Así será el nuevo mercado de abastos de Bujalance: 16 puestos, muy luminoso y 50 plazas de aparcamiento

Comienza la cuenta atrás para que la localidad de Bujalance cuente con un nuevo mercado de abastos. Y será amplio, más luminoso, totalmente accesible y con las últimas innovaciones tecnológicas y en materia de sanidad e higiene. El Ayuntamiento bujalanceño ha hecho público este viernes el proyecto vencedor del concurso de ideas convocado el pasado mes de julio para seleccionar cómo será la futura plaza, que contará en la planta semisótano con un parking.

La propuesta presentada por los arquitectos Jesús Jiménez Lara, Juan Agustín Castro Martínez y Miguel Manzano Coca ha sido la vencedora, lo que da pie a iniciar el proceso burocrático y constructivo del nuevo inmueble. Supondrá una inversión global de 1,36 millones de euros, uno de los mayores montantes que asumirá el Consistorio bujalanceño en el actual mandato.

La propuesta ganadora dispone una planta de semisótano en la que se ubicarán cerca de 50 nuevas plazas para el estacionamiento de vehículos y, sobre esta, se apoyará el mercado propiamente dicho. Tendrá espacio para la instalación de 16 puestos y, al menos, 200 metros cuadrados útiles reservados para otros usos afines y complementarios.

La alcaldesa, Elena Alba (PP), ha subrayado que, para los vecinos bujalanceños, el mercado constituye un servicio público de "prestación irrenunciable" por parte del Ayuntamiento y, necesariamente, "ha de seguir formando parte de la tradición local". El nuevo proyecto, por tanto, "contribuirá en la medida de lo posible tanto al mantenimiento de la base de negocio de pequeñas empresas familiares que actualmente desempeñan su actividad en este equipamiento, como a la sostenibilidad del comercio en el recinto histórico-artístico de la localidad".

Todos estos objetivos enlazan, además, de forma directa, con la vocación última de las ayudas económicas que proporcionan al proyecto otras administraciones públicas, ha agradecido Alba; tal es el caso de la Diputación de Córdoba, a través de los Planes Provinciales en Inversiones y Servicios de la Administración Local.

A partir de ahora se abre un laborioso procedimiento, ha explicado la primera edil. Tras el cese temporal de las actividades y el traslado de otros usos que se desarrollan actualmente en los locales del propio mercado, como el centro de adultos, se procederá a la demolición del inmueble. Para ello, ya se cuenta con el informe favorable de la Consejería de Cultura, teniendo en cuenta que toda la zona está declarada Conjunto Histórico Artístico.

Con la construcción del mercado, el Ayuntamiento tiene prevista la reurbanización de todo el entorno del nuevo equipamiento. El plan incluye la reposición de infraestructuras obsoletas de saneamiento, abastecimiento de agua potable y alumbrado público, así como la mejora de la accesibilidad y la imagen urbana de las calles a las que recaerá el nuevo mercado. Para estas últimas actuaciones, ha explicado Alba, se recurrirá a las ayudas que proporciona, a través el Programa de Fomento del Empleo Agrario (PFEA), el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), la Consejería de Administraciones Públicas de la Junta de Andalucía y la propia Diputación de Córdoba.

La alcaldesa ha expresado su "satisfacción" por el alto nivel de exigencia y colaboración entre todas las administraciones implicadas en el proyecto y ha concluido que, "gracias a la aportación de todas ellas, cada una desde su esfera competencial, se obtendrá finalmente un nuevo mercado, más accesible y coherente con su tiempo, que evitará la obsolescencia de la zona donde se encuentra".

Castrado desde 1945, se sabe que el actual mercado municipal de abastos de Bujalance fue construido poco antes, en época de postguerra a fin de reconstruir, mediante el recurso al autoconsumo y el fomento de una economía primaria un tejido socioeconómico ciertamente empobrecido. El edificio, sin autor conocido, se implantaría en una gran manzana de 1.108 metros cuadrados de superficie, lo que implicó derribar edificaciones de menor tamaño para acomodarse a un tejido residencial que en julio de 1983 sería declarado Bien de Interés Cultural (BIC).

Desde el punto de vista constructivo, a media altura entre las rasantes de las calles Pintor y Ancha de Palomino, una gran nave de 950 metros se apoya sobre un zócalo de escasa altura. Se configura así un edificio en “U” bastante hermético, pues apenas unas cuantas aberturas permiten la entrada de luz natural al recinto, de todo punto inaccesible y cuyos costes de actualización, a fin de cumplir el conjunto de prestaciones que hoy se demandan de las edificaciones, comprometen su rehabilitación efectiva, tal y como asumió el Ayuntamiento en la exposición del conjunto de ideas.