El juez Calatayud ingresa de urgencia en el Hospital de Puente Genil

Campiña Sur

El magistrado viajaba en AVE cuando empezó a sentirse mal

El juez Emilio Calatayud / El Día

El conocido juez granadino Emilio Calatayud ha sido ingresado de urgencia esta noche en el Hospital de Alta Resolución de Puente Genil tras sentirse indispuesto mientras viajaba en uno de los trenes AVE que circulan por el corredor Córdoba-Málaga.

Al parecer, el magistrado comenzó a sentirse mal dentro de uno de los convoyes, una circunstancia que se comunicó a los servicios sanitarios más cercanos, en este caso los de Puente Genil, que se desplazaron rápidamente a la Estación de Alta Velocidad Puente Genil-Herrera, donde atendieron al juez, trasladándolo posteriormente hasta el Hospital de Alta Resolución de Puente Genil.

El magistrado ha ingresado en el centro en torno a las 21:00 y está siendo controlado, examinado y sometido a diferentes pruebas médicas por parte del personal facultativo del centro, sin que por el momento se sepa si pasará la noche en el Hospital pontanés o si será trasladado a otro centro hospitalario.

Nacido en el año 1955, este polifácetico juez granadino con madera de comunicador saltó a la fama a nivel nacional por sus controvertidas y curiosas sentencias a menores, sobre todo los que llegan a su juzgado.

El juez es conocido por sus curiosas y ejemplarizantes sentencias a menores

Para algunos guardián del sentido común por sus sentencias orientadas a enderezar caminos y polemista nato para otros, en los últimos tiempos sus intervenciones han ido encaminadas a concienciar sobre el problema del juego y las apuestas entre los jóvenes.

Entre otros reconocimientos, Calatayud ha sido distinguido con la Medalla de Andalucía en el año 2015 y ha recibido la Orden Social de la Solidaridad Civil. Asimismo, entre 1991 y 2003 ejerció como decano de los jueces granadinos.

No obstante, el gran reconocimiento del juez es el de sus seguidores que siguen atentamente sus discursos e intervenciones sobre asuntos de actualidad y otras cuestiones que nunca dejan indiferente a nadie.

En una de sus sonadas sentencias obligó a un joven a matricularse en un grado de peluquería tras haber sido sorprendido robando en uno de estos establecimientos. Para demostrar que había aprovechado el tiempo en clase, tuvo que cortar el pelo al juez.

En otra condenó a un joven a pasar unas jornadas con los bomberos por haber quemado varias papeleras, mientras que otro de sus casos fue el de un chico que conducía su ciclomotor sin seguro; como le gustaba dibujar, le hizo crear un cómic para narrar el porqué de su condena.

El magistrado publicó en 2008, junto al periodista Carlos Morán, un libro titulado Mis sentencias ejemplares donde recopilaba sus resoluciones judiciales más destacadas.

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