, bien en el Norte, en Los Pedroches o el Guadiato, o en el Sur, en la Subbética.

El Plan Estratégico de Turismo de Posadas (2018), al describir dentro de los principales recursos y oferta turística complementaria los dólmenes del Calcolítico, situado el primero a 2,5 kilómetros en línea recta del Guadalquivir, señala que "no es descartable que en las proximidades podamos hallar alguno más".

Para Reyes Lopera, la Sierrezuela no deja de ser una entrada de la sierra en el Valle del Guadalquivir y de ahí puede derivarse esa singularidad.

En el informe de la excavación del segundo de los hallazgos, desarrollada por el grupo de investigación de recursos patrimoniales de la Universidad de Córdoba PAI HUM-262 en el 2019, se destaca que, con una altura de 315 metros sobre el nivel del mar, es "un mirador excepcional de la panorámica circundante, llegándose a alcanzar visualmente lugares distantes de Sierra Morena y de las Sierras Subbéticas cordobesa y sevillana".

En esta más reciente actuación se describe un sepulcro megalítico del tipo galería cubierta, de unos seis metros de largo y entre 0,50 y 0,85 de ancho, con orientación Oeste-Este y de forma trapezoidal, "cuya zona más oriental y estrecha se curva" hacia el Noreste, "coincidiendo con las propias características del Dolmen I".

Este Dolmen II, situado a cien metros del primero y protegido con la tierra sacada de aquel en 1991, "se encontraba afectado, irremediablemente, por las raíces de los pinos circundantes, lo cual estaba produciendo una pérdida irreparable de información de relevante valor arqueológico por el desplazamiento y fractura de los ortostatos", que son las paredes del dolmen.

Como hipótesis, los arqueólogos señalan que la ausencia de material que había en este yacimiento puede ser consecuencia de un "expolio y saqueo" que "se produjese con posterioridad a los trabajos de excavación realizados en el dolmen I (julio de 1991), puesto que con anterioridad no se tenía constancia del lugar exacto que ocupaban los restos óseos y de ajuar dentro de la estructura funeraria".

Restos humanos prehistóricos encontrados en el dolmen de Posadas.
Restos humanos prehistóricos encontrados en el dolmen de Posadas. / Miguel Ángel Salas

En el primero, también de galería, de casi ocho metros de longitud por entre 0,80 a 1,5 de ancho, aparecieron "un paquete de huesos largos y dos cráneos, un ajuar funerario compuesto por un conjunto de pequeñísimos fragmentos de cerámica lisa, dos puntas de flecha de sílex, ocho fragmentos de láminas también de sílex, tres núcleos laminares y tres lascas, una de ellas laminar y un fragmento de roca negruzca que presenta tres planos de pulimentación”, según la descripción que hace el Plan Estratégico de Turismo de Posadas.

Ahora, el Ayuntamiento maleno espera la autorización de la Junta de Andalucía para acometer la cubrición del Dolmen II, mediante una inversión de 50.262 euros financiada en un 30% con recursos propios y al 70 por la Diputación de Córdoba, una actuación, dentro de un programa de ayuda a la rehabilitación del patrimonio con la que, según comentó su delegada de Cultura, Salud Navajas (PSOE), "ayudamos a que los propios ayuntamientos tomen conciencia de la necesidad de actuar sobre el patrimonio cultural e histórico de sus pueblos”.

En esta línea, el Ayuntamiento de Posadas tiene proyectado, "a pulmón, con presupuesto propio", la recreación de un poblado de época calcolítica como centro de interpretación de los dólmenes, según dijo el delegado municipal de Medio Ambiente, Turismo y Patrimonio Histórico, Rafael Fenoy (PSOE).

La intención es, subrayó, que "quien entre en el poblado conozca la forma de vida y sus utensilios y entienda realmente qué es un dolmen" y comprenda que "necesitaban de una labor impresionante a nivel humano, porque todo se hacía de forma manual".

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