El lobo ibérico, más cerca de Sierra Morena
Medio ambiente
Los ecologistas celebran que la prohibición de cazar el animal al norte del Duero le abre la puerta a colonizar nuevos territorios
Existen dos vías de entrada a Andalucía: por los montes de Extremadura o cruzando el Sistema Ibérico por Albacete
Hace años que el aullido del lobo ibérico no se escucha en Sierra Morena. Lo advierten los colectivos ecologistas desde hace lustros, y lo ha ratificado el proyecto Life El lobo en Andalucía: Cambiando actitudes, desarrollado entre 2016 y 2020 en las provincias de Córdoba y Jáen. Aunque lo cierto es que esta situación podría cambiar a medio plazo, porque el Canis lupus será una especie completamente protegida en toda España y ya no se le podrá cazar.
Todavía tiene que publicarse en el Boletín Oficial del Estado (BOE), pero la histórica decisión ya se ha adoptado no sin polémica en la Comisión Estatal de Patrimonio Natural del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, donde ha sido necesaria una segunda votación para incluirlo en la Lista de Especies Silvestres de Protección Especial. Hasta ahora, el emblemático cánido salvaje, símbolo de una España en extinción, estaba protegido al sur del Duero pero aún se consideraba especie cinegética al norte de esa frontera geográfica. A partir de ahora gozará del mismo estatus en todo el país, lo que inevitablemente permitirá la reconquista de territorios donde no se le ve desde hace años, como es Sierra Morena.
“Ese es uno de los motivos por el que se ha pedido la protección total del lobo en el conjunto de España”, reconoce el coordinador de Conservación de WWF España, Luis Suárez, convencido de que, cuando no se pueda abatir, el lobo regresará a las sierras del Norte de Andalucía. El depredador podría encontrar dos rutas naturales de entrada: a través del Sistema Ibérico, por Albacete, o por los montes de Extremadura. “Serían las dos maneras más factibles, porque la especie tiene una gran capacidad de colonización. Lo que no podemos es garantizar los plazos ni los tiempos, aunque lo esperable es que las poblaciones crezcan”, asume Suárez.
Los indicios más cercanos de Canis lupus al Sur de Sierra Morena se remontan al año 2013, cuando el Centro de Análisis y Diagnóstico de la Fauna Silvestre, con sede en Málaga, certificó la recogida de cinco excrementos de lobo, tres de ellos en la Sierra de Andújar (Jaén), y dos de ellos en el continuo de bosque mediterráneo formado por las sierras de Hornachuelos y el Norte de Sevilla. Desde esa fecha no hay otros indicios. Ni observación directa ni ningún tipo de evidencia.
La enorme dispersión del cánido y su capacidad de recolonización empieza a dar sus frutos en España. En la actualidad, el lobo ibérico ha llegado desde el norte a Madrid a través de la Sierra de Guadarrama y se estima que hay dos manadas reproductoras en la sierra madrileña. Así, la esperanza de expertos y amantes de este animal es que el lobo atraviese Castilla la Mancha y alcance finalmente Extremadura y Andalucía, como constata Suárez y ha dejado claro el extinto Life.
En todo este proceso, WWF España echa en falta el liderazgo de la Junta de Andalucía, que “ya debería estar trabajando en un plan de recuperación de la especie, pero no parece que haya voluntad”, lamenta Suárez. “No basta con esperar a los animales. El regreso tiene que ir acompañado de una política activa que no está existiendo, y es su obligación porque la especie cuenta con la misma protección que, por ejemplo, el lince”, recuerda.
Y lo cierto es que, en Sierra Morena, el lobo encontraría unos “hábitats idóneos” para su coexistencia con la población local, según las conclusiones obtenidas por el Life. Aquí se registra una alta densidad de presas silvestres y además existen enormes y continuas extensiones sin apenas interferencia con el hombre ni aprovechamientos ganaderos, con bosques mediterráneos muy bien conservados. Se estima que una manada de lobos necesita entre 10.000 y 50.000 hectáreas de campeo para sobrevivir, un territorio disponible al Norte de Córdoba, Jaén, Sevilla y Huelva.
Dos tercios de la población, a favor de la protección
La oposición de la población a vivir cerca del lobo es el principal frente que deben solucionar las administraciones para implementar planes conservacionistas, aunque esto parece cambiar. Y es que dos tercios de los vecinos del área de la Sierra Morena cordobesa y jiennense considerna que el lobo ibérico debería protegerse para evitar así su extinción, al tiempo que reconocen el papel que juega como policía sanitaria y elemento clave en el equilibrio de los ecosistemas. Es el resultado de la encuesta realizada al cierre del proyecto Life sobre el lobo, finalizado el pasado diciembre.
Por ello, un 50% de los habitantes de las localidades más cercanas al hábitat de este animal se muestra en “total acuerdo” con la existencia de planes de conservación del mismo, un porcentaje que se eleva hasta el 63,05% en las capitales cordobesa y jiennense. Estas son algunas de las conclusiones que se pueden extraer que la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible realizó entre la población del área de la Sierra Morena cordobesa y jiennense, además de en las respectivas capitales provinciales para conocer cómo han variado las opiniones, actitudes y creencias acerca del lobo ibérico desde el inicio del Life Lobo en Andalucía, en el año 2016.
