El nieto que creía que había perdido a su abuelo cordobés en Auschwitz

Los Pedroches

Tomás Romero Crespo recupera la vida de su abuelo, Eusebio Crespo Díaz, de Torrecampo, represaliado del franquismo, en el libro 'Volver del olivo'

Tomás Romero Crespo, con el libro 'Volver del olvido'. / Rafa Alcaide / Efe
Efe

16 de mayo 2022 - 20:32

Tomás Romero Crespo confiesa que sobre la historia de su abuelo, Eusebio Crespo Díaz, solo sabía que había nacido, como él, en Torrecampo (Córdoba) y que había muerto a manos de los nazis, pero "hasta en el campo de concentración estaba equivocado, pensaba que era Auschwitz".

La vida de su abuelo "había estado totalmente olvidada, tanto en el pueblo como en la familia, prácticamente nunca se había hablado en mi casa de mi abuelo ni de lo que le había ocurrido", señala en una conversación.

Ello, achaca, fue fruto de "la represión que durante muchos años sufrieron mi abuela y mi madre" que "le obligó a quedarse calladas y permanecer totalmente en el olvido y pasar los años y no llegar nunca a saber nada de ello".

En el verano de 2020 se topó con la noticia de que se iba a homenajear al último superviviente español de los campos de exterminio nazi, Juan Romero Romero, "y de pronto dicen de Torrecampo".

"Algo me entró por el cuerpo sobre si habría conocido a mi abuelo, si sabría algo de él" y de ahí le nace "una inquietud de querer comunicarme con él", confiesa.

Juan Romero falleció el 4 de octubre de ese mismo año, sin que Tomás Romero Crespo tuviese opción de conocerlo, pero eso no le desanimó para emprender un camino que duró dos años para reconstruir la historia de su abuelo y salir del error: No murió asesinado en Auschwitz, por donde ni siquiera pasó, sino en el campo de Gusen el 2 de febrero de 1942.

Eusebio Crespo Díaz había nacido en 1908 y como tantos republicanos españoles se alistó una vez en exilio, tras la Guerra Civil, en el ejército francés, en cuyo territorio fue hecho preso por los alemanes el 16 de junio de 1940 para ser internado el 2 de abril de 1941 en Mauthasen, tras pasar por tres campos de prisioneros.

Lo que se empezó con el interés de "traerlo del olvido y dárselo a la familia y al pueblo" acabó en un libro, Volvió del olvido (Círculo Rojo, 2021), donde se centra principalmente en la figura de su abuelo pero también hace un recorrido por sus paisanos de Torrecampo que hicieron el mismo periplo hasta pasar la frontera, donde sus destinos se separan en ocasiones.

Este libro lo tiene dedicado "a tres personas que, desde el más allá, me han acompañado dándome ilusión y fuerza para escribir esta historia", su "querida madre", su "adorada abuela" y "a mi abuelo, al que, aunque no llegué a conocer, siempre tendré en mi recuerdo".

Con esta edición ha colmado su objetivo que no es otro que el de "rescatar del olvido, la justicia, la reparación, la dignidad, la memoria de todos estos antepasados que pasaron por un campo de concentración nazi"” y que, en el caso de su abuelo, le ha permitido "honrar su memoria".

Ha sido un proceso muy laborioso porque, según subraya, la información estaba muy dispersa y en muchos de los archivos de referencia era inexistente, por lo que le fue necesario ir "profundizando en cada momento, en cada sitio, por dónde pasó, y vas teniendo los resultados que me han demostrado toda la vida, desde que salió del pueblo hasta su fallecimiento".

Tomás Romero reconstruye en Volvió del olvido cómo su abuelo, ante la tesitura de esperar a ser llamado a filas por su quinta al Ejército Popular o presentarse como voluntario a las pruebas del Cuerpo de Carabineros de Infantería, lo que le daba cierta garantía de alejarse del frente, opta por esta segunda posibilidad, donde logra su ingreso el 2 de febrero de 1938.

Tras un primer destino en Cartagena, pasa como voluntario a la Brigada Mixta 103, que batallaba en el frente de Córdoba-Extremadura y, tras la derrota republicana en el Norte de la provincia cordobesa, emprende un periplo que acaba con su muerte en Gusen.

Hoy, Eusebio Crespo Díaz es hijo predilecto de Torrecampo y tiene una placa Stolpersteine "delante de su casa, de la que debió ser su casa si no hubiera fallecido", con la que se recuerda a las personas asesinadas en los campos de exterminio nazi.

Para su nieto, "tenía la misión de explicarle a la gente en qué consistía, esto no consiste en poner una placa a alguien que murió en la guerra, fue un genocidio que se le hizo a un grupo de republicanos españoles, todo el mundo sabía lo que le había ocurrido a los judíos, todo el mundo estaba de acuerdo sobre el genocidio contra el pueblo judío, hablaba y le decía que a nuestros republicanos le pasó lo mismo”, explica.

Porque con su investigación, Tomás Romero ha querido transmitir que "esto no iba ni de derechas, ni esto iba de izquierdas, ni de nacionales ni de republicanos, que esto era un genocidio”.

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