La joven matemática de Pedro Abad que se reencuentra con el campo gracias a los datos
Alto Guadalquivir
Mar Grande tiene 25 años y está especializada en inteligencia artificial
Hay futuro para las mujeres y para los jóvenes buceando entre números y buscando soluciones digitales a las cooperativas agrícolas, según lo demuestra la matemática andaluza Mar Grande, especializada en inteligencia artificial, que se reencontró con sus orígenes rurales gracias a los datos.
Grande tiene 25 años, procede de Pedro Abad y vive a caballo entre Almería y Madrid, combinando su trabajo en la empresa emergente o start-up AGrowingData con la investigación y la docencia en el Grado de Ingeniería del Software del Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital U-tad madrileño.
La investigadora asume con naturalidad el toque original de su perfil, por su licenciatura, por su edad y por haber podido "reencontrarse con el sector" gracias a las "soluciones digitales", ya que su familia está vinculada al sector agrario.
En los pasillos de las dependencias de U-tad la confunden con los alumnos por su aspecto joven, pero al hablar de su día a día en el trato con las cooperativas que recurren a los servicios de su empresa responde que el comportamiento es de absoluta normalidad.
La misma calma que cuando contesta a cuestiones relativas a la conciliación, porque dice que en su empresa hay flexibilidad y teletrabajo habitual.
Sin embargo, reconoce que el entorno agrario está muy masculinizado y que en su experiencia con los clientes de su empresa -especialmente cooperativas de Almería y también de Murcia o de Ciudad Real – ve que cuanto más rango tienen los cargos directivos más hombres ve y menos mujeres.
“Pero yo domino mi campo, voy a las empresas y cuento lo que hago”, añade.
Cuando inició sus estudios universitarios, en 2014 en Almería, a Mar Grande no se le había pasado por la cabeza dedicarse a la agricultura, pese a su procedencia, y solo tenía claro que le gustaban las matemáticas, pero fue una oferta de prácticas inusual la que le llevó al camino que hoy transita con éxito, ya que en su carrera las salidas conocidas eran la enseñanza o la investigación.
Además, su profesión podría asociarse a lo que en el vocabulario de recursos humanos o marketing se denomina nuevo perfil, pues la inteligencia artificial como fuente de empleo poco conocida era hace diez años -fuera del ámbito más tecnológico-.
Por ello, muestra su satisfacción por formar parte de esos o esas profesionales que ayudan a ofrecer una imagen más moderna de la agricultura española, a diferencia de los clichés tradicionales con los que muchas veces la opinión pública identifica a los que producen alimentos.
Mar Grande declara que su trabajo y sus investigaciones -centradas en la predicción de precios, por ejemplo- le han permitido “reencontrarse” con el agro y recalca que se puede contribuir mucho a la agricultura “desde la perspectiva de los datos”.
Defiende la labor de empresas emergentes como la que la contrata, el contacto con las cooperativas y la escucha a los agricultores porque la inteligencia artificial ofrece soluciones pero "tenemos que oír cuáles son las que ellos necesitan".
Desde ese punto de vista, insiste en que sí hay futuro en la agricultura y opina en la revalorización que ha tenido vivir en el campo a ojos de la sociedad después de la pandemia.
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