La arquitecta Mara Portero recrea el castillo natal del Gran Capitán en Montilla
Campiña Sur
La montillana ha obtenido un sobresaliente cum laude en su tesis doctoral, que define como "más un reto personal que otra cosa"
La arquitecta Mara Portero Delgado ha construido tridimensionalmente el antiguo Castillo de Montilla en su época de mayor esplendor, el siglo XVI, poco antes de su demolición para construir un alhorí o granero sobre el espacio palaciego en el que nació Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán.
El trabajo es fruto de su tesis doctoral, calificada con sobresaliente cum laude, presentada en la Universidad de Córdoba y "más de un reto personal que otra cosa", señala la ahora doctora para quien "el Castillo de Montilla ha sido siempre un desconocido para todos los montillanos".
De hecho, según afirma, "hay muchas personas que piensan que el edificio que está ahora mismo construido, que es un alhorí de 1722", es la cuna del Gran Capitán, "y en realidad el castillo está debajo".
Esto animó a esta arquitecta a plantearse una recreación virtual en base a la documentación y estudios que existían y al reto que le propuso uno de los directores de la tesis, el catedrático de Ingeniería Gráfica y Geomática de la Universidad de Córdoba, Francisco de Paula Montes Tubío, "un enamorado de Montilla", que ha tutelado los trabajos junto al arqueólogo y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras Antonio Monterroso Checa.
Hasta ahora, había "algunas recreaciones en plan romántico basadas en textos, pero no son científicas" sobre cómo era el castillo, residencia principal de los señores de Aguilar, que sobre 1722 fue derruido para construir un granero en tiempos de Nicolás Fernández de Córdoba, duque de Medinaceli y marqués de Priego.
Para la reconstrucción, cuyo desarrollo y resultado puede conocerse en http://mara528.wixsite.com/castillomontilla, Mara Portero se ha basado las excavaciones arqueológicas realizadas cuando el Ayuntamiento de Montilla adquirió en 1998 el alhorí, hoy sede de la oficina de turismo, con la idea de instalar el museo del vino.
Con estos trabajos, comenta, "se identificó lo que hay por debajo del alhorí y se obtuvieron unas plantas de los restos que se conservan, que ahora están ocultos" tras la rehabilitación del edificio para su nuevo uso y además "se hicieron unas interpretaciones de los diferentes períodos por los que atravesó el castillo".
También, ha utilizado un escaneado láser que encargó el Consistorio montillano, un proceso que "se basa en una nube de puntos que están geolocalizados", mientras que "la muralla exterior del castillo, que está fuera del alhorí, se ha podido identificar perfectamente".
"Mi problema era cómo hacer las fachadas del edificio, los alzados han sido la mayor dificultad", reconoce Portero, lo que ha solventado con las herramientas informáticas disponibles tras el estudio de la documentación que le ha facilitado la ubicación de "aquellas estructuras que, bajo nuestra hipótesis, estuvieron en pie en época medieval", según recoge en la tesis.
Pese a que "siempre se había dado por hecho en Montilla que en 1508 una cédula de Fernando el Católico hizo que se demoliese el castillo entero" por una rebeldía del primer marqués de Priego, hay dos documentos históricos, aparte de los datos aportados por las las excavaciones arqueológicas, que desacreditan, en su criterio, esta versión.
Se trata de un grabado del artista italiano Pier María Baldi, cronista gráfico de Cosme de Médicis, que a mediados siglo XVII representa "unas torres que son propias de las construcciones medievales" y otro datado en 1639 y realizado por fray Francisco Espejo, "justo de un siglo después que se suponía que se había arrasado el castillo", aunque "se dice que es copia de una portada de 1511".
En su opinión, "o la persona que hizo ese grabado se acordaba perfectamente cómo era, o el castillo no estaba totalmente demolido, que es la hipótesis por la que más me inclino y que sólo se demoliera algunos elementos defensivos".
Mara Portero trabajó también con los planos del arquitecto Juan Antonio Camacho para construcción del alhorí a comienzos del siglo XVIII, "un pionero para su tiempo", ha asegurado.
"Hoy día los arquitectos restauramos los edificios e intentamos respetar las preexistencias que pueda haber, pero en 1722 Camacho elaboró una serie de planos en las que hace continuas referencias a las murallas exteriores, a los fosos, los contrafosos, al aljibe, a todo”, lo que le ha servido "para sacar la planta del edificio".
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