Montilla abrirá en primavera en el Castillo el nuevo museo dedicado al Gran Capitán
Campiña Sur
En las salas se divulgará cómo era el municipio en 1453, cuando nació Gonzalo Fernández de Córdoba, y cuál fue la evolución personal y profesional del militar
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Montilla/Los nuevos espacios museísticos dedicados a Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido popularmente como el Gran Capitán, se abrirán la próxima primavera en la segunda planta del castillo-alhorí de Montilla tras años de gestiones. Estas dependencias, hasta ahora cerradas al público, pasarán a convertirse, gracias a esta iniciativa, en uno de los recursos turísticos más llamativos de la ciudad, como subraya el alcalde, Rafael Llamas, que precisamente esta semana ha visitado el Instituto de Historia y Cultura Militar, en Madrid, junto al cronista de la ciudad, José Rey, y técnicos municipales para explorar vías de colaboración que amplíen los fondos.
La apertura de la sala encara así la recta final de sus preparativos en el sitio histórico donde naciera el insigne militar. La delegación montillana pudo presentar los detalles del nuevo espacio museístico al general de división Antonio Ruiz Benítez, director de este órgano responsable de la protección, conservación, investigación y divulgación del patrimonio histórico, cultural, mueble, documental y bibliográfico militar del Ejército de Tierra.
Llamas ha agradecido “la buena acogida dispensada por la institución, en una visita que era obligada para nuestro Ayuntamiento antes de que Montilla abra las puertas de la sala museística diseñada para rendir homenaje y dar visibilidad al legado del Gran Capitán”. Durante este encuentro, entre otros temas, se ha barajado la posibilidad de que este nuevo espacio pueda exponer, en depósito, una serie de piezas originales de los siglos XV y XVI.
“En cada paso que damos para hacer realidad este ambicioso proyecto, confirmamos la extraordinaria admiración que la figura del Gran Capitán, más de 500 años después de su existencia, despierta en muchos ámbitos y, sin duda, el Ejército es uno de ellos por su condición de capitán general en uno de los momentos más singulares de la historia de España”, razón por la que el Consistorio montillano, en palabras del alcalde, “prepara con mucho mimo y rigor este proyecto que queremos que el Ejército sienta como propio y pueda formar parte de la Cultura de Defensa”.
El contenido museístico se ha proyectado para divulgar cómo era la Montilla de 1453 que vio nacer a Gonzalo Fernández de Córdoba y cuál fue su evolución personal y profesional hasta convertirse en una de las figuras más destacadas de los reinos de Castilla y Aragón bajo los Reyes Católicos por su participación en episodios militares y políticos como la Guerra de Granada, la campaña mediterránea de Cefalonia y las Guerras de Nápoles, donde ejerció como virrey entre 1504 y 1507.
Un pionero de la guerra moderna
Gonzalo Fernández de Córdoba y Enríquez de Aguilar (Montilla, 1 de septiembre de 1453-Granada, 2 de diciembre de 1515), conocido como el Gran Capitán, fue un noble y militar español que alcanzó el rango de capitán general de los ejércitos de Castilla y Aragón por sus batallas durante la Guerra de Granada (1482-1492) y especialmente, por la primera guerra italiana (1494-1498) y la Guerra de Nápoles (1501-1504), cuyos méritos le convirtieron en virrey de Nápoles entre 1504 y 1507, además de ser nombrado duque de Santángelo, Terranova, Andría, Montalto y Sessa. También fue caballero y comendador de la Orden de Santiago. Finalmente regresó a Castilla y sus últimos días ocupó la alcaldía de Loja, trasladándose a Granada unos meses antes de su fallecimiento.
Estratega, táctico y estadista, se le considera el pionero de la guerra moderna, habiendo reformado extensivamente los ejércitos ibéricos para aprovechar el poder de las armas de fuego en manos de la infantería. Sus innovaciones producirían el germen de los tercios españoles y la hegemonía en los campos de batalla de Europa durante más de siglo y medio. Convertido en un general de prestigio internacional, mantuvo estrechas relaciones diplomáticas no solo con la corona de Castilla y Aragón, sino con los mandatarios de los Estados Pontificios, el Sacro Imperio Romano Germánico y las distintas repúblicas italianas, de manera que su persona fuera "la más estimada que hubo en aquellos tiempos, pues tales príncipes, o deseaban tenerle por amigo, o recelaban que les fuese enemigo". En su honor, el moderno tercio de la Legión Española acuartelado en Melilla lleva su nombre.
De fortaleza noble a pósito de grano
Lo que ahora se conoce como el Castillo es en realidad un alhorí monumental edificado con piedras de la fortaleza que fuera residencia principal del Señoría de Aguilar; precisamente, en el interior de sus muros nació el 1 de septiembre de 1453 el Gran Capitán. Su destrucción vino propiciada a manos de Fernando el Católico en 1508, quien estaba deseoso de arrebatar el poder a la nobleza, por lo que aprovechó un desacato al I marqués de Priego, Pedro Fernández de Córdoba, para mandar derruir el castillo, cuyo dueño y señor era el Gran Capitán, quien mandó un escrito al rey para mostrar su disconformidad.
La fortificación fue destruida y, aunque Juana I de Castilla concedió el perdón y permitió su reconstrucción dos años más tarde, los restos nunca se recuperaron y fueron utilizados como cantera durante siglos.
En 1722, el X duque de Medinaceli, Nicolás Fernández de Córdoba y de la Cerca, encargó sobre los restos del antiguo palacio un pósito de grano con el objetivo de suministrar a la localidad. El arquitecto encargado del proyecto fue el cordobés Juan Antonio Camacho, quien también había trabajado para el palacio del duque en Montilla. Los planos del granero se conservan en el Archivo Ducal de Medinaceli en Sevilla. Los Graneros del Duque, como también se denominó al edificio, perteneció a esta familia ducal durante varios siglos hasta que, tras la Guerra Civil, la propiedad fue traspasada al Servicio Nacional del Trigo y, más tarde, al particular García Cobos, dueño del mismo hasta 1998, cuando finalmente lo adquirió el Ayuntamiento de Montilla.
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