Infancia y juventud comparten valores a través del Oratorio Salesiano de Pozoblanco

Los Pedroches

Este año, más de 600 los niños disfrutan de diferentes juegos y actividades durante todo el mes de julio

En este evento, que cumple su cuadragésimo tercera edición, contará con un fin de fiesta en el que habrá actuaciones de los más pequeños y una gran tómbola

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Niños disfrutando en el Oratorio Salesiano de Pozoblanco
Niños disfrutando en el Oratorio Salesiano de Pozoblanco / El Día

Este fin de semana se pone el broche de oro a una de las citas claves en el calendario veraniego de la infancia y la juventud en Pozoblanco, el fin de fiesta del Oratorio Salesiano, que este año ha celebrado su 43ª edición bajo el lema Exploratorio. 200 años del sueño que recorrió todo el mundo, en referencia al primero de los sueños que tuvo Don Bosco, fundador de la Orden Salesiana. Aunque en este 2024 se celebraría el 45º aniversario, los dos años que quedó en suspenso por la pandemia han retrasado esta efeméride, que tiene visos de seguir cumpliendo años dada las altas expectativas de celebración que se produce cada mes de julio en el municipio.

El Oratorio Salesiano de Pozoblanco se convierte cada año en punto de encuentro para la infancia y la juventud durante las tardes y noches del mes de julio. Los patios del colegio salesiano San José son un hervidero de niños y jóvenes que cada año repiten en esta experiencia en la que se ofrece formación en valores, juegos tradicionales, actividades deportivas, de ocio, culturales y canciones y bailes que cierran cada jornada.

Niñas pintando dibujos en el Oratorio de Pozoblanco.
Niñas pintando dibujos en el Oratorio de Pozoblanco. / El Día

En cifras, el Oratorio de Pozoblanco se convierte en una actividad sin igual en otras localidades con casa salesiana. En esta edición son más de 600 los niños de la categoría infantil que acuden cada tarde de 19:00 a 21:00 para disfrutar de esta convivencia. Uno de los ingredientes secretos de esta fórmula oratoriana es la implicación de los animadores, casi 300 en esta edición, que son jóvenes a partir del tercer curso de la Educación Secundaria Obligatoria que se encargan de organizar los juegos con los niños. El coordinador pastoral y director del oratorio, David Plazuelo, que desde niño ha vivido esto pasando por ser animador, coordinador y ahora director, explica que “sorprende y se agradece que los jóvenes se impliquen cada año con el Oratorio, no solo el alumnado de los institutos de Pozoblanco, sino también venidos de otros pueblos de la comarca e incluso de familias que vienen a pasar las vacaciones. Deciden colaborar y vivir esta experiencia cada tarde con los niños y dejar el móvil en el bolsillo”.

Los animadores, que acuden una hora antes que los niños, reciben la formación en valores a través de los conocidos como "cuatro colosos" en los que se divide el Oratorio: alegría, dinamismo, compañerismo y bondad. Cada uno con su color (amarillo, rojo, verde y azul), es una forma de organizar los grupos por cada curso escolar, resultando grupos de unos 20 niños con unos 13 animadores cada uno. Estos son los encargados de trasladar esos valores a sus grupos, a la vez que realizan los juegos y actividades, como son las gincanas, cabalgata de inauguración, día de visita a la piscina, actuaciones musicales o la emulación de programas televisivos como Tu Cara Me Suena o Mask Singer.

Pero la educación en valores va más allá. David Plazuelo relata que una de las claves del Oratorio es la responsabilidad de niños y animadores en mantener limpios los patios tras cada jornada. Además, se ha implantado la igualdad de género en las actividades y, en estas últimas ediciones, la necesaria gestión responsable del agua, “aunque es verdad que vienen muy sensibilizados de casa”. “Al final, el Oratorio no se queda solo en el mes de julio, porque ocurre que durante el año los niños siguen teniendo contacto con sus animadores, se crea entre ellos unos vínculos muy bonitos que permanecen en el tiempo”, comenta Plazuelo, que también recuerda que en los patios del Oratorio han surgido parejas que han acabado en matrimonio, e incluso generaciones de familias que han participado en las distintas ediciones.

Niños jugando con sus animadoras en el Oratorio de Pozoblanco.
Niños jugando con sus animadoras en el Oratorio de Pozoblanco. / El Día

Uno de estos ejemplos es la familia de Mesi García, presidenta de la asociación de María Auxiliadora y encargada de realizar la tómbola que se celebra en el fin de fiesta del Oratorio. Mesi García comenzó a ser animadora hace 40 años, por su clara implicación con los niños y también con la casa salesiana. Toda su familia comenzó a participar en los distintos roles: ella como animadora infantil, su marido como animador juvenil, ocupándose de las actividades deportivas; y sus hijos como participantes. Con el paso de los años, sus hijos pasaron a ser animadores y ahora su nieta mayor ya forma parte de ese mismo equipo. Esto supone para García "mantener viva esa implicación familiar por el Oratorio de Pozoblanco".

Aunque mucho ha cambiado el Oratorio desde esas primeras ediciones en las que el material deportivo estaba contado, al actual donde se cuenta con sala de videojuegos, quiosco, enfermería atendida por profesionales del Área Sanitaria Norte de Córdoba de forma voluntaria, escenario para las actuaciones y barra de bar y aperitivos para las familias que acuden a los patios para ver las competiciones deportivas de los cadetes y júniors. Porque el Oratorio comienza a las 18:00 con la formación de los animadores, pero dura hasta la medianoche con los partidos de las competiciones de pádel, fútbol sala o baloncesto, y con las actuaciones musicales con sus propios jurados.

Este fin de semana celebrarán la clausura del Oratorio con una doble fiesta. En primer lugar, el viernes noche con las actuaciones que cada grupo y coloso organizan para las familias, y, seguidamente, el sábado se realiza una fiesta donde la tómbola es la gran atracción. Es el momento de que los más pequeños canjeen los sellos por asistencia de su carnet de Oratorio por vales para la tómbola y atracciones infantiles. Una manera de devolver a los niños su implicación con este evento que mueve a la infancia y juventud y engloba a toda la familia.

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