Las Olimpiadas Rurales de Añora: la competición por el gran adoquín de granito

Los Pedroches

Salto a piola, el garrote, la cucaña, los mizos, lanzamiento de adoquín o carrera de sacos son algunas de las pruebas

La cita olímpica reúne este año a 48 equipos y cerca de un millar de personas

Las mejores fotos de las Olimpiadas Rurales 2024 de Añora

Las mejores fotos de las Olimpiadas Rurales de Añora
Una de las pruebas de las olimpiadas / Sánchez Ruiz

Añora se convierte un año más en el epicentro de la comarca de Los Pedroches el primer fin de semana de julio, en el que se reúnen miles de personas que disfrutan y en el que se disputan las pruebas de las Olimpiadas Rurales de Los Pedroches. En su decimoquinta edición, las olimpiadas vuelven a poner el foco de atención en el mundo rural, en la apuesta por fijar la población y ofrecer encuentros deportivos de carácter intergeneracional como una experiencia de vida posible en un encuentro como este.

Las olimpiadas rurales, que cuentan con un presupuesto de 80.000 euros, se celebran desde hace ya tres lustros en Añora. Las cifras que presenta este año resultan apabullantes: 15 ediciones, 48 equipos o selecciones que suman 960 participantes, algo más de un centenar de voluntarios, 16 pruebas olímpicas y miles de personas que acuden a esta cita y que participan en ella como animadores de equipo o como meros espectadores para disfrutar de estos juegos. Además, todos ellos duplican con creces la población de este pequeño municipio pedrocheño durante el fin de semana.

La lucha olímpica por el adoquín

Participantes en una de las pruebas
Participantes en una de las pruebas / Sánchez Ruiz

Pero más allá de las cifras se encuentran varios aspectos, como la experiencia vivida, el compañerismo, la deportividad, las ganas de participar, la pelea por el gran adoquín de granito, y la convivencia y hospitalidad que se vive durante estas tres jornadas en Añora. Los equipos que vienen de otras localidades de la comarca de Los Pedroches, de distintos puntos de la provincia cordobesa, de comunidades autónomas vecinas, son los que provocan que las calles de Añora se conviertan en una paleta de colores con un amplio repertorio del Pantone, porque son muchos equipos, muchas camisetas y muchos colores. Hasta las ventanas y balcones de las casas lucen las banderolas de colores de las Olimpiadas Rurales de Los Pedroches, porque los vecinos se mezclan con los participantes para vivir esta experiencia única.

No hay olimpiada que se precie que no cuente con su desfile de selecciones por las calles del pueblo, con la presentación de las mismas ante el público, con la ceremonia inaugural donde además del encendido de la llama, siempre se pone en valor el juego limpio, el recuperar esos juegos que antaño se jugaban en las calles y plazas de los pueblos, donde más que deporte es habilidad para dominar unos juegos que se pretenden no caigan en el olvido y formen parte del imaginario colectivo de las diferentes generaciones de Los Pedroches.

Y es precisamente este concepto de intergeneracional el que se cuela en las selecciones, donde hay participantes desde los 16 años hasta los 99 años o más, según te permita el cuerpo, porque hay pruebas que dominan quienes las han practicado desde siempre, como es el porteo del cántaro, los mizos o el pingané. Una habilidad que poco a poco se está traspasando a las nuevas generaciones, que vienen con fuerza para que estos juegos como la comba, la soga, la cucaña, el salto a piola, la carretilla y otros, sean los verdaderos protagonistas, año tras año, de un encuentro intergeneracional de compañerismo y deportividad.

El calor de julio no es inconveniente para que todos los equipos se dejen la piel en las pruebas. La noche del viernes, tras el desfile y la ceremonia inaugural, se celebraron las tres primeras pruebas, donde la agilidad, la destreza y la fuerza son el factor decisivo para superar la cucaña, el salto a piola, o el garrote. Y lo mejor de todo es que Añora entera se vuelca en esta cita, con todo el pueblo y sus localizaciones más típicas como el tablero de juego de estas olimpiadas: la Plaza de Toros, el Recinto Ferial, el polígono industrial, el parque periurbano, la Plaza de España, el patio del colegio, la ermita de Nuestra Señora de la Peña, la calle Pedroche y el campo de fútbol. Estas son todas las localizaciones posibles para poder disputar de las pruebas por todo el pueblo.

Mizos, zancos y la sillita de la reina

El integrante de un equipo durante una de las pruebas
El integrante de un equipo durante una de las pruebas / Sánchez Ruiz

La jornada más intensa es la del sábado, que aglutina el grueso de las pruebas, con los mizos en Los Pozuelos, seguido de los tiraores en la plaza de Breña Alta, el adoquín en el polígono El Cajilón y las carreras de sacos en la calle Pedroche. Después viene el momento del descanso, la comida y la siesta, porque en las olimpiadas la hora de la siesta se respeta en Añora, como buen pueblo que es.

Un baño en la piscina para refrescarse antes de encarar la tarde noche del sábado que viene cargada de pruebas, empezando por los zancos, seguido por las cintas en bicicleta, la soga, la carretilla y una de las pruebas más divertidas de la noche que es la sillita de la reina, donde se permiten disfraces, y donde los participantes acaban mojándose sí o sí. El baile cierra esta jornada de sábado, pero no solo con la orquesta que se ameniza la velada a los participantes y visitantes, sino con la jota noriega, donde el ritmo y el salto son fundamentales para una buena ejecución.

Y para la jornada del domingo, cuando los participantes ya tienen instalado el cansancio en su cuerpo, aún quedan tres pruebas más, el pingané, la comba y la prueba estrella que es el porteo de cántaros. Agua, mucha agua fresca de pozo para aliviar el calor en estos últimos momentos de las Olimpiadas Rurales de Los Pedroches, antes de conocer a los vencedores de los adoquines de granito, que como medallas de oro, plata y bronce, solo que en adoquines de mayor o menor tamaño, se irán entregando a los equipos vencedores, antes del broche de oro que es conocer el equipo ganador de las decimoquintas Olimpiadas Rurales, la selección que se lleva el adoquín de granito más grande, y también kilos de experiencias vividas y compartidas junto al resto de selecciones olímpicas.

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