Cribaje masivo de covid-19 en Lucena: colas, dudas, nervios y responsabilidad

Subbética

Los primeros indicios apuntan a una participación muy alta, prácticamente el total de los convocados

Galería gráfica: Así transcurre el cribado masivo del covid-19 en Lucena

Dispositivo emplazado en el Pabellón Polideportivo.
Dispositivo emplazado en el Pabellón Polideportivo. / Juan Ayala
Manuel González

24 de septiembre 2020 - 14:35

Voluntad de contribuir al interés colectivo, hasta flirtear, en algunos casos, con el entusiasmo; deseo indisimulado de saber si la prueba vierte un resultado positivo. Y, por encima de cualquier otra aspiración, ayudar a conseguir erradicar un virus que tantas aflicciones humanas, afectivas y económicas está provocando en Lucena.

Son sensaciones irradiadas por algunos de los 1.900 vecinos de la localidad convocados al primer cribado masivo de coronavirus desarrollado en Andalucía. La perturbadora cercanía a los 1.000 positivos por 100.000 habitantes –el índice ya ha retrocedido a los 701- ha impulsado este operativo sanitario materializado en tres puntos del casco urbano: el Paseo de Rojas, próximo al centro de salud 1; el Castillo, enclavado en el centro histórico, y el pabellón polideportivo, ubicado a unos metros del centro de salud 1.

Los ciudadanos seleccionados, adultos con un máximo de 49 años, comenzaron a recibir las respectivas comunicaciones del SAS a primera hora de la mañana del miércoles. “Primero llamé al Ayuntamiento por si era un bulo”, confiesa una mujer de 51 años, requerida para el test de antígenos pese a que supera el límite de edad estipulada. Hasta tres veces telefoneó al Consistorio para cerciorarse de la veracidad del SMS. Un objetivo que logró pasadas las 14:20. Como numerosos voluntarios, desconocía el tipo de análisis elegido en este testeo masivo y advertía de que padece una enfermedad inmunológica. Sin titubear, demanda “medidas aún más restrictivas”.

El cribado masivo de covid-19 en Lucena.
El cribado masivo de covid-19 en Lucena. / Juan Ayala

La confusión y ciertos errores de identificación se han sucedido intermitentemente. Las imprecisiones de la base de datos telefónica del Servicio Andaluz de Salud (SAS) han motivado fallos al remitir la comunicación, generándose desconcierto entre familiares directos. En la puerta del Castillo, una mujer, que acudió diligentemente al punto de extracción de la muestra nasal, se apresuraba a llamar a su hermana porque, realmente, era ella la designada en el registro aleatorio.

“No es tan molesto como decían”, desvelaba, amablemente, un trabajador, en el entorno de la Plaza del Coso, aún joven, de 37 años, sonriente al cumplir con su deber cívico. En torno a las nueve de la mañana -el inicio acusó minutos de retraso, describía, distendido que "ni un minuto ha durado, lo que tardan en introducir el bastoncillo en la nariz". Expresaba gratitud a su empresa por “facilitar” la interrupción de la jornada laboral. “No nos han puesto pegas en el trabajo, al revés, y han avisado a más compañeros”. A sus convecinos, los animaba a aceptar la participación en esta estudio epidemiológico porque “es rápido y lo hacemos por el bien común”.

Colas en los exteriores de los puntos habilitados

Embutidos en monos impermeables azules y provistos de mascarilla, gorro y pantalla facial, nueve enfermeros, tres en cada dispositivo, efectuaban, de forma respetuosa, sosegada y resuelta, unos análisis rápidos, versión avanzada del PCR, y cuyo resultado se conoce en un cuarto de hora. Vallas aportadas por el Ayuntamiento, unidas por cintas de seguridad, conformaban circuitos de entrada y salida, sin una excepcional vigilancia, a los emplazamientos habilitados. La ausencia de carteles indicativos causaba equivocaciones al emprender la ruta correcta. La permisividad de movimientos, también a los medios de comunicación, y la preservación de las rutinas, por ejemplo, de limpieza, ha favorecido la conservación de una atmósfera de relativa normalidad.

Colas en el Castillo del Moral.
Colas en el Castillo del Moral. / Juan Ayala

Otra mujer, de 46 años, solicitaba respuestas a varios interrogantes. En primer lugar, no acertaba a comprender por qué debía asistir al Castillo si su domicilio se radica en la zona del Paseo de Rojas y tampoco entendía qué características o aspectos particulares sustentaban su elección. “Yo soy familia numerosa, a lo mejor por eso me han cribado”. Más contundencia exteriorizaba al indicar que “con todo el susto por tantos contagios, lo tendrían que haber hecho antes, pero está bien que lo hagan, así sabremos realmente si la gente está contagiada o no”.

El discurrir de la mañana confirmaba los primeros presagios al contemplarse las primeras colas, de decenas de concurrentes, en un lateral del pabellón cubierto. La respuesta a la llamada ha sido sobresaliente y solamente se producen bajas aisladas.

El resultado general se conocerá este sábado

Salud telefoneará, a lo largo de la jornada, a quienes hayan dado positivo por coronavirus. En cambio, un mensaje informará a los que sigan esquivando el covid-19. El balance global se obtendrá el sábado.

“Siguiente” despunta, sin ningún término competidor, como la palabra más repetida en el tramo final de la fila. Una mujer recibe su “primer regalo de cumpleaños”. Inicia la celebración de su medio siglo en el albero del recinto amurallado e insiste en recalcar que, “des positivo o negativo, si eres contacto de un contagiado, te tienes que quedar en casa”. Abundando en esta idea, precisa que “el problema es no respetar la cuarentena” y, junto a ella, una compañera de turno aseguraba haber visto “a muchos que saben que tienen el virus y salen a la calle”. En una conversación triple, convienen, tres mujeres, en manifestar que “al final pagamos todos, los responsables y los no responsables, esto es de locos”.

Un mujer se somete al test.
Un mujer se somete al test. / Juan Ayala

La jornada avanza hacia el mediodía y aparece, por la avenida Blas Infante, encaminándose hacia la instalación deportiva cubierta, un transportista de 33 años. “He dejado el camión ahí aparcado, he venido de viaje, voy a perder más de una hora, pero me interesa hacerme la prueba”. Su cometido laboral le implica “estar expuesto en la calle” y atiende la petición de la Junta “por mi familia, por mí y por mí gente, me interesa saber si tengo el coronavirus”.

Este cribado de “despistaje” proseguirá durante la jornada de mañana viernes. Es Lucena, un mes después de brotar los primeros contagios de una segunda ola, teñida de negro por hasta seis fallecimientos y que ha resquebrajado la salud de demasiados lucentinos al inocularse el virus en centenares de personas.

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