La lechuza regresa a los olivares de Córdoba
Medio Ambiente
SEO/Birdlife documenta una mayor población de lechuza y mochuelo en las fincas que participan en el Life Olivares Vivos, situadas en Pozoblanco, Espejo, Castro y Nueva Carteya
Más de 32.000 plantas de 61 especies diferentes en bordes de camino, cárcavas, arroyos o linderos; la instalación de más de 130 cajas nido, 18 posaderos de rapaces, 37 refugios de murciélagos, 95 nidales para insectos y la creación de diez charcas y 27 bebederos para fauna. Este es el resultado de las actuaciones de restauración en los 20 olivares demostrativos en los que trabaja el proyecto Life Olivares Vivos, entre los que se encuentran cuatro fincas de Córdoba ubicadas en Pozoblanco, Espejo, Castro del Río y Nueva Carteya.
“Estas acciones han contribuido a recuperar la fauna y la flora que se ha ido perdiendo en el olivar durante las últimas décadas. Una biodiversidad que está volviendo a medirse desde abril y que continuará cuantificándose hasta los primeros meses de 2020, con el objetivo de compararla con la que ya fue ponderada al inicio del proyecto”, ha explicado el responsable del proyecto y delegado de SEO/BirdLife en Andalucía, José Eugenio Gutiérrez. La evaluación servirá para conocer la efectividad de las medidas de restauración realizadas y para establecer el reglamento de la marca de garantía Olivares vivos.
Así, aunque habrá que esperar para tener resultados finales, todo indica que los nidales, las charcas, los muretes, las cajas para murciélagos o los llamados hoteles de insectos están recuperando la biodiversidad de los olivares. “Si el año pasado realizamos una crianza campestre de lechuzas en un antiguo pajar anexo al cortijo de una finca, este verano hemos podido comprobar que ya estaba siendo utilizado para criar por una de las parejas formadas. De hecho, se contaron hasta cinco pollos de lechuzas en dos puestas diferentes. Un hito muy importante para este proyecto, que demuestra que las acciones realizadas para restaurar el ecosistema dan sus frutos y permiten que las especies regresen al olivar”, ha destacado Gutiérrez.
No solo la lechuza empieza a regresar a los olivares demostrativos. También otras especies como el mochuelo o la alzacola, que es un ave “emblemática” en los campos andaluces y cuya presencia era cada vez menor. Tanto estas mediciones como todos los trabajos que se han hecho hasta ahora y el contacto con el sector olivarero han servido para elaborar un primer avance de recomendaciones, que fueron trasladas a Bruselas y al Ministerio de Agricultura, para que fuesen tenidas en cuenta en la discusión que se está realizando de la reforma de la Política Agrícola Comunitaria (PAC). Tal y como afirma el responsable de SEO, “deberían incorporarse a la PAC los beneficios ambientales, sociales y económicos que generan modelos de agricultura como los que propone este Life”.
Los cuatro olivares demostrativos cordobeses son El Olivar de la Luna, en Pozoblanco; Casa del Duque, en Espejo; La Tosquilla, en Nueva Carteya, y Llanos de Vanda, en Castro del Río. El ubicado en Los Pedroches es un olivar montañoso situado en plena Sierra Morena, gestionado por la empresa familiar Sororidad, que lleva más 30 años trabajando con una filosofía propia, arraigada en la tierra y en el respeto por la naturaleza. Su aceite ecológico lleva la marca El Olivar de la Luna.
Los otros tres se sitúan en la comarca del Guadajoz/Campiña Este. Casa del Duque, en Espejo, es una gran finca ubicada en el Noreste del término municipal, próximo al Parque Natural de la Sierra Subbética. Esta propiedad de gestión familiar no gestiona la cobertura vegetal herbácea, aunque todavía hay restos de vegetación natural en las colinas cercanas que rodean la finca. En Nueva Carteya está La Tosquilla. Junto al arroyo Carchena, en un terreno fresco, umbrío e irregular se distribuyen sus olivos. La finca en producción tradicional todavía conserva algunos retazos de vegetación natural en los cerros cercanos.
En Castro del Río, por último, está Llanos de Vanda, una pequeña finca familiar que cultiva diversas variedades de aceituna, como picual, acebuchina y la típica de la zona, picudo. Su propietario, Cándido Gálvez, lleva años manejando la cubierta herbácea de este olivar para mejorar el estado ambiental del terreno y evitar la erosión. Precisamente en esta finca castreña, los técnicos del Life documentaron la presencia de una especie botánica hasta ahora desconocida, la Linaria Qartobensis. El hallazgo fue portada en agosto de 2018 del Nordic Journal of Botany.
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