Navidad sin agua potable en Los Pedroches y El Guadiato: entre la normalización y la indignación

Zona Norte

Durante ya más de ocho meses, los habitantes de ambas comarcas se han ido adaptando a una situación que desesperadamente parece no tener final en el tiempo

Concentraciones frente a los ayuntamientos en apoyo a los vecinos en huelga de hambre por la falta de agua en el Norte de Córdoba

Licitada la obra de conducción de abastecimiento desde el embalse de La Colada

Una mujer compra dos garrafas de agua en un supermercado de Los Pedroches. / Sánchez Ruiz

Han pasado ya más de ocho meses desde que el pasado 17 de abril se declarara el agua del grifo de Los Pedroches y El Guadiato como no potable para el consumo humano. Un tiempo en el que los habitantes de ambas comarcas se han ido adaptando a una situación que desesperadamente parece no tener final en el tiempo. Nadie imaginaba en esos primeros meses que llegaría la Navidad y seguiría la misma situación. Las reacciones se mueven entre la normalización y la indignación ante el momento que se está viviendo.

La normalización de tener que acudir a las colas del agua con la garrafa en mano para llevar agua potable a las casas es la estampa habitual de todos los pueblos de ambas comarca. Sin embargo, cada vez que una familia tiene que acudir a la cola, el comentario es el mismo, “¿hasta cuándo vamos a tener que vivir esto?”, cuando se encuentran con conocidos, pero la respuesta a veces no es la esperada, “es lo que nos ha tocado”, una resignación que a muchos les cuesta asumir.

Hacer cola con las garrafas en la mano recuerda a aquellos años de antaño en los que se acudía a las fuentes con cántaros, una estampa muy conocida por los mayores, solo que ahora se contamina más. Como cuenta Elena Vargas, una vecina de Pozoblanco que forma parte de la plataforma Unidos por el Agua, que reflexiona sobre "el plástico que estamos produciendo cada vez que cambiamos de garrafa por el sobreuso que se hace de las mismas, pero que, también, se nos olvida que no es recomendable reutilizarlas, y de eso no ha habido ninguna explicación para la ciudadanía desde las autoridades sanitarias, ninguna campaña informativa sobre el uso adecuado para evitar una contaminación añadida en el aguda de las botellas que rellenamos a diario”.

También se ha notado la normalización de esta situación en espacios públicos como las residencias de mayores o colegios. En estos últimos se ha pedido a los padres del alumnado que sus hijos acudan al colegio con dos botellas de agua de las casas, ante la incapacidad de poder rellenarlas en el centro educativo, que habitualmente está siendo abastecido por voluntarios de Protección Civil. En las residencias, la normalización es tener que destinar a trabajadores del centro para que dediquen tiempo laboral a acudir a llenar las garrafas, además de tener que adquirir más agua embotellada “porque en los últimos días la notamos con color”. En las residencias el consumo de agua sigue siendo elevado, no solo en el reparto diario a los residentes, sino también en la preparación de las comidas, por lo que esta normalización ha supuesto un sobrecoste en tiempo y dinero para abastecer en condiciones a los residentes.

En estas fechas tan señaladas, el turismo también se está adaptando a esta situación sobrevenida, con una mayor ocupación de las plazas hoteleras y casas rurales de las comarca. Inma García, quien gestiona dos casas rurales, reconoce que los turistas no muestran sorpresa cuando se les ofrece el agua embotellada, “porque cuando viajan suelen consumir agua de ese tipo o porque en sus lugares de origen el agua no es de la calidad a la que nosotros estábamos acostumbrados”. Sin embargo, el no disponer de agua potable supone un mayor coste para los alojamientos rurales, que deben de abastecer de agua embotellada para beber y también para cocinar, “y no podemos dejarles garrafas reutilizadas, porque está en juego la reputación del alojamiento”.

Los familiares que vuelven por Navidad para celebrar estas fechas en los pueblos sí hacen más preguntas al respecto. Mariluna Castro, de Pozoblanco, espera la llegada de varios familiares para pasar la Nochebuena. “Algunos de ellos -relata- ya saben que no disponemos de agua potable en los grifos, pero tenemos que estar pendientes y recordarles que deben lavarse los dientes con agua de botella y no abrir el grifo para beber en un descuido”, una situación que se sobrelleva cuando son pocos los días que pasan en el pueblo. “Otros familiares han decidido no venir, porque tienen un bebé y no quieren tener que bañarlo con agua contaminada, prefieren evitar riesgos”, argumenta Mariluna.

Cuando no se cuenta con familiares locales que te avisen del correcto consumo del agua sucede como a un cliente de Laura Blanco, que regenta un bar en Pozoblanco, cuando una persona, que llevaba pocos días en la localidad, le preguntó qué pasaba con el agua tras escuchar comentarios cada mañana a la hora del café. Su sorpresa fue que estaba consumiendo agua no potable porque nadie le había informado, y es que como dice Laura, “se echa de menos que exista una campaña informativa desde la administración sobre la prohibición de beber agua del grifo”.

En otro lado está la indignación, un sentimiento colectivo que ha ido creciendo en los últimos tiempos, si se compara el éxito de las últimas convocatorias públicas para manifestarse para pedir una solución al problema por parte de las administraciones. Si la convocatoria de una concentración en Córdoba por parte de los ayuntamientos de Los Pedroches y El Guadiato fue suspendida el pasado mes de noviembre por falta de respaldo ciudadano, en la última semana se ha notado un generoso incremento de movilizaciones en todos los pueblos para pedir lo que se considera un derecho básico, libre acceso al agua potable.

En el análisis de este cambio podría decirse que la huelga de hambre de los cuatro miembros de la plataforma Unidos por el Agua en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Villanueva de Córdoba ha sido el punto de inflexión para que la ciudadanía salga a la calle. Este hartazgo ciudadano ha quedado patente con la concentración planteada por la plataforma ciudadana, que ha convocado el próximo 29 de diciembre a los habitantes de ambas comarcas en el bulevar de la Avenida Villanueva de Córdoba en Pozoblanco, a partir de las 19:00.

En la última concentración celebrada en la puerta del Ayuntamiento de Pozoblanco, en la noche del viernes, tras el comunicado del abandono de la huelga de hambre por los cuatro integrantes de la plataforma ciudadana, Pedro, Miguel, Paco y Maru, los aplausos y los gritos de “valientes” fueron continuos para dos de sus protagonistas, a la vez que se escuchaban voces anónimas pedir a los alcaldes más respeto y más implicación con sus vecinos.

Mientras que la situación se solucione, dentro del clima de normalización e indignación, se espera que se cumplan los plazos prometidos por la Diputación de Córdoba sobre las actuaciones que permitirán potabilizar el agua de La Colada y Sierra Boyera, aunque desde la plataforma ciudadana Unidos por el Agua, "esto sigue siendo un parche a un problema que hay que abordar con medidas contundentes a largo plazo", por ello tienen las esperanzas puestas en el diálogo que se va a abrir entre el secretario general de Medio Ambiente del Gobierno central y la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.

Solo queda pedir a los Reyes Magos de Oriente que traigan el agua potable, un mensaje que ya se ha hecho viral gracias al video realizado por todos los institutos de Educación Secundaria de Los Pedroches y El Guadiato, en el que el alumnado renuncia a sus esperados regalos para que de una vez por todas se vuelva a tener agua potable en los grifos.

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