El informe refleja un aumento porcentual en la percepción general de que la presencia del lobo se está reduciendo en Sierra Morena en los últimos años (en torno al 90% de los encuestados frente al 80% en 2017), y destaca en ambas áreas como principal utilidad del lobo su labor para eliminar las piezas de caza enfermas y su contribución a evitar epidemias (30,17%), seguida de su valor como especie natural y, en tercer lugar, el interés científico y cultural del lobo y el equilibrio que aporta al ecosistema. En un 80% no es percibido como una amenaza para el ser humano.
En la actitud hacia los animales silvestres, la población refleja una mayor conciencia ecológica y proteccionista en la segunda encuesta. Un 8,34% de la población consultada en 2020 (frente al 7,26% en 2017) considera que la actividad humana debería estar limitada cuando afecte a la supervivencia de una especie. El patrimonio relacionado con el lobo que más se reconoce siguen siendo las historias y leyendas (40,38% en los municipios y 51,95% en las capitales), seguidas de cuentos populares y anécdotas personales.
Además, los resultados obtenidos en esta segunda encuesta permiten afirmar también que sigue existiendo tras el desarrollo del Life un amplio consenso en una actitud positiva hacia el lobo, entendiendo como tal aquella en la que los individuos muestran su acuerdo con la preservación de la especie y con la limitación de todos aquellos comportamientos que puedan ponerla en peligro (más del 70% se mostraba en 2017 en desacuerdo con la extinción del lobo y en 2020, lo hace el 75%).
Frente a solo un 1,92% de individuos en los municipios de Sierra Morena que considera que no debe llevarse a cabo ningún tipo de actuación en pro de la conservación del lobo, el resto de las acciones son mayoritariamente apoyadas en las dos áreas de estudio. En ambos hábitats, la opción que más ha incrementado sus menciones es la de crear zonas protegidas y vetadas a la caza (44,12% en los municipios y 58,77 en las capitales). En los municipios también se incrementa la opción de los planes de reintroducción o suelta, mientras que las capitales priorizan la formación a los ganaderos.
En relación con el atractivo turístico del lobo, una parte de la población se muestra indecisa o indiferente; no obstante, la tendencia de la mayoría se inclina hacia considerar que mejora la imagen de la zona e incrementa el atractivo turístico. Un tercio de la población de la zona considera que el lobo es beneficioso para el turismo de la zona
El análisis sociodemográfico de la muestra permite observar por ejemplo cómo los hombres se preocupan menos por que el lobo viva cerca de su zona y valoran su atractivo turístico, mientras que las mujeres se inclinan a valorar los planes de conservación y la necesidad de llevarlos a cabo. También se desprende del informe que las personas de más de 55 años tienen una actitud más negativa hacia el lobo que los grupos de menor edad.
Los resultados de la encuesta chocan diametralmente con la aprobación por parte de una veintena de ayuntamientos cordobeses, casi todos los ubicados en Sierra Morena, de mociones impulsadas por la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) Córdoba contra la recuperación de este depredador. Hornachuelos, Espiel, Obejo, Añora, Dos Torres, Valsequillo, El Guijo, Villanueva de Córdoba, Villaharta, Villanueva del Duque, Fuente Obejuna, Villanueva del Rey, Villaviciosa de Córdoba y La Granjuela, oficialmente, se oponen.
Asaja: "Es un ataque al mundo rural"
Desde que el proyecto Life empezara a dar sus primeros pasos en Andalucía, Asaja Córdoba ha liderado en la comunidad la oposición a la protección del lobo, una crítica que ahora ha arreciado con la inclusión de la especie en el Listado de Especies Silvestres en régimen de Protección Especial, al entender que supone “un ataque a la ganadería extensiva y al mundo rural en el Norte de la provincia”.
“La presencia del lobo es incompatible con esas actividades económicas que son las que generan riqueza, empleo y mantiene la población en esos pueblos”, advierte Asaja. De este modo, los pueblos y comarcas de estas zonas rurales “no pueden permitirse un freno a la actividad económica que ocasionaría el despoblamiento de los mismos”, y supone un grave perjuicio en contra de los intereses de los ganaderos y el desarrollo económico de la zona de Los Pedroches, el Alto Guadiato y Sierra Morena.
Para Asaja Córdoba, esta medida puede suponer un primer paso para declarar al lobo en peligro de extinción, lo que conllevaría obligar a las comunidades autónomas a desarrollar “innecesarios planes de recuperación”, lo cual supone “una temeridad” porque el lobo causa enormes daños económicos a quienes verdaderamente mantienen el medio ambiente en el mundo rural, que son los titulares de explotaciones ganaderas o cinegéticas.
Seguir por este camino solo puede conducir a la despoblación de las zonas rurales y a que la economía de todos esos pueblos y comarcas se vea gravemente dañada”, incide Asaja, que considera asimismo que “la presencia del lobo es un ataque a la dehesa, catalogada como reserva de la biosfera por la Unesco” teniendo en cuenta que la ganadería es quien la crea y mantiene; y, sin embargo, el lobo puede acabar con la ganadería.
El ejemplo francés
En Francia, donde la especie había sido erradicada a finales de los años 30, llegó en 1992 una pareja de lobos procedentes de Italia que ha dado lugar a que, en la actualidad, se registren cerca de 360 ejemplares que forman unas 50 manadas. Y en 2023 se espera alcanzar la cifra de 500 ejemplares. A partir de esta realidad, las autoridades galas fueron articulando un plan de acción que ha permitido la conservación del cánido y la respuesta gubernamental a las necesidades generadas por su presencia.
También te puede interesar
Lo